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Primera Parte. El Credo: La Fe Profesada
DIOS ES TRINIDAD
El misterio de la Santísima Trinidad es el misterio central
de la fe y de la vida Cristiana.
—
CIC, no. 261
El Antiguo Testamento nos muestra a Dios como uno, único, sin igual.
“Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor” (Dt 6:4; Mc
12:29). Él creó el mundo, estableció una alianza con su pueblo, y es el
Padre del pobre, del huérfano y de la viuda.
En los Credos profesamos nuestra fe en Dios que es “Padre Todo
poderoso”. Su paternidad y poder se iluminan mutuamente mediante
su cuidado por nosotros, adoptándonos como sus hijos e hijas en el
Bautismo y siendo rico en misericordia al perdonar nuestros pecados.
Las Escrituras constantemente alaban el poder universal de Dios como
“el Fuerte de Jacob” y “Señor de los Ejércitos” (Gn 49:24; Is 1:24ss.). El
poder de Dios es amor, porque Él es nuestro Padre.
Esta ternura paternal de Dios puede ser expresada también
mediante la imagen de la maternidad que indica más expresiva
mente la inmanencia deDios, la intimidad entreDios y su criatura.
El lenguaje de la fe se sirve así de la experiencia humana de los
padres que son en cierta manera los primeros representantes de
Dios para el hombre. Pero esta experiencia dice también que los
padres humanos son falibles y que pueden desfigurar la imagen
de la paternidad y de la maternidad. Conviene recordar, entonces,
que Dios transciende la distinción humana de los sexos. No es
hombre ni mujer, es Dios. Transciende también la paternidad y
la maternidad humanas aunque sea su origen y medida: Nadie
es padre como lo es Dios. (CIC, no. 239)
Jesús reveló a Dios como
Padre
en un nuevo sentido. Dios es Padre
en su relación con Jesús, su Hijo unigénito. En la Última Cena, Jesús
llama a Dios “Padre” cuarenta y cinco veces (cf. Jn 13–17). El Hijo es
divino, como lo es el Padre (cf. Mt 11:27). En un capítulo más adelante
se hablará de Jesús como la Segunda Persona de la Santísima Trinidad.