Capítulo 12. María: La Primera y Más Eminente Miembro de la Iglesia
• 155
una vida dedicada exclusivamente a su Hijo y su misión. Su ejemplo ha
sido imitado por algunos de los discípulos de Cristo que han vivido vidas
de virginidad y celibato consagrados, desde la época apostólica hasta
nuestros días.
En el misterio de su Asunción, la Virgen María experimentó
inmediatamente lo que todos nosotros experimentaremos finalmente,
una resurrección del cuerpo como la del mismo Cristo. “La Virgen
Inmaculada […] terminado el curso de su vida en la tierra, fue llevada
a la gloria del cielo y elevada al trono por el Señor como Reina del
universo, para ser conformada más plenamente a su Hijo, Señor de los
Señores y vencedor del pecado y de la muerte” (CIC, no. 966, citando
LG, no. 59).
Finalmente, en María contemplamos lo que la Iglesia ya es durante
su peregrinaje de fe, y en lo que se convertirá la Iglesia al final de su
caminar. “Porque María, que habiendo entrado íntimamente en la
historia de la Salvación, en cierta manera en sí une y refleja las más
grandes exigencias de la fe” (LG, no. 65).
MARÍA COMO MADRE DE LA IGLESIA
Al principio de la tercera sesión del Concilio Vaticano II, el Papa Pablo
VI anunció que la Virgen María sería honrada bajo la advocación de
“Madre de la Iglesia”.
Desde la concepción de Cristo hasta su muerte, la Virgen María
estuvo unida a su Hijo en su obra de salvación. Desde la Cruz, Jesús
encomendó a María a su discípulo amado, diciéndole que la cuidase
como si fuese su propia madre (Jn 19:27). Cuando los Apóstoles y los
discípulos se reunieron para rezar tras la Ascensión de Jesús, la Virgen
María estaba con ellos orando por la venida del Espíritu Santo. María
continúa rezando ante Dios por toda la Iglesia y toda la humanidad.
Como María, la Iglesia tiene un papel maternal, dando luz a gente
en Cristo. La Iglesia nunca puede dejar de mirar a María, quien dio luz a
Jesucristo. La Iglesia contempla la maternidad de María para así cumplir
su propia llamada a ser madre de los miembros del Cuerpo Místico
de Cristo, la Iglesia. Y también como María, la Iglesia es virginal. La
descripción de la Iglesia como virginal se usa aquí en el sentido espiritual