Capítulo 4. Hacer Brotar la Obediencia de la Fe
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reunidos en Concilio o, más generalmente, por la asamblea
litúrgica de los creyentes. “Creo”, es también la Iglesia, nuestra
Madre, que responde a Dios por su fe y que nos enseña a decir:
“creo”, “creemos”.
—
CIC, no. 167
El Símbolo de los Apóstoles, llamado así porque es considerado
con justicia como el resumen fiel de la fe de los apóstoles. Es
el antiguo símbolo bautismal de la Iglesia de Roma. Su gran
autoridad le viene de este hecho: “Es el símbolo que guarda
la Iglesia romana, la que fue sede de Pedro, el primero de los
apóstoles, y a la cual él llevó la doctrina común”.
—
CIC, no. 194
El Símbolo llamado de Nicea-Constantinopla debe su gran
autoridad al hecho de que es fruto de los dos primeros Concilios
ecuménicos (325 y 381). Sigue siendo todavía hoy el símbolo
común a todas las grandes Iglesias de Oriente y Occidente.
—
CIC, no. 195
El Credo de los Apóstoles — Símbolo de los Apóstoles
Creo en Dios, Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo,
Nuestro Señor,
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos
y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.