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Primera Parte. El Credo: La Fe Profesada
comunión bajo el sucesor de Pedro” (CIC, no. 838, citando LG, no. 15).
Por ello, existe una comunión imperfecta entre la Iglesia Católica y las
otras Iglesias cristianas y comunidades de fe.
La Iglesia Católica también reconoce su especial relación con el
pueblo judío. El Concilio Vaticano II declaró: “Pueblo, según la elección,
amadísimo a causa de los padres; porque los dones y la vocación de
Dios son irrevocables” (LG, no. 16). Cuando Dios llamó a Abrahán a
salir de Ur, le prometió convertirlo “en una gran nación”. Pertenece al
pueblo judío, a quien Dios ha hablado primero, “la adopción filial, la
gloria, las alianzas, la legislación, el culto, las promesas y los patriarcas;
de todo lo cual procede Cristo según la carne” (CIC, no. 839, citando
Rm 9:4-5). Al mismo tiempo, “consciente del patrimonio común con
los judíos, e impulsada no por razones políticas, sino por la religiosa
caridad evangélica, [la Iglesia] deplora los odios, persecuciones y
manifestaciones de antisemitismo de cualquier tiempo y persona contra
los judíos” (NA, no. 4).
La Iglesia también reconoce que tiene una relación única con los
musulmanes. “El designio de salvación comprende también a los que
reconocen al Creador. Entre ellos están, ante todo, los musulmanes, que
profesan tener la fe de Abrahán y adoran con nosotros al Dios único y
misericordioso que juzgará a los hombres al fin del mundo” (CIC, no.
841, citando LG, no. 16).
La Iglesia dialoga no solo con los musulmanes, sino también con
hindúes y budistas. “Considera con sincero respeto los modos de obrar y
de vivir, los preceptos y doctrinas que, por más que discrepen en mucho
de lo que ella profesa y enseña, no pocas veces reflejan un destello de
aquella Verdad que ilumina a todos los hombres” (NA, no. 2). Estos
diálogos se llevan a cabo a nivel local así como a nivel internacional
mediante el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso.
El diálogo es un modo de evangelización. Es una manera de dar a
conocer a los demás a Cristo y su Evangelio, mientras que a la vez respeta
su libertad de conciencia y su pertenencia a sus propias tradiciones
religiosas. La Iglesia ha recibido de Cristo el mandato de darlo a conocer
a todas las gentes. Ella lo hace de muchas maneras. El diálogo es una de
ellas, pero otra forma es mediante la actividad misionera de la Iglesia.