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EL DÉCIMO
MANDAMIENTO:
ABRAZA LA POBREZA
DE ESPÍRITU
NO CODICIARÁS LOS BIENES AJENOS
—CIC, NOS. 2534-2557
QUIERO VIVIR Y MORIR POR DIOS
Henriette Delille nació en 1813 en New Orleans. Hija de una madre católica
de origen africano y de un próspero padre blanco, ella era una mujer libre,
bella y educada. Fue criada católica. Como hija de padres de dos razas
diferentes, ella era conocida como una cuarterona.De apariencia blanca,
tuvo la posibilidad de subir en sociedad y de casarse con un hombre rico.
Se celebraban bailes para cuarterones a fin de facilitar ese tipo de arreglos.
Cuando tenía once años, conoció a la Hermana Santa Martha Fontier,
cuya fe cristiana y devoción caritativa a las familias esclavas africanas la
impresionaron mucho. La Hermana Santa Martha la introdujo al ideal del
amor como es expresado en el voto de la virginidad.
Para cuando Henriette tenía catorce años, ella estaba enseñando
religión a los esclavos de las plantaciones cercanas. Regularmente visitaba
y ayudaba a los enfermos y ancianos de entre los negros liberados y los
esclavos. Como iba contra la ley educar esclavos, como por ejemplo
enseñándoles a leer, Henriette actuaba historias de las Sagradas Escrituras
y la historia de la Iglesia para enseñarles sobre la salvación por Jesucristo.
Después de que su madre muriera, en 1836, Henriette vendió todos sus
bienes y comenzó a realizar su sueño de fundar una comunidad religiosa.
Su sueño se haría más tarde realidad. Con la ayuda de un sacerdote