Lecturas de Hoy

Memoria Opcional de San Bruno, presbítero

Lectionary: 652

 

                           Común de pastores o de santos [por los religiosos]

Primera lectura

Flp 3, 8-14
Hermanos: Pienso que nada vale la pena en comparación con el bien supremo, que consiste en conocer a Cristo Jesús, mi Señor, por cuyo amor he renunciado a todo y todo lo considero como ba­sura, con tal de ganar a Cristo y de estar unido a él, no porque haya obtenido la justificación que proviene de la ley, sino la que procede de la fe en Cristo Jesús, con la que Dios hace justos a los que creen.

Y todo esto para conocer a Cristo, experimentar la fuerza de su resurrección, compartir sus sufrimientos y asemejarme a él en su muerte, con la esperanza de resucitar con él de entre los muertos.

No quiero decir que haya logrado ya ese ideal o que sea ya perfecto, pero me esfuerzo en conquistarlo, porque Cristo Jesús me ha conquistado. No, hermanos, considero que todavía no lo he logrado. Pero eso sí, olvido lo que he dejado atrás, y me lanzo hacia adelante, en busca de la meta y del trofeo al que Dios, por medio de Cristo Jesús, nos llama desde el cielo.

Salmo Responsorial

Del Salmo 1

R. Dichoso quien ama la ley de Dios.
O bien: 
R. Dichoso quien confía en el Señor.
O bien: 
R. Los justos florecerán como las palmas en los atrios de la casa del Señor.
Dichoso aquel que no se guía 
por mundanos criterios, 
que no anda en malos pasos
ni se burla del bueno;
que ama la ley de Dios
y se goza en cumplir sus mandamientos. 
R. Dichoso quien ama la ley de Dios.
O bien: 
R. Dichoso quien confía en el Señor.
O bien: 
R. Los justos florecerán como las palmas en los atrios de la casa del Señor.
Es como un árbol plantado junto al río,
que da fruto a su tiempo
y nunca se marchita.
En todo tendrá éxito. 
R. Dichoso quien ama la ley de Dios.
O bien: 
R. Dichoso quien confía en el Señor.
O bien: 
R. Los justos florecerán como las palmas en los atrios de la casa del Señor.
En cambio los malvados
serán como la paja barrida por el viento. 
Porque el Señor protege el camino del justo
y al malo sus caminos acaban por perderlo. 
R. Dichoso quien ama la ley de Dios.
O bien: 
R. Dichoso quien confía en el Señor.
O bien: 
R. Los justos florecerán como las palmas en los atrios de la casa del Señor.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 8, 12
R. Aleluya, aleluya.
Yo soy la luz del mundo, dice el Señor;
el que me sigue tendrá la luz de la vida.
R. Aleluya.

Evangelio

Lc 9, 57-62
En aquel tiempo, mientras iban de camino Jesús y sus discípulos, alguien le dijo: “Te seguiré a dondequiera que vayas”. Jesús le respondió: “Las zorras tienen madrigueras y los pájaros, nidos; pero el Hijo del hombre no tiene en dónde reclinar la cabeza”.

A otro, Jesús le dijo: “Sígueme”. Pero él le respondió: “Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre”. Jesús le replicó: “Deja que los muertos entierren a sus muertos. Tú ve y anuncia el Reino de Dios”.

Otro le dijo: “Te seguiré, Señor; pero déjame primero despedirme de mi familia”. Jesús le contestó: “El que empuña el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios”.

Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Su parroquia podría usar un texto diferente.