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por Cristo a un mundo que necesita su amor transformador. La comunidad
parroquial debe además nutrir a los bautizados como “evangelizadores que
anuncien la Buena Noticia no sólo con palabras sino sobre todo con una
vida que se ha transfigurado en la presencia de Dios”.
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¿Qué es la Nueva Evangelización?
Aunque la necesidad de una renovada evangelización de los bautizados fue
expresada formalmente por el papa Pablo VI en
Evangelii Nuntiandi
y se
remonta al llamado del Concilio Vaticano II, fue san Juan Pablo II quien,
en 1983, llamó formalmente a esta estrategia pastoral la “nueva evangeli-
zación”. Esta Nueva Evangelización es nueva, no en el contenido del men-
saje del Evangelio, sino “en su ardor, en sus métodos, en su expresión”
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y su audiencia, a saber, aquellas comunidades y personas en Occidente
que alguna vez llevaron el nombre de católicos, pero ya no lo hacen. Esto
es precisamente lo que planteó el papa Benedicto XVI en 2010 cuando
llamó a una “renovada evangelización” y “encontrar medios adecuados
para volver a proponer la perenne verdad del Evangelio de Cristo”
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a los
que necesitan evangelización, tanto los que ya están bautizados pero han
abandonado la práctica de la fe como a los que aún no han oído el mensaje
del Evangelio. “Aclaró que la Nueva Evangelización es nueva, no en su
contenido, sino más bien en su empuje interior, nueva en sus modalidades
que sean adecuadas a los tiempos, y nueva porque es necesario anunciar el
Evangelio a los que ya lo han recibido”.
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La Nueva Evangelización es un llamado a que todos nosotros tengamos
un encuentro más profundo con Cristo, expresado de la mejor manera en
un testimonio simple, confiado, informado y gozoso de la fe, que atraiga
a otros y los invite a preguntarse qué secreto está motivando al discípulo
cristiano. El papa Francisco afirma que la Nueva Evangelización “convoca
a todos”
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y conecta este empuje interior con un movimiento hacia fuera
de todos los bautizados como discípulos misioneros. “Hoy, en este ‘id’ de
Jesús, están presentes los escenarios y los desafíos siempre nuevos de la
misión evangelizadora de la Iglesia, y todos somos llamados a esta nueva
‘salida’ misionera”.
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Nuestra época debe ser como dice el papa Francisco,
“¡una etapa evangelizadora más fervorosa, alegre, generosa, audaz, llena de
amor hasta el fin y de vida contagiosa!”
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