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LA UNCIÓN DE LOS
ENFERMOS Y DE
LOS MORIBUNDOS
EL SACRAMENTO DE LA UNCIÓN DE ENFERMOS ES EL
SEGUNDO DE LOS SACRAMENTOS DE CURACIÓN
—CIC, NOS. 1499-1532
PUEDO DECIR CON TODA SINCERIDAD QUE
ME ENCUENTRO EN PAZ
En 1996, los médicos le dijeron al Cardenal Joseph Bernardin, Arzobispo
de Chicago, que sufría de cáncer pancreático y que no le quedaba
mucho tiempo para vivir. De hecho, murió en noviembre de ese mismo
año. Nació en South Carolina en 1928, hijo de inmigrantes italianos. Su
padre era picapedrero y su madre costurera. Cuando tenía treinta y ocho
años se convirtió en el obispo más joven de Estados Unidos. Fue presidente
de la Conferencia Nacional de Obispos Católicos de 1974 a 1977 y fue
elevado al Colegio Cardenalicio por el Papa Juan Pablo II en 1983. Se le
recuerda por un gran número de logros, pero la manera en la que afrontó
su anunciada muerte sigue siendo uno de los regalos más memorables
que dio a toda la gente.
Durante una de las primeras fases de su enfermedad, mientras que
estaba siendo tratado, el Cardenal Bernardin se dio a otros pacientes,
especialmente los que tenían enfermedades terminales. Conoció a
muchos de estos en la sala de espera del hospital, escribió sus nombres,
direcciones y números de teléfono, y se mantuvo en contacto con ellos por
teléfono y correo. Les ofreció su amor, sus oraciones, los animó y en algunas
ocasiones pudo impartirles el sacramento de la Unción de Enfermos.