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MI ALMA TE BUSCA A TI,
DIOS MÍO (Sal 41:2)
LA BÚSQUEDA HUMANA DE DIOS
—CIC, NOS. 27-43
LA BÚSQUEDA DE UNA MUJER
Elizabeth Bayley provenía de una adinerada familia episcopal de New York.
Nacida en 1774, dos años antes de la firma de la Declaración de Inde-
pendencia de Estados Unidos, vino a un mundo de lealtades opuestas —
monárquicos, a favor de Inglaterra, y revolucionarios, a favor de la indepen-
dencia. Su padre se alineó con la Revolución de Estados Unidos.
A los dieciséis años, Elizabeth se enamoró de William Magee Seton,
un acaudalado hombre de negocios. Tres años más tarde, a principios de
1794, Elizabeth se casó con William y con el paso de los años dio a luz a tres
hijas y dos hijos. La pareja solo llevaba casada unos pocos años cuando
una serie de problemas empezaron a afectar a la familia. En 1801, los nego-
cios de William se deterioraron, así como su salud.
William y Elizabeth aceptaron una oferta de la familia Fillichi de Livorno,
Italia, de viajar allí para que William mejorase. Sin embargo, al poco de
llegar a Italia, a finales de 1803, con su mujer e hija mayor, William murió.
Los Fillichis consolaron a la viuda e hija, a quienes les impresionó su fuerte
fe católica. Mientras estaban en Italia, Elizabeth dedicó mucho tiempo a
visitar las distintas iglesias católicas y pasó tiempo en ellas rezando frente
al Santísimo Sacramento.
Tras unos seis meses, Elizabeth regresó a New York, donde se reunió con
sus otros hijos, y decidió convertirse al catolicismo. Un año más tarde era
recibida a la plena comunión con la Iglesia Católica, el 4 de marzo de
1805, por el Padre Matthew O’Brien, párroco de la Iglesia de Saint Peter, al
sur de Manhattan. Su familia y sus amigos la abandonaron, pero Antonio
Fillichi —que se encontraba en New York en esos momentos— la apoyó.