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Capítulo 3.Vayan por Todo el Mundo y Prediquen el Evangelio a Toda Creatura

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que continuaran esta misión. La primera comunicación del Evangelio

se hizo por medio de la predicación y el testimonio. Los Apóstoles

proclamaron a Jesús, su Reino y las gracias de la salvación. Llamaron a

la obediencia de la fe (escuchando y obedeciendo la Palabra de Dios), la

recepción del Bautismo, la formación de comunidades de creyentes, la

reunión para la Eucaristía y la generosidad hacia los pobres.

Los Apóstoles escogieron hombres como obispos para que los

sucedieran y les transmitieron a ellos lo “que estos recibieron de las

enseñanzas y del ejemplo de Jesús y lo que aprendieron por el Espíritu

Santo” (CIC, no. 83). El Papa y los obispos en comunión con él son

los sucesores de los Apóstoles y reciben de ellos como herencia la

responsabilidad de la enseñanza autoritativa. Llamamos a este oficio

de enseñanza:

Magisterium

, el Magisterio de la Iglesia. “El oficio de

interpretar auténticamente la palabra de Dios, oral o escrita, ha sido

encomendado sólo al Magisterio vivo de la Iglesia” (CIC, no. 85, citando

DV, no. 10).

Todos los fieles comparten esta comprensión y transmisión de la

verdad revelada. “La totalidad de los fieles [...] no puede equivocarse

en la fe. Se manifiesta esta propiedad suya, tan peculiar, en el sentido

sobrenatural de la fe [

sensus fidei

] de todo el pueblo: cuando ‘desde los

obispos hasta el último de los laicos cristianos’ muestran estar totalmente

de acuerdo en cuestiones de fe y de moral” (CIC, no. 92, citando el

Concilio Vaticano II,

Constitución Dogmática sobre la Iglesia

[

Lumen

Gentium

; LG], no. 12). Otra forma de entender esta verdad es el principio

que establece que el Espíritu Santo, que reside en la Iglesia, lleva a todos

los creyentes a creer aquello que pertenece verdaderamente a la fe. “Con

ese sentido de la fe que el Espíritu Santo mueve y sostiene, el Pueblo

de Dios, bajo la dirección del magisterio, al que sigue fidelísimamente,

recibe no ya la palabra de los hombres, sino la verdadera palabra de

Dios (cf. 1 Ts 2:13), la fe dada de una vez para siempre a los santos (cf.

Judas 3)” (LG, no. 12).

La Tradición es la transmisión viva del mensaje del Evangelio en

la Iglesia. La predicación oral de los Apóstoles y el mensaje escrito

de la salvación bajo la inspiración del Espíritu Santo (la Biblia) son

preservados y transmitidos como Depósito de Fe por medio de la Sucesión

Apostólica en la Iglesia. Ambos, la Tradición y las Sagradas Escrituras