Statement

Declaración del día del trabajo 2015

Year Published
  • 2015
Language
  • English
Arzobispo Thomas G. Wenski de Miami
Presidente del Comité de Justicia Nacional y Desarrollo Humano
Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos
7 de septiembre de 2015

Las familias han estado recibiendo bastante atención recientemente. En su encíclica Laudato Si', el papa Francisco enseña que, de todos los grupos que desempeñan un papel en el bienestar de la sociedad y ayudan agarantizar el respeto de la dignidad humana, "destaca especialmente la familia, como la célula básica de la sociedad" (no. 157).

Sin embargo, apenas pasa una semana sin que las noticias resalten que cada vez menos adultos jóvenes que nunca antes en Estados Unidos están optando por formar una familia. No hace mucho, los puestos de trabajo, los salarios y la economía estaban en la mente de todos. El desempleo, la pobreza y las ejecuciones hipotecarias se disparaban mientras los estadounidenses se preguntaban preocupados, con razón, si alguna vez podríamos recuperarnos. Incluso con un poco de progreso económico, las cosas no han mejorado de verdad para la mayoría de familias estadounidenses. No debemos resignarnos a una 'nueva normalidad' con una economía que no ofrece trabajo estable con un salario digno a demasiados hombres y mujeres. La tasa de pobreza sigue siendo dolorosamente alta. La tasa de desempleo ha disminuido, pero en gran parte se debe a que la gente simplemente renuncia a buscar trabajo, no a que haya encontrado trabajo a tiempo completo. La mayoría de trabajos proporcionan poco en cuanto a salarios suficientes, beneficios de jubilación, estabilidad o seguridad familiar, y demasiadas familias están juntando trabajos de medio tiempo para pagar las cuentas. Las oportunidades para los trabajadores más jóvenes están en serio declive.

Smiling FamilyLas continuas dificultades de la mayoría de familias para llegar a fin de mes se despliegan ante nuestros ojos, tanto en casa como en el extranjero. Este Día del Trabajo tenemos una tremenda oportunidad para reflexionar sobre cómo un trabajo decente con un salario digno es fundamental para ayudar a nuestras familias y nuestra sociedad en general a salir adelante.

Nuestras familias necesitan ayuda y apoyo

El trabajo debe permitir que el trabajador se desarrolle y realice como persona. El trabajo también debe proporcionar los medios para que las familias prosperen. "El trabajo es una necesidad, parte del sentido de la vida en esta tierra, camino de maduración, de desarrollo humano y de realización personal" (no. 128). El trabajo se realiza por el bien de la familia. No asumimos el trabajo por sí mismo, sino como una manera de crecer hacia realidades duraderas y significativas en nuestras vidas y comunidades. Los padres están llamados a ser proveedores y educadores de sus hijos, transmitiendo valores esenciales y creando un entorno familiar en que todos los miembros de la familia puedan estar plenamente presentes el uno ante el otro y crecer. El trabajo decente y los frutos de ese trabajo nutren a las familias, a las comunidades y al bien común.

¿Hay alguna duda de que las familias de Estados Unidos están pasando grandes dificultades hoy en día? Demasiados matrimonios llevan el peso aplastante de horarios impredecibles de varios empleos, lo que hace imposible tener tiempo adecuado para cultivar a los hijos, la fe y la comunidad. El estancamiento de los salarios ha aumentado la presión sobre las familias, ya que los costos de los alimentos, la vivienda, el transporte y la educación siguen acumulándose. Las parejas retrasan intencionadamente el matrimonio, pues el desempleo y el trabajo de baja calidad hacen difícil hacerse la idea de una vida familiar estable.

¿Hay alguna duda de que demasiados niños sienten las trágicas punzadas del hambre y la pobreza comunes en una sociedad que parece dispuesta a aceptar estas cosas como rutinarias, el costo de hacer negocios? Millones de niños viven en o cerca de la pobreza en este país. Muchos de ellos vuelven a sus casas vacías todos los días mientras sus padres trabajan largas jornadas para llegar a fin de mes.

El trabajo humano, en su mejor momento, es algo profundamente sagrado que debe honrar nuestra dignidad en cuanto que ayudamos a Dios a "asegura[r] la creación eterna»" (no. 124, citando Si 38:34).

Nuestra familia humana está herida

El papa Francisco sigue despertando nuestras conciencias y desafiándonos a vivir vidas más plenamente católicas. Laudato Si' trata, en gran parte, sobre algo llamado "ecología integral", la idea de que la forma en que nos cuidamos y nos relacionamos impacta profundamente en la forma en que cuidamos del medio ambiente, y viceversa. El papa escribe extensamente sobre la importancia del trabajo en ese contexto. "Estamos llamados al trabajo desde nuestra creación" (no. 128), y "el análisis de los problemas ambientales es inseparable del análisis de los contextos humanos, familiares, laborales, urbanos, y de la relación de cada persona consigo misma, que genera un determinado modo de relacionarse con los demás" (no.141). Recordándonos que "siendo creados por el mismo Padre, todos los seres del universo estamos unidos por lazos invisibles y conformamos una especie de familia universal, una sublime comunión que nos mueve a un respeto sagrado, cariñoso y humilde", llama a que "nada ni nadie [esté] excluido de esa fraternidad" (nos. 89-92).

El trabajo es una manera importante de honrar a nuestros hermanos y hermanas en la familia humana universal de Dios. En la historia de la creación, Dios nos da el trabajo como una puerta de entrada a la participación con Él en el desarrollo permanente de la creación. El trabajo humano, en su mejor momento, es algo profundamente sagrado que debe honrar nuestra dignidad en cuanto que ayudamos a Dios a "asegura[r] la creación eterna»" (no. 124, citando Si 38:34).

En este Día del Trabajo, la violación de la dignidad humana es evidente en trabajadores explotados, mujeres y niños víctimas de trata y un sistema de inmigración obsoleto que falla a las personas y familias desesperadas por un trabajo decente y una vida mejor. ¿Cómo participamos en esta herida a la dignidad humana, a través de decisiones sobre la ropa que vestimos, los alimentos que comemos y las cosas que compramos, la mayor parte de lo cual es inasequible para los mismos trabajadores que lo hacen? ¿Pensamos en algún momento en esta verdad, que para satisfacer nuestras necesidades se crean realidades económicas que causan que otros vivan de una manera que nosotros mismos no viviríamos? ¿Cómo podemos promover la obra de Dios, en las palabras del salmista, Dios que "hace justicia al oprimido… proporciona pan a los hambrientos y libera al cautivo" (Sal 145:7)? Son preguntas difíciles, pero debemos hacerlas.

Photo courtesy of Urban Tree ConnectionNuestro camino a seguir

Compartimos una casa común como parte de una familia más grande, una sola, de modo que la dignidad de los trabajadores, la estabilidad de las familias y la salud de las comunidades están entrelazadas. El camino hacia una sociedad renovada se basa en la solidaridad auténtica y enraizada en la fe. Rechaza el individualismo y el materialismo que nos hacen indiferentes al sufrimiento y nos cierran a la posibilidad del encuentro.

La reflexión y acción individual es crucial. Necesitamos una profunda conversión del corazón en todos los planos de nuestra vida. Examinemos las elecciones que hacemos, y exijamos para nosotros mismos y unos a otros espíritus de gratitud, relación auténtica y verdadera preocupación. El papa Francisco nos recuerda que "santa Teresa de Lisieux nos invita a la práctica del pequeño camino del amor, a no perder la oportunidad de una palabra amable, de una sonrisa, de cualquier pequeño gesto que siembre paz y amistad... donde rompemos la lógica de la violencia, del aprovechamiento, del egoísmo" (no. 230). Los cambios que realicemos a la forma en que vivimos e interactuamos unos con otros pueden ayudar a cambiar el mundo.

Sin embargo, el esfuerzo individual no debe quedarse solo. Nuestra fe, que nos llama a amarnos unos a otros, nos impulsa a compartir esa visión de caridad y justicia con los demás, y salir al encuentro de los que viven marginados. A través de las acciones y movimientos colectivos, tenemos que volver a comprometernos con nuestros hermanos y hermanas de todo el mundo en la familia humana, y construir sistemas y estructuras que fomenten la formación y estabilidad de las familias en nuestros propios hogares y vecindarios. El trabajo decente suficiente que honra la dignidad y las familias es un componente necesario de la tarea que tenemos ante nosotros, y es el camino católico.

Al exigir un salario digno para los trabajadores, damos esperanza a los que luchan por mantener a sus familias, así como a los trabajadores jóvenes que esperan tener sus propias familias algún día. Los sindicatos y asociaciones de trabajadores, como todas las instituciones humanas, son imperfectos, pero siguen siendo indispensables para este trabajo, y pueden ejemplificar la importancia de la subsidiariedad y la solidaridad en acción.

Este Día del Trabajo, y siempre, oremos, reflexionemos y actuemos, tratando de restaurar nuestro trabajo y nuestras relaciones en el lugar de honor que Dios ha ordenado para ellos.

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