Capítulo 3.Vayan por Todo el Mundo y Prediquen el Evangelio a Toda Creatura
• 27
que continuaran esta misión. La primera comunicación del Evangelio
se hizo por medio de la predicación y el testimonio. Los Apóstoles
proclamaron a Jesús, su Reino y las gracias de la salvación. Llamaron a
la obediencia de la fe (escuchando y obedeciendo la Palabra de Dios), la
recepción del Bautismo, la formación de comunidades de creyentes, la
reunión para la Eucaristía y la generosidad hacia los pobres.
Los Apóstoles escogieron hombres como obispos para que los
sucedieran y les transmitieron a ellos lo “que estos recibieron de las
enseñanzas y del ejemplo de Jesús y lo que aprendieron por el Espíritu
Santo” (CIC, no. 83). El Papa y los obispos en comunión con él son
los sucesores de los Apóstoles y reciben de ellos como herencia la
responsabilidad de la enseñanza autoritativa. Llamamos a este oficio
de enseñanza:
Magisterium
, el Magisterio de la Iglesia. “El oficio de
interpretar auténticamente la palabra de Dios, oral o escrita, ha sido
encomendado sólo al Magisterio vivo de la Iglesia” (CIC, no. 85, citando
DV, no. 10).
Todos los fieles comparten esta comprensión y transmisión de la
verdad revelada. “La totalidad de los fieles [...] no puede equivocarse
en la fe. Se manifiesta esta propiedad suya, tan peculiar, en el sentido
sobrenatural de la fe [
sensus fidei
] de todo el pueblo: cuando ‘desde los
obispos hasta el último de los laicos cristianos’ muestran estar totalmente
de acuerdo en cuestiones de fe y de moral” (CIC, no. 92, citando el
Concilio Vaticano II,
Constitución Dogmática sobre la Iglesia
[
Lumen
Gentium
; LG], no. 12). Otra forma de entender esta verdad es el principio
que establece que el Espíritu Santo, que reside en la Iglesia, lleva a todos
los creyentes a creer aquello que pertenece verdaderamente a la fe. “Con
ese sentido de la fe que el Espíritu Santo mueve y sostiene, el Pueblo
de Dios, bajo la dirección del magisterio, al que sigue fidelísimamente,
recibe no ya la palabra de los hombres, sino la verdadera palabra de
Dios (cf. 1 Ts 2:13), la fe dada de una vez para siempre a los santos (cf.
Judas 3)” (LG, no. 12).
La Tradición es la transmisión viva del mensaje del Evangelio en
la Iglesia. La predicación oral de los Apóstoles y el mensaje escrito
de la salvación bajo la inspiración del Espíritu Santo (la Biblia) son
preservados y transmitidos como Depósito de Fe por medio de la Sucesión
Apostólica en la Iglesia. Ambos, la Tradición y las Sagradas Escrituras