Capítulo 12. María: La Primera y Más Eminente Miembro de la Iglesia
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de un corazón íntegro y de la fidelidad en su más luminosa forma. Dios
llama a todos los miembros de la Iglesia a la fidelidad a la unión con Él
que tuvo lugar en el Bautizo y que continúa en los otros sacramentos.
LA INTERCESIÓN MATERNAL DE MARÍA
En nuestra cultura, puede existir cierta incomodidad al rezar a la Virgen
María para que interceda en nuestro nombre. Este parece ser un papel
intermediario que va más allá de lo establecido en la primera carta a
Timoteo: “Porque no hay sino un solo Dios y un solo mediador entre
Dios y los hombres, Cristo Jesús, hombre él también, que se entregó
como rescate por todos” (1 Tm 2:5). Es decir, Jesucristo es el único
mediador. Solo Jesús es el Salvador.
Pero esto no niega la posibilidad de que Cristo pudiese permitir a
otros compartir en su papel de mediador. Aquí en la tierra, con frecuencia
pedimos a otros que recen por nosotros. Por instinto, nos dirigimos a
gente santa por sus oraciones ya que parece que se encuentran más cerca
de Dios. ¿Por qué dejaríamos de pedir oraciones a los santos después de
que mueran? Si creemos que están en el cielo, ¿no serían sus oraciones
aún más efectivas?
Desde los primeros tiempos, los cristianos han buscado las oraciones
y ayuda de la Virgen María. De parte de la Iglesia ha existido un sentido
básico que dice que la Virgen María continúa en el cielo preocupándose
por el crecimiento en la santidad y en la relación íntima con su Hijo de
todos los miembros de la Iglesia.
PARA LA REFLEXIÓN Y EL DEBATE
1. ¿Cómo explicarías a otros la conexión entre la Virgen María
como Madre de Dios y todos sus dones especiales: la Inmaculada
Concepción, la virginidad perpetua y la Asunción? ¿Por qué es
importante comprender que la Virgen María necesitaba, también,
ser redimida?
2. ¿De qué maneras te puedes identificar con el “sí” de María a Dios
en la Anunciación? Si la vida de la Virgen María sirve para nosotros