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Tercera Parte. La Moralidad Cristiana: La Fe Vivida
siendo una fuente de apoyo para los ancianos. Los ancianos que no
tienen hijos adultos deberían recibir ayuda de otras personas que los
cuiden amablemente.
Mientras que los hijos adultos a veces experimenten una tensión
entre criar a sus propios hijos y cuidar de sus propios padres, deben
hacer todo lo posible para ayudar a sus padres. Aún así, no solo ayudan
los hijos adultos a sus padres, sino que muchos padres mayores también
ayudan a sus hijos adultos con su continuo amor, su ejemplo y el
beneficio de sus experiencias de toda una vida. Mientras que está bien
que la sociedad cuide de sus ancianos, la familia sigue siendo la legítima
fuente de apoyo.
EL AMOR DE LOS PADRES POR SUS HIJOS
Los padres ejercen su amor por sus hijos cuidando de sus necesidades
físicas, espirituales, intelectuales, emocionales y morales. Preocuparse
de estas necesidades requiere mucho tiempo y el compromiso de tanto
la madre como del padre. Dar un ejemplo apropiado a los hijos es la
forma más efectiva de criar hijos. Ayudar a los hijos a crecer en la virtud
contribuye a la formación de su carácter. Historias que inspiren, el buen
ejemplo paternal y la repetición de actos virtuosos son las maneras
básicas de formar a los niños.
Los padres deben enseñar a sus hijos a orar, rezando con ellos desde
sus primeros años. Los padres, como primeros y principales educadores
de sus hijos, deben asegurar la educación católica religiosa de sus hijos,
así como su participación habitual en la Misa y en los otros aspectos de
la vida parroquial. Compartir con ellos la vida de los santos, llevarlos a
la iglesia, ayudarlos a participar en la Misa y animarlos encarecidamente
a confesarse son maneras necesarias de ayudar a los hijos a crecer en
la fe. Las escuelas católicas y los programas parroquiales de educación
religiosa pueden ayudar a los padres a cumplir su responsabilidad de
educar a sus hijos en la fe católica. Se anima encarecidamente a los
padres a hacer uso de las escuelas católicas y programas parroquiales
siempre que sea posible.
El ejemplo paternal en todas estas áreas es esencial, ya que los
jóvenes necesitan ver una fe viva en aquellos que aman. El énfasis en