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Primera Parte. El Credo: La Fe Profesada
Fuemaestradesde1959 hasta sumuerteen 1990,primerodeestudiantes
de la escuela primaria y después de una audiencia más amplia. Obtuvo
un título de postgrado en literatura inglesa de la Universidad Católica en
Washington,D.C.No importaba donde estuviese,ella llevaba en su corazón
y en su voz las canciones, historias y valores de la rica herencia cultural de
la comunidad afroamericana del sur rural de Estados Unidos.Como si fuese
una versión moderna de los poetas cantantes de la Sagrada Escritura, los
bardos de la antigua Grecia y los cuentacuentos de África, ella compartió
el Evangelio y los dones de los afroamericanos con todos aquellos que la
escuchaban. Demostró una conciencia social en muchas ocasiones.
Habló a los obispos estadounidenses el 17 de junio de 1989, durante su
reunión en la Universidad Seton Hall en South Orange,New Jersey.Sufriendo
de cáncer óseo, les habló desde una silla de ruedas. De entre los retos que
presentó, había uno sobre las escuelas católicas.
Tengo que decir una cosamás.A ninguno de ustedes les va a gustar
esto pero no pasa nada. La Iglesia ha preguntado repetidamente
a los negros, ¿qué es lo que quieren? ¿Qué puede hacer la Iglesia
por ustedes? Y los negros de todo el país están diciendo: Ayúdenos
con la educación. Necesitamos educación. El camino para salir
de la pobreza es la educación. No podemos ser Iglesia sin la
educación,porque la ignorancia nos mata y nos atrofia. Los negros
estamos todavía pidiendo a la Iglesia educación. (“To Be Black
and Catholic”,
Origins
[6 de julio de 1989]: 117 [v.d.t.])
Al finalizar su discurso —recibido por los obispos como un cálido y
conmovedor mensaje— invitó a los obispos a unirse a ella cantando “We
Shall Overcome” (“Venceremos” [v.d.t.]), con sus brazos entrelazados para
unirlos más. A menudo ella decía: “No queremos cambiar la teología de la
Iglesia. Simplemente queremos expresar la teología dentro de las raíces de
nuestra cultura espiritual afroamericana” (citado en Mary Queen Connelly,
“Sr. Thea Bowman [1937-1990]”,
America
[25 de abril de 1990] [v.d.t.]).
Al proseguir nuestra reflexión sobre la muerte y Resurrección de Jesús,
vemos que la irresistible historia de la Hermana Thea nos muestra que
ella fue testigo del misterio de Cristo. Cargó su cruz con entereza y aún
así podía cantar aleluyas desde su silla de ruedas —viviendo el Misterio
Pascual cada día. Hacia los últimos días de su vida dijo: “Vayamos más allá
de nosotros mismos, yendo más allá de nuestras áreas de comodidad para