Capítulo 15. El Bautismo: Hacerse Cristiano
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La Unción con el Santo Crisma
El celebrante unge al recién bautizado con el crisma sagrado (un aceite
perfumado que significa el don del Espíritu Santo), de tal forma que
unido al pueblo de Dios, la persona pueda permanecer para siempre un
miembro de Cristo, quien es Sacerdote, Profeta y Rey. En la liturgia de
las Iglesias orientales, esta unción es la Crismación, o el sacramento de
la Confirmación, y tiene lugar inmediatamente después del Bautismo.
Cuando la iniciación de adultos en la Iglesia tiene lugar durante la Vigilia
Pascual, entonces la Confirmación sigue al Bautismo.
Recepción de la Vestidura Blanca y del Cirio
Tras la unción con el crisma, el ministro del Bautismo presenta al recién
bautizado una vestidura blanca y un cirio. La vestidura blanca simboliza
que el recién bautizado se ha revestido de Cristo y que ha resucitado
con él. Vestirse con la vestidura blanca bautismal es vestirse con el amor
protector de Cristo. Incluida en esta ceremonia es la llamada a mantener
la vestimenta limpia de pecado. El libro del Apocalipsis describe el
significado de la vestidura blanca: “Han lavado y blanqueado su túnica
con la sangre del Cordero” (Ap 7:14).
El cirio se prende con la llama del Cirio Pascual, el cual representa a
Cristo Resucitado. El cirio prendido recuerda al recién bautizado la luz
de Cristo que ha recibido. También recuerda que todos los bautizados en
Cristo están llamados a ser luz para el mundo.
Estos dos símbolos usados en el Bautismo reaparecen en la liturgia
funeral de la Iglesia latina como el palio blanco que cubre el ataúd y
como el Cirio Pascual encendido que normalmente se coloca junto al
ataúd. Es así para recordarnos que la salvación y la nueva vida que se
nos prometió en el Bautismo pueden ser vividas ahora en su plenitud por
aquel que ha regresado a Dios.
LA NECESIDAD DEL BAUTISMO
Como mencionábamos anteriormente en este capítulo, el Señor mismo
afirmó que el Bautismo es necesario para la salvación. “El que no nace