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Primera Parte. El Credo: La Fe Profesada
Los cuatro Evangelios y el resto de los libros del Nuevo Testamento
fueron escritos a lo largo del tiempo por aquellos Apóstoles y otras
personas asociadas con ellos que trabajaron bajo la inspiración del
Espíritu Santo (cf. CIC, no. 76, citando DV, no. 7). De entre todos los
libros de las Sagradas Escrituras, los Evangelio tienen un lugar de
honor porque nos cuentan sobre Jesucristo, su persona y mensaje.
Los Evangelios fueron creados en tres etapas:
1.
La vida y enseñanzas de Jesús
: La Iglesia afirma que los
Evangelios transmiten fielmente lo que Jesús hizo y enseñó
para nuestra salvación (cf. CIC, no. 126, citando DV, no. 19).
2.
La tradición oral
: Lo que Jesús dijo e hizo, los Apóstoles predi
caron a otros. Ellos dieron a su predicación un entendimiento
más profundo de lo que habían vivido, habiendo sido instrui
dos por los acontecimientos de la vida de Cristo e iluminados
por el Espíritu Santo (cf. CIC, no. 126, citando DV, no. 19).
3.
Los Evangelios escritos
: “Los autores sagrados escribieron los
cuatro Evangelios escogiendo algunas cosas de las muchas
que ya se transmitían de palabra o por escrito, sintetizando
otras o explicándolas atendiendo a la condición de las Iglesias,
conservando por fin la forma de proclamación, de manera que
siempre nos comunicaban la verdad sincera acerca de Jesús”
(CIC, no. 126, citando DV, no. 19).
LOS EVANGELIOS
escritas tienen como fuente común la revelación de Dios en Jesucristo.
Esto es particularmente importante para entender y creer cuando uno
se encuentra frente a la actitud postmoderna que dice que no se puede
confiar en la Tradición y que lo que la Iglesia enseña como Tradición es
en realidad solo una reflexión de ciertos juicios y prejuicios. Saber que
lo que la Tradición nos enseña tiene su base en Jesucristo, ayuda a la
persona de fe a responder a la Tradición con confianza. Las tradiciones
teológicas, litúrgicas, disciplinarias y devocionales de las iglesias locales