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Primera Parte. El Credo: La Fe Profesada
por los pequeños y los pobres, la aceptación total del sacrificio en la
cruz por la salvación del mundo, su resurrección, son la actuación
de su palabra y el cumplimiento de la revelación” (CIC, no. 561).
• El nombre
Jesús
significa “Dios Salva”. “Ningún otro puede sal
varnos, pues en la tierra no existe ninguna otra persona a quien
Dios haya constituido como salvador nuestro” (Hch 4:12). El título
Cristo
significa “Ungido” (
Mesías
).
• El título
Hijo de Dios
se refiere a la verdad de que Jesucristo es el
único y eterno Hijo del Padre. En el bautizo y la Transfiguración de
Cristo, el Padre dice de Jesús: “Este es mi Hijo muy amado” (Mt
3:17; 17:5). Profesar a Jesús como
Señor
es creer en su divinidad.
• El único Hijo del Padre, la Palabra eterna, se hizo hombre a la hora
precisa, sin cesar de ser Dios. Fue concebido por el Espíritu Santo y
nació de la Virgen María.
• Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre, unido en una sola
Persona divina.
• “El Hijo de Dios […] trabajó con manos de hombre, pensó con
inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con
corazón de hombre. Nacido de la Virgen María […] semejante en
todo a nosotros, excepto en el pecado” (GS, no. 22).
• En la Encarnación, contemplamos el misterio de la unión de las
naturalezas divina y humana en la persona del Hijo de Dios. De
alguna manera, de una forma que no podemos comprender com
pletamente, Jesús poseía tanto conocimiento y voluntad humanos
como conocimiento y voluntad divinos.
• Como discípulos de Cristo, estamos llamados a modelarnos como
él, hasta que él se forme en nosotros.
• Los misterios de la infancia y del período oculto de la vida de Cristo
nos invitan a identificarnos con la obediencia de Cristo a María y
José, así como con el ejemplo de su santidad en las tareas diarias de
la familia y en el trabajo durante los largos años en Nazaret.
• Los misterios de la vida pública de Jesús nos llevan a aprender
el discipulado de las enseñanzas de su bautismo, su tentación
en el desierto, su predicación y testimonio del Reino de Dios, su
Transfiguración, su viaje voluntario a Jerusalén para afrontar su