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EL OCTAVO
MANDAMIENTO:
DI LA VERDAD
NO DARÁS FALSO TESTIMONIO CONTRA TU PRÓJIMO
—CIC, NOS. 2464-2513
EL OBISPO DIJO Y DEFENDIÓ LA VERDAD
La Iglesia Católica siempre necesitará un vehículo para decir la verdad
al público y a sus miembros sobre sus posiciones respecto a los problemas
de la sociedad, sus esperanzas para la felicidad de la gente y sus nuevos
entendimientos del eterno Evangelio de Cristo. La necesidad de esto
es crítica cuando fuerzas fuera de la Iglesia deforman sus enseñanzas,
distorsionan sus intenciones para con la sociedad e intentan mermar
la vida de la Iglesia y su integridad. “En Jesucristo la verdad de Dios se
manifestó en plenitud” (CIC, no. 2466).
Un hombre que entendió esta necesidad fue el Padre John Francis Noll.
Nacido en Fort Wayne, Indiana, en 1875, él supo desde muy temprano que
quería ser sacerdote. Tras acabar sus estudios en Saint Lawrence College,
en Mount Calgary, Wisconsin, estudió en el seminario Mount Saint Mary en
Cincinnati, Ohio. El Obispo Joseph Rademacher lo ordenó sacerdote para
la Diócesis de Fort Wayne en 1898.
A los dos años, el Padre Noll era nombrado párroco en el área de
Fort Wayne. Hombre de prodigiosas energías, no solo sirvió a su gente con
entusiasmo,sino que también encontró el tiempo suficiente para responder
a situaciones de mayor envergadura que afectaban a la Iglesia en ese
entonces. Descubrió que tenía talento para el periodismo, un don para
escribir que puso al servicio de las necesidades apostólicas de la Iglesia.