B. Los Sacramentos: La Fe Celebrada
La segunda sección del texto trata de la celebración del misterio
cristiano en la liturgia y los sacramentos. Por medio de los sacramentos,
el Espíritu Santo nos ofrece los misterios de la revelación de Dios en
Cristo. En la liturgia encontramos los dones salvadores del ministerio
de Cristo, y estos nos son ofrecidos. Esto es evidente en los Sacramentos
de Iniciación (Bautismo, Confirmación, la Eucaristía), los Sacramentos
de Curación (Penitencia y la Unción de Enfermos) y los Sacramentos al
Servicio de la Comunión (Matrimonio y las Santas Órdenes). Por medio
de los sacramentos, Dios comparte su santidad con nosotros para que
nosotros, a nuestra vez, hagamos al mundo más santo.
El título de “Padre de la Iglesia” se ha otorgado a aquellos cuya
santidad y enseñanza sirvieron para ayudar a otros a entender,
defender y comunicar la Fe. Aquellos que han recibido tal distinción
han vivido desde los primeros tiempos de la Iglesia hasta el último
Padre de Occidente (hoy en día Europa Occidental), San Isidoro de
Sevilla (siglo VI), y el último Padre de Oriente (hoy en día sureste de
Europa y Asia Menor), San Juan Damasceno (siglo VII).
La época dorada de los Padres durante los siglos IV y V incluye
figuras tales como San Basilio, San Juan Crisóstomo, San Atanasio,
San Ambrosio y San Agustín en la Iglesia occidental.
El título de “Doctor de la Iglesia” se ha otorgado a personas de
cualquier época de la historia de la Iglesia cuya santidad y escritos
han tenido una profunda influencia en el pensamiento teológico
y espiritual. Entre los Doctores de la Iglesia se encuentran figuras
como Santo Tomás de Aquino, Santa Catalina de Siena, San Antonio
de Padua, Santa Teresa de Ávila, San Juan de la Cruz, San Roberto
Bellarmino y Santa Teresa de Lisieux.
PADRES Y DOCTORES DE LA IGLESIA
Introducción • xxi