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DIOS NOS LLAMA

A ORAR

LOS CIMIENTOS DE LA ORACIÓN

—CIC, NOS. 2558-2758

LA HORA QUE ALEGRÓ SU DÍA

El Arzobispo Fulton J. Sheen creía que su hora de oración diaria frente al

Santísimo Sacramento era esencial para su ministerio como sacerdote.

Para él era como “un tanque de oxígeno que revivía el soplo del Espíritu

Santo”. El Arzobispo Sheen dijo que tuvo la idea de pasar una hora diaria

en oración una noche de 1918 cuando era estudiante en el seminario Saint

Paul en Minnesota. Al día siguiente hizo su Hora Santa, algo que realizó el

resto de su vida, normalmente temprano por la mañana antes de la Misa.

Fulton nació en El Paso, Illinois, en 1895, hijo del dueño de una ferretería

y de su mujer. Sus padres primero lo matricularon en la escuela primaria

de Saint Mary en 1900. Más tarde estudió en Saint Viator’s College en

Bourbonnais, Illinois, y después en el seminario Saint Paul en Minnesota,

antes de ser ordenado en 1919. Más tarde, prosiguió estudios de posgrado

en filosofía en la Universidad Católica de América y en la Universidad de

Lovaina en Bélgica.

Su obispo lo llamó para que regresara a la Diócesis de Peoria, donde

sirvió en una parroquia durante un año. Se le permitió hacerse profesor de

filosofía de la Universidad Católica de América en Washington,D.C.,donde

enseñó durante veinticinco años.

Dios también le había dado el don de la predicación, un talento que

usó en la obra de evangelización de la Iglesia, primero en un programa de

radio llamado

Catholic Hour

(

La Hora Católica

) durante veinticinco años,

y luego en una serie de televisión titulada

Life Is Worth Living

(

Merece la

Pena Vivir la Vida

) durante cinco años. A veces se dice que él inventó el

concepto de evangelismo televisivo.