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devoción renovada a la Sagrada Familia y la consagración al Inmaculado
Corazón de María y el Sagrado Corazón de Jesús. Como muchos de
nosotros, Jesús, María y José experimentaron las alegrías y las luchas de la
vida familiar cotidiana, y lo hicieron con gran amor y pureza. En el centro
de su casto amor estaba Jesucristo, y de esta manera su amor sirve como
modelo para todos. Jesús debe estar también en el centro de nuestro amor y
relaciones. José fue un hombre justo y es un poderoso intercesor para todos
los que luchan por ser puros, especialmente los hombres. El Inmaculado
Corazón de María y el Sagrado Corazón de Jesús revelan la pureza y la
libertad a que está destinado el corazón de cada mujer y cada hombre.
Oración
Por tu inmensa compasión y misericordia,
Señor, apiádate de mí y olvida mis ofensas.
Lávame bien de todos mis delitos,
y purifícame de mis pecados.
Puesto que reconozco mis culpas,
tengo siempre presentes mis pecados.
Contra ti sólo pequé, Señor
haciendo lo que a tus ojos era malo.
Es justa tu sentencia
y eres justo, Señor, al castigarme.
Nací en la iniquidad,
y pecador me concibió mi madre.
Enséñame, Señor,
la rectitud de corazón que quieres.
Lávame tú, Señor, y purifícame,
y quedaré más blanco que la nieve.
Haz que sienta otra vez júbilo y gozo
y se alegren los huesos quebrantados.
Aleja de tu vista mis maldades
y olvídate de todos mis pecados
Crea en mí, Señor, un corazón puro,
un espíritu nuevo para cumplir tus mandamientos.
(Sal 50:3-12)