Detengamos el nuevo ataque a los derechos de conciencia

Richard M. Doerflinger

16 de septiembre de 2011

Los estadounidenses han expresado muchas opiniones diferentes acerca de la anticoncepción y la esterilización. Pero casi todos están de acuerdo en algo: El gobierno no debe obligar a nadie a actuar conforme a la opinión de otra persona sino la propia.

Ese consenso pudo haber terminado el 1ro de agosto, cuando el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS, sigla en inglés) anunció que requerirá prácticamente a todos los planes de salud privado en los EE. UU. que cubran el amplio espectro de drogas y dispositivos anticonceptivos y procedimientos de esterilización, como también "educación y consejería para todas las mujeres en edad fértil" para fomentarlos. El HHS lo exigirá conforme la nueva orden de la ley de reforma al sistema de salud de cobertura de "los servicios preventivos" sin copagos ni gastos de bolsillo. Incluso la gran mayoría de organizaciones religiosas deben cumplir, o dejar de proveer cobertura de salud.

Afortunadamente, el HHS permite comentarios públicos sobre esta decisión hasta el 30 de septiembre. Todos los que se preocupan por el respeto del gobierno a la libertad de conciencia tienen que elevar su voz ya.

La Conferencia de obispos católicos nos facilita hacer esto visitando el sitio digital www.usccb.org/conscience.Los visitantes pueden enviar un mensaje electrónico preparado al HHS, agregar sus propios comentarios personales si lo desean, y aprender más sobre la cuestión.El mensaje preparado y materiales relacionados se enfocan en tres puntos:

  1. El embarazo no es una enfermedad:La idea detrás de "servicios preventivos" es asegurar que las enfermedades peligrosas se eviten en primer lugar, o se detecten temprano, para que luego no necesitemos tratamientos curativos más riesgosos y costosos.Casi todo el debate en el Congreso sobre "servicios preventivos para mujeres", por ejemplo, se refería a prevenir el cáncer de seno.El embarazo simplemente no pertenece a esta lista de enfermedades; es un estado saludable y natural por el cual cada uno de nosotros vino al mundo.Y si el gobierno está comprometido a evitar el embarazo ahora, porque es la clase de afección que de otro modo necesita una "cura", se crean las condiciones para obligar a cubrir el aborto.Los anticonceptivos recetados también suponen sus propios problemas a la salud que incluyen un mayor riesgo de accidentes cerebrovasculares, sida y algunos cánceres.
  2. Cobertura de drogas abortivas:El cambio de anticoncepción a aborto es incluso más evidente en la insistencia del HHS en cubrir todas las drogas aprobadas por la FDA para la anticoncepción.Algunos "anticonceptivos de emergencia" aprobados por la FDA pueden funcionar interfiriendo con la capacidad del embrión de implantarse en el seno materno, asegurando la muerte de un ser humano recién concebido, y eso constituye un aborto en la doctrina católica.Una droga de ese tipo, "Ella", un análogo cercano a la droga abortista RU-486, podría inducir abortos tiempo después de la implantación.
  3. Supresión de la libertad de religión:La legislación federal siempre dio libertad a las organizaciones católicas para ofrecer coberturas de salud conforme a sus convicciones morales y religiosas, ya sea que esa cobertura se ofrezca a empleados, estudiantes en colegios católicos o el público en general.La exención religiosa en la nueva regla de HHS trata solamente la primera de estas tres situaciones, y lo hace de forma pésima.Para proporcionar un plan de salud católico incluso a sus propios empleados, una organización católica debe enfocarse en enseñar doctrina religiosa, despedir a sus empleados no católicos y negarse a proveer atención de la salud y otros servicios pro vida a cualquier individuo excepto a católicos.Jesús mismo, que ayudó y sanó a personas de distintas creencias, no sería "lo suficientemente religioso" para calificar para esta excepción extrañamente limitada.

Por estas razones, la actual orden del HHS para la cobertura de anticonceptivos no debe implementarse.Por sobre todas las cosas, cualquier política sobre este tema no debe tener relación con el aborto ni con violar la libertad religiosa.Si trabajamos juntos, podremos logar que el gobierno federal se dé cuenta.


Richard M. Doerflinger es subdirector del Secretariado de Actividades Pro-Vida de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos.Visite www.usccb.org/conscience para informarse sobre la campaña de los obispos para proteger los derechos de conciencia.