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permanentes, es fundamental, al igual que la confesión regular, la dirección
espiritual, el apoyo fraterno y el desarrollo de amistades auténticas. Dicha
formación y apoyo permanente es vital también para todos los dedicados a
la vida consagrada. No debemos aislarnos. Si alguno de nosotros o nuestro
hermano clérigo está luchando con la pornografía, no temamos reconocer
esto y busquemos ayuda inmediatamente.
A todas las personas de buena voluntad
La Iglesia aboga por una cultura en que la pureza, la castidad y el amor
auténtico sean estimados y apoyados y la pornografía sea resistida y
rechazada. La Iglesia está agradecida con todos los que trabajan para recon-
ocer la naturaleza dañina y destructiva de la pornografía y se manifiestan
contra su proliferación. Trabajemos juntos por leyes y por una cultura que
saquen a la pornografía de su lugar prominente y privilegiado y contrar-
resten sus numerosas injusticias, construyendo en su lugar una cultura que
honre la verdadera dignidad y significado de la sexualidad humana.
VII. CONCLUSIÓN: EL SEÑOR ES
RICO EN MISERICORDIA
“Haz que sienta otra vez júbilo y gozo”. (Sal 50:10)
P
ara terminar, aseguramos a todos los que están luchando con el
pecado de la pornografía y esforzándose por cultivar la castidad
que no están solos en su lucha. Jesús está con ustedes, y la Iglesia
les ofrece amor y apoyo. Confíen y déjense guiar por el Espíritu
Santo. ¡La misericordia y el perdón del Señor son abundantes! “Aleja
de nosotros nuestras faltas, cuanto dista el oriente del poniente” (Sal
102:12). La gracia de Dios y la ayuda concreta siempre están disponibles.
La curación siempre es posible. Agradecemos a todos los hombres, mujeres
y jóvenes que están ayudando a construir una cultura de amor y castidad
auténticos y ayudando a otros a vivir una vida de libertad y pureza.
La Iglesia recurre también a los santos. Su ejemplo e intercesión son
una gran ayuda para nosotros. De manera particular, invitamos a una