Lecturas de Hoy

Memoria Opcional de Santos Marcelino y Pedro, mártires

Lectionary: 575

                                        Común de mártires

 

Primera lectura

2 Co 6, 4-10
Hermanos: Continuamente damos pruebas de que somos servidores de Dios con todo lo que soportamos: sufrimientos, necesidades y angustias; golpes, cárceles y motines; cansancio, noches de no dormir y días de no comer. Procedemos con pureza, sabiduría, paciencia y amabilidad; con la fuerza del Espíritu Santo y amor sincero, con palabras de verdad y con el poder de Dios.

Luchamos con las armas de la justicia, tanto para atacar como para defendernos, en medio de la honra y de la deshonra, de la buena y de la mala fama. Somos los “impostores” que dicen la verdad; los “desconocidos” de sobra conocidos; los “moribundos” que están bien vivos; los “condenados” nunca ajusticiados; los “afligidos” siempre alegres; los “pobres” que a muchos enriquecen; los “necesitados” que todo lo poseen.

Salmo Responsorial

Del Salmo 123
R. Nuestra alma se salvó como un ave de la trampa del cazador.
De no estar el Señor de nuestra parte
cuando nos perseguían
nos habrían ahí tragado vivos:
contra nosotros tanto ardía su ira.
R. Nuestra alma se salvó como un ave de la trampa del cazador.
Las aguas nos habrían arrollado,
nos habría el torrente sumergido;
tragado nos habría
el turbulento rio.
R. Nuestra alma se salvó como un ave de la trampa del cazador.
Las redes se rompieron
y escapamos de ellas.
Nuestra ayuda nos viene del Señor
que hizo el cielo y la tierra.
R. Nuestra alma se salvó como un ave de la trampa del cazador.

Aclamación antes del Evangelio

2 Cor 1, 3. 4
R. Aleluya, aleluya.
Bendito sea el Padre, lleno de misericordia
y Dios que siempre consuela,
porque nos conforta en todas nuestras tribulaciones.
R. Aleluya.

Evangelio

Jn 17, 11-19
En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo: “Padre santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo cuidaba en tu nombre a los que me diste; yo velaba por ellos y ninguno de ellos se perdió, excepto el que tenía que perderse, para que se cumpliera la Escritura.

Pero ahora voy a ti, y mientras estoy aún en el mundo, digo estas cosas para que mi gozo llegue a su plenitud en ellos. Yo les he entregado tu palabra y el mundo los odia, porque no son del mundo, como yo tampoco soy del mundo. No te pido que los saques del mundo, sino que los libres del mal. Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.

Santifícalos en la verdad. Tu palabra es la verdad. Así como tú me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo. Yo me santifico a mí mismo por ellos, para que también ellos sean santificados en la verdad’’.

 

Los textos de la Sagrada Escritura utilizados en esta obra han sido tomados de los Leccionarios I, II y III, propiedad de la Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia Episcopal Mexicana, copyright © 1987, quinta edición de septiembre de 2004. Utilizados con permiso. Todos los derechos reservados. Debido a cuestiones de permisos de impresión, los Salmos Responsoriales que se incluyen aquí son los del Leccionario que se utiliza en México. Su parroquia podría usar un texto diferente.