Un amor que da vida en un mundo violento

Kimberly Baker

1° de febrero de 2013

La Madre Teresa a menudo decía que el aborto era la amenaza más grande a la paz enel mundo. Dondequiera que haya violencia contra la vida, ya sea física, psicológica o emocional, nunca habrá paz verdadera.

Perder el respeto por la vida empeora el ciclo de violencia en la sociedad. Cada vez que tiene lugar un aborto, hay dos víctimas: el bebé y la madre. La promociónde la eutanasia y del suicidio asistido por los médicos apoya la idea de que lavida de los ancianos y de los enfermos no son "dignas de ser vividas". Esta idea, junto con una cultura que antepone la gratificación personal a la ayuda a los necesitados, que anima a los más jóvenes a percibir a los ancianos como una carga, poniéndolos más en riesgo de sufrir abusos y el abandono.

El respeto por la vida se fomenta en las familias, en especial en las experiencias de la infancia y los años de formación. ¡Qué importante es educar a los niños ya los jóvenes desde una edad temprana sobre su dignidad personal y despertar enellos conciencia por la dignidad de los demás! Basta con observar el patio dejuegos de cualquier escuela para ver niños que son objeto de las burlas, de la intimidacióny de la discriminación de niños más fuertes o más populares, ya sea porquetengan necesidades especiales, características físicas poco comunes u otros atributos. Algunas veces estos niños viven el intimidación y la discriminación delos demás incluso entrada la adultez y entonces las víctimas del intimidación algunas veces responden de maneras violentas o inadecuadas en sus comunidades locales.

En contraste con la violencia de la mentalidad anti-vida, el respeto por la vidacultiva la paz. El respeto por la vida surge al reconocer la dignidad de cada ser humano. Se arraiga en el amor, el cual todos necesitamos para vivir. Una persona sin amor está en guerra consigo misma y con el mundo, causando violencia y división en las relaciones más íntimas y extendiéndolas a la sociedad. El amor afirma el profundo respeto por la dignidad que Dios le dio acada persona.

En su mensaje de la Jornada Mundial de la Paz del 1° de enero de 2013, el Papa Benedicto XVI destacó la importancia del respeto por la vida para la paz en el mundo:

"El camino para la realización del bien común y de la paz pasa ante todo por el respeto de la vida humana, considerada en sus múltiples aspectos, desde su concepción, en su desarrollo y hasta su fin natural. Auténticos trabajadores por la paz son, entonces, los que aman, defienden y promueven la vida humana entodas sus dimensiones: personal, comunitaria y transcendente. La vida en plenitud es el culmen de la paz. Quien quiere la paz no puede tolerar atentados y delitos contra la vida".

El menosprecio por la vida humana, cualquiera sea su forma, no hace que el mundo sea más "conveniente" o "libre". En vez de solucionar los problemas, causa más dolor y división en la sociedad. Todos nosotros, sin importar nuestra vocación, podemos contribuir a promover una cultura de la vida mediante nuestro testimonio personal diario, irradiando el amor de Cristo al defender el respeto por los demás. Cuando ayudas a otra persona a descubrir su propia dignidad, ayudas a cultivar un mundo más pacífico, de una vida a otra vida.


Kimberly Baker es asistente ejecutiva para el Secretariado de Actividades Pro-Vida de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos. Para más información sobre las actividades de los obispos a favor de la vida, visite www.usccb.org/prolife.