Capítulo 28. El Cuarto Mandamiento: Fortalece Tu Familia
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elementos fundamentales de la fe —como promocionar la relación con
Cristo y la devoción a la Virgen María, a los ángeles y los santos, junto
con el amor y la preocupación por todos aquellos que conozcan— forma
gradualmente la vida religiosa de los jóvenes de una manera productiva
y creativa.
Cuando los hijos se hacen adultos, asumen la responsabilidad de
cómo vivirán y trabajarán. Los padres no deberían ejercer una excesiva
presión sobre sus hijos cuando estos tienen que tomar estas decisiones
(cf. CIC, no. 2230). Sin embargo, ya que los padres a menudo conocen
bien a sus hijos, ellos pueden aconsejar a sus hijos a tomar decisiones
que estén en armonía con sus dones y educación. Ya que la familia es
la iglesia doméstica, corresponde que los padres siempre animen a sus
hijos a que tomen decisiones sobre sus vidas considerando seriamente las
mejores formas de vivir su fe. Los padres, con su propia fe y compromiso
con la Iglesia, crean un entorno en sus hogares que es propicio a ayudar
a los hijos a comenzar a pensar acerca de la vocación religiosa. Los
padres no deberían dudar en invitar a un hijo o hija a considerar la
posibilidad de hacerse sacerdote, religioso o religiosa. En particular, los
padres deberían siempre animar y apoyar a un hijo que esté discerniendo
tal llamada.
LA FAMILIA Y LA SOCIEDAD
La autoridad, la estabilidad y la vida de relación en el
seno de la familia constituyen los fundamentos de la
libertad, de la seguridad, de la fraternidad en el seno de
la sociedad. La familia es la comunidad en la que, desde
la infancia, se pueden aprender los valores morales, se
comienza a honrar a Dios y a usar bien de la libertad. La
vida de familia es iniciación a la vida en sociedad.
—CIC, no. 2207
La familia y la sociedad deben trabajar juntas para defender el bien
de cada ser humano. El estado debería promover iniciativas respon
sables para las familias y debería proveerlas con todas las ayudas