Letter
Letter to President Obama in Support of the New START Treaty, in Spanish, April 8, 2010
8 de abril de 2010
Presidente Barack Obama
The White House
1600 Pennsylvania Avenue NW
Washington, DC 20500
Estimado señor Presidente:
La Conferencia de obispos católicos de los Estados Unidos (USCCB, por sus siglas en inglés) acoge con beneplácito la firma del nuevo Tratado de reducción de armas estratégicas (START, por sus siglas en inglés), entre Estados Unidos y la Federación Rusa. Instaremos a los miembros del Senado de Estados Unidos para que juntos, y sin considerar sus preferencias políticas, ratifiquen el nuevo tratado START.
Durante décadas, la Santa Sede y la USCCB han enfocado sus esfuerzos para alcanzar un mundo sin armas nucleares. Nuestra carta pastoral de 1983, The Challenge of Peace (El desafío de la paz), emitió un juicio moral “definitivo y decisivo” para decirle “no” a la guerra nuclear. En 1993, en The Harvest of Justice is Sown in Peace (La cosecha de la justicia se siembra en la paz), abogamos para que “la eventual eliminación de las armas nucleares sea algo más que un ideal moral; debería ser un objetivo político”.
Reconocemos que el camino para alcanzar un mundo libre de armas nucleares será largo y difícil. Éste comprenderá muchos pasos:
- La reducción verificable de los arsenales nucleares como continúa haciéndolo el nuevo Tratado START;
- La ratificación y la puesta en vigencia del Tratado para la prohibición completa de ensayos;
- La reducción de la dependencia de nuestra nación en las armas nucleares por seguridad como lo empieza a hacer la Revisión de la postura nuclear;
- La protección de los materiales nucleares para que no caigan en manos de terroristas, lo cual se discutirá durante la próxima semana en la Cumbre de seguridad nuclear;
- La adopción del Tratado para la Supresión de los Materiales Físiles a fin de prohibir la producción de materiales con fines bélicos;
- El afianzamiento del Organismo International de Energía Atómica para controlar los esfuerzos de no-proliferación y asegurar el acceso para el uso pacífico de la energía nuclear; y
- Otras acciones que conduzcan a la humanidad hacia un mundo libre de armas nucleares.
Nosotros somos pastores y maestros, no somos peritos técnicos. No podemos trazar un camino preciso para la eliminación de las armas nucleares pero podemos ofrecer orientación moral y aliento. La horrible capacidad destructora de las armas nucleares las convierte en unos armamentos indiscriminados y desproporcionados que ponen en peligro la vida y la dignidad humana como no sucede con ningún otro armamento. Su uso como arma de guerra es rechazada por las enseñanzas de la Iglesia las cuales se basan en las normas de la guerra justa. Aunque no podemos anticipar paso a paso el camino que deberá recorrer la humanidad, nosotros podemos señalar con claridad moral un destino que va más allá de la disuasión hacia un mundo libre de la amenaza nuclear.
Nosotros compartimos la visión de nuestro Santo Padre, Benedicto XVI. En su mensaje a los diplomáticos este pasado enero, el Papa les dijo: “. . .espero firmemente que, en la Conferencia de examen del Tratado de no proliferación de armas nucleares, que tendrá lugar el próximo mes de mayo en Nueva York, se tomen decisiones eficaces con vistas a un desarme progresivo, que tienda a liberar el planeta de armas nucleares”.
La Conferencia de obispos, basada en un imperativo moral para liberar al mundo de las armas nucleares, abogará firmemente a favor de una acción sólida y bipartidista en el nuevo Tratado START como un paso importante y esencial hacia un futuro libre de armas nucleares. Sinceramente suyo,
Cardenal Francis George, OMI
Arzobispo de Chicago
Presidente
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