por Cathleen A. Cleaver

Treinta años después de Roe vs. Wade, el aborto puede parecer como si se hubiese atrincherado. Una generación de jóvenes desconoce un mundo sin él. Esto puede fácilmente causar desaliento y dudas acerca de la efectividad de la Iglesia y del movimiento pro-vida.

Por décadas, la Iglesia ha educado el público sobre la santidad de la vida y la realidad del aborto, ha brindado servicios a mujeres embarazadas y a sus hijos, ha ayudado a las víctimas del aborto, ha luchado por la aprobación de leyes que apoyan y protegen la vida, e invadido el cielo con oraciones. ¿Ha tenido todo esta algún impacto?

¡Absolutamente!

Para comprender cuánto hemos conseguido, revisemos nuestros objetivos y luego retrocedamos para observar el paisaje.

Un objetivo obvio es cambiar la ley sobre abortos-no simplemente por anotar otro crimen en los libros, sino porque los inocentes deben ser protegidos y porque muchas personas piensan que lo que es legal es moral y aceptable.

Oramos para que no haya aborto en este país: para que los doctores cesen de ejecutar abortos, para que las madres dejen de solicitarlos, y para que los padres, abuelos y amigos dejen de animarlas. Pero un cambio en el comportamiento no es el objetivo principal. Lo que se necesita es un cambio radical de modo de pensar, que haga ver a la gente que el aborto siempre es la solución equivocada sin importar qué problemas surjan en el embarazo. Se necesita aún mucho más para edificar una cultura de vida.

Básicamente, se requiere un cambio radical del corazón y una transformación del alma. Se trata de redimir a aquellos participan en abortos, y de servir sin egoísmo a las mujeres, a los niños y a las familias. La meta es transformar nuestra sociedad de manera que sea radical, y hasta heroicamente, generosa a toda vida humana, no importa a qué costo personal. Se trata de crear una nación en donde no exista un "movimiento" pro-vida.

¿Es posible alcanzar esa meta, a pesar de la profunda falta de respeto por la vida humana en nuestra sociedad? ¿Estamos siquiera avanzando en la dirección correcta? ¡Estamos! Consideremos lo siguiente.

Se han aprobado más leyes para proteger la vida

En años recientes los estados han pasado muchas más leyes restringiendo o reglamentando el aborto que promoviéndolo o protegiéndolo. Esto nos puede sorprender, apenas un año después de la trágica decisión de Stenberg vs. Carhart por la que la Corte Suprema de los Estados Unidos concedió protección constitucional a la práctica de matar a una criatura parcialmente parida. Pero, como sugirió el Juez Antonin Scalia en su disención, hay razón para abrigar esperanzas. No es ingenuo ni equivocado notar que nuestra Constitución y nuestra Declaración de Independencia apoyan completamente el derecho a la vida de todos los estadounidenses, incluyendo a los que están por nacer. Ni es ingenuo ni inservible oponerse incansablemente a la opinión de la corte, o construir sobre la base del sentimiento público que produjo treinta nuevas leyes estatales contra el aborto de la criatura parcialmente nacida.

Al comienzar una nueva administración hay también esperanza. Hay que admitir que el poder presidencial dura poco, pero la administración en Washington puede hacer mucho daño o mucho bien. Una de las primeras acciones del Presidente Bush como presidente fue restaurar la norma de la ciudad de Méjico, asegurando que no se darían fondos de los impuestos estadounidenses a organizaciones que proveen o promueven el aborto como método de planificación familiar en naciones extranjeras. Este es un signo alentador de que el Presidente Bush puede estar dispuesto a firmar leyes pro-vida que pasen por su escritorio.

La administración también nominará jueces federales y posiblemente uno o más jueces de la Corte Suprema. Los candidatos serán posiblemente individuos que no deseen cambiar la Constitución para servir una agenda social percibida. Quizás hasta pueden estar dispuestos a revertir pasados errores de interpretación de la Constitución, incluyendo a Roe vs. Wade y casos que se basan en ella.

Sin embargo, es a nivel estatal que se nota claramente el movimiento hacia la protección de la vida. En la última década, las legislaciones estatales pro-vida han ido en aumento. De acuerdo con la National Abortion and Reproductive Rights Action League (NARAL), más de 435 leyes propuestas para reglamentar o restringir el aborto fueron consideradas por la legislación estatal en el año 2000 solamente. "Acceso al aborto sano y legal se hace más difícil en América con las nuevas restricciones que muchos estados imponen", lamenta NARAL en su reporte de febrero del 2001. Cuarenta y tres medidas pro-vida fueron adoptadas en el 2000, mucho más que las veintisiete leyes estatales aprobadas ese año para proteger el acceso al aborto. En los últimos seis años, 262 medidas pro-vida han sido implementadas en el país.

Una ley estatal muy prometedora sobrevivió un reto de la Corte Suprema en febrero del 2001, cuando la Corte rechazó una apelación por varias clínicas de aborto en South Carolina. Las clínicas alegaban que los nuevos reglamentos sobre salud y seguridad ponían demasiados obstáculos en los "derechos constitucionales" de la mujer para escoger el aborto. Las reglas se aplican a todas las clínicas que hacen no menos de cinco abortos en el primer semestre o uno en el segundo trimestre de gestación, por mes. Requieren inter alia que las instalaciones para abortos estén apropiadamente equipadas para atender complicaciones, que enfermeras registradas asistan en las clínicas, y que el flujo de aire y la temperatura cumplan con los standards especificados. éstas fueron una legítima respuestas a preocupaciones reales sobre la seguridad de las mujeres pero las mejoras pueden ser tan costosas para algunas clínicas que verán reducir sus ganancias y por tanto su incentivo para seguir operando. Un portavoz del Center for Reproductive Law and Policy, el grupo pro-aborto que representa las clínicas, dijo: "La Corte Suprema ha dado luz verde a los estados para hacer el aborto inexistente." Una exageración, ciertamente, pero un paso positivo. Se espera que otros estados actúen pronto para poner en efecto reglas similares.

Menos médicos están haciendo abortos

La Federación de Planned Parenthood of America alardea de ser el mayor suministrador de abortos del mundo, con 127 afiliados que "sirven" a mujeres en 875 clínicas en toda la nación. A un precio promedio de $300 cada una, las ganancias derivadas del aborto en este imperio no son un pequeño aliciente para la "misión de espíritu público" de Planificación Familiar.

A pesar del aliciente financiero, muchos médicos no quieren asociarse con la práctica de abortos. Hace pocos años Planificación Familiar gastó muchos meses buscando infructuosamente un proveedor de abortos para una clínica en Pennsylvania. Después de un año, recurrió a traer un doctor de Nebraska una vez a la semana. "Los médicos expertos en aborto, evitan hacerlos", reportó el . "La profesión médica ha hecho más que las cortes para erosionar el aceso al aborto." Esto no ocurre solamente en Pennsylvania. El New York Times recientemente reportó que 86% de los condados en los Estados Unidos no tienen poveedor de aborto. Las clínicas de aborto están apiñadas en las grandes areas metropolitanas en donde "la competencia es tan feroz que todo dueño de clínica busca el márgen." (The New York Times, 30 de diciembre de 2000). Además, el número de hospitales dispuestos a asociarse con abortos bajó dramaticalmente a 7% solamente en 1992, de 50% en 1973.

Cada día menos médicos atienden abortos o se entrenan para ello. Ha habido una reducción continua en el número de proveedores de abortos desde 1976. Cincuena y tres por ciento de los médicos han rehusado recibir entrenamiento opcional sobre abortos. (Family Planning Perspectives, junio de 1995)

No todos los proveedores de aborto dejan el negocio por razones morales, la práctica sencillamente no es tan lucrativa como solía ser. "Los precios no se ajustan de acuerdo a los costos de los servicios sino al costo de la competencia", lamentaba el Dr. Warren Hern, dueño de una clínica en Colorado, al New York Times (30 de diciembre de 2000). "La competencia por pacientes es absolutamente despiadada." Pero también es cierto que muchos proveedores de aborto detectan el disgusto de sus colegas en la profesión médica y se sienten como parias en sus comunidades.

Hay muchos menos abortos hoy

Quizás la más clara indicación de triunfo es la importante reducción en el número de abortos en los años recientes. Por muchos años el número de abortos efectuados en este país era alrededor de 1.5 millón anualmente, alcanzando el 1.6 millón en 1990. El número de abortos en 1997, el último año para el cual hay estadísticas, fue 1.328 millón, lo que representa un 17.4% menos que en 1990. Hay riesgo de que los que acostumbran citar exageradas cantidades de estadísticas de aborto archiven ésta rápidamente. La cifra anual de abortos es aún enorme y hasta un aborto es demasiado. Pero el hecho de que 300,000 niños menos perderán su vida anualmente es razón para celebrar.

Ya no hay serias disputas sobre la humanidad del niño o de la fatal realidad del aborto.

Apenas hace diez años, los defensores del aborto le decían a los estadounidenses que los niños no nacidos no eran realmente seres humanos, o si eran humanos, no estaban realmente vivos todavía. Lo hacían a pesar de que los científicos han asegurado desde hace mucho, que la vida humana comienza con la fertilización. Hoy, no pocos defensores del aborto han aceptado que el aborto quirúrgico destruye una vida humana (aunque prefieren el concepto "terminación del embarazo"). Una notable concesión procedió de la feminista y abogada del derecho al aborto Naomi Wolf. Al llamar al aborto "un mal necesario", Wolf urgió a la comunidad "pro elección" a ser más honesta en su retórica al reconocer "el feto, en su completa humanidad" (The New Republic, octubre de 1995). Por supuesto que aún se oyen afirmaciones sin sentido, de portavoces del aborto, como el reciente comentario sobre un recién nacido abandonado por una estudiante de escuela secundaria: "Si hubiera habido una clínica de aborto cerca, ¿habría sido asesinado ese niño? Creo que no.

Hay una mayor excepción en este candor tardío. Los defensores del aborto rehusan admitir públicamente que el aborto inducido con drogas termina una vida humana en desarrollo. Omiten informar a los consumidores los efectos abortivos de drogas como las píldoras para la "mañana siguiente". Aún abortos provocados con "RU-486" son descritos como medios para prevenir el embarazo.

Más personas están declarándose "pro-vida"

A medida que las personas abren su mente y su corazón, aumenta el número de quienes se declaran "pro-vida". Una encuesta Gallup en septiembre de 1995 mostró que un 33% de los entrevistados se identificaron como "pro-vida" y 56% como "pro-elección". Durante los últimos cinco años ha habido un tenue pero marcado cambio en el modo como las personas describen su posición sobre el aborto. En octubre del 2000, Gallup de nuevo les preguntó su posición sobre el aborto y esta vez la respuesta fue muy diferente. Los que se declararon "pro-vida" aumentaron a 45% mientras los "pro-elección" bajaron a 47%. En otras palabras, en los últimos cinco años 12% de la población se cambió a pro-vida mientras el movimiento pro-elección perdió un 9% del público. Estos son cambios estadísticos significativos especialmente en vista de que ninguna de las instituciones de influencia en América han dejado de ser "pro-elección" siendo el campo académico y el publicitario dos ejemplos prominentes. Marvin Olasky, autor de Abortion Rites [Ritos del aborto], una crónica de la historia social del aborto, observó que "quienes apoyan la legalización del aborto ofrecen a la mujer un cambio rápido de canales (sin mencionar los fantasmas resultantes), mientras que los oponentes revelan la necesidad de aceptar ciertos sufrimientos. Es sorprendente, no que continúan los abortos sino que sus oponentes han sostenido bastante bien su territorio." Y eso fue escrito antes del cambio mencionado anteriormente.

Un punto final sobre la opinión pública que es digno de notar. Mientras los estadounidenses están ahora casi igualmente divididos en la forma de identificarse, más de dos tercios responden a preguntas específicas sobre apoyo al rechazo al aborto tardío o al aborto por nacimiento parcial, leyes de consentimiento paternal, y de información sobre consentimiento con periodos de espera y aún con consentimiento del esposo obligatorio (que la Corte Suprema ha declarado inconstitucional).

Más jóvenes se están cambiando a pro-vida

Hoy, la mitad de los estudiantes universitarios de primer año se oponen al aborto, de acuerdo con una reciente investigación de estudiantes de primer año de la U.C.L.A. Ese es un cambio dramático pues en 1990 por ejemplo, un 65% de estos estudiantes apoyaban el aborto. Una encuesta Gallup en 2000 reveló que un 40% de jóvenes entre los 18 y los 29 años apoyan más restricciones al aborto, un porcentaje mayor que el de cualquier grupo de otra edad.

La página electrónica Salon.com publicó un artículo en enero titulado "¿Ha perdido apoyo la elección?" Notando el cambio en las estadísticas, Salon dijo: "Si estos pequeños cambios se vuelven tendencia, será mala noticia para un movimiento que tradicionalmente ha contado con el enérgico apoyo de los jóvenes." Salon también reportó que los cambios en la composición de los grupos pro-elección versus pro-vida sugiere un "cambio generacional en el debate sobre el aborto." Mientras la edad promedio de los miembros de Planificación Familiar solía ser los 40, ahora es 50 y pico. El Comité Nacional de Derecho a la Vida ha mostrado una tendencia contraria, con una disminución en la edad promedio de sus miembros de 50 en los 1980 a 45 en años recientes.

Los grupos pro-elección están luchando (y gastando) para recuperar miembros

El cambio de afinidad pública por la causa pro-vida es tan grande que ni los grupos pro-elección pueden evitar reconocerlo públicamente. Faye Wattleton, pasada presidente de Planificación Familiar, explicaba en una entrevista reciente que "hay evidencia de aumento en la aceptación de restricciones en las elecciones y los derechos de la mujer." Wattleton y otros líderes pro-elección no se han quedado de manos cruzadas. Están trabajando para detener la defección de sus filas, y luchando y gastando para hacerlos volver a la posición pro-elección.

En marzo de 2001, los pasajeros del tren subterraneo de Boston fueron recibidos con una serie de anuncios del proyecto Acceso al Aborto. Los anuncios fueron diseñados, explicaba un consultor, para "mobilizar a los estadounidenses pro-elección a participar".

En 1999, una coalición llamada Pro-choice Public Education Project ("PEP") empleó a una agencia publicitaria famosa de Nueva York para diseñar una serie de anuncios ilustrando el "valor" que el elegir tiene para los estadounidenses. "Estas campañas", reporta en un artículo en marzo del 2000, "son una respuesta a lo que puede describirse como el creciente problema de relaciones públicas del movimiento pro-elección." NARAL sola gastó $7.5 millones el año pasado. Mientras el movimiento pro-vida está ganando prestigio en las relaciones públicas sin grandes gastos publicitarios, de acuerdo con La Nación, "PEP está atacando el problema por la otra dirección: tratando de crear un movimiento con anuncios, esperando vigorizar a los perezosos."

El proyecto Raquel alcanza a las mujeres

Aunque no hay ganancia personal para los que sirven la causa de las mujeres pobres embarazadas y sus hijos, más de 3000 centros de crisis de embarazo se han abierto en todo el país para proveer servicios a madres incluyendo ropa, artículos para el bebé, atención médica, y hasta un sitio en donde estar, si es necesario. Eso es amor desinteresado en acción.

Quizás no hay mejor ejemplo de ese amor que el ministerio de sanación del Proyecto Raquel. Cerca de140 oficinas diocesanas en el país ofrecen cuidado espiritual y sicológico individual a aquellos traumatizados por una experiencia de aborto. Mediante el proyecto Raquel y la Viña de Raquel, un retiro de fin de semana modelo, mujeres y hombres pueden superar su sufrimiento y desesperación, encontrar sanación para sus profundas heridas espirituales y vivir de nuevo con la certidumbre del perdón de Dios y del re-encuentro un día con su criatura.

En el año 2000, el Secretariado Pro-vida de los obispos lanzó una campaña para dar a conocer el proyecto Raquel. ésta incluyó material diseñado profesionalmente basado en experiencias y testimonios de mujeres que han sufrido a causa del aborto, entrenamiento especial para sacerdotes y consejeros, y líneas telefónicas para solicitar información. Carteleras, placas en vehículos y anuncios en la radio usados en la campaña produjeron enorme cantidad de llamadas pidiendo ayuda. En sólo tres meses, el número de personas referidas para consejería al Proyecto Raquel en la arquidiócesis de Washington nada más fue veinte veces más que en periodos equivalentes anteriores al proyecto. El programa es tan exitoso para alcanzar a aquellos que han sufrido por un aborto que los estados y las diócesis en todo el país están ahora patrocinando programas similares.

Conclusión

El Papa Juan Pablo II ha llamado al movimiento pro-vida "uno de los aspectos más positivos de la vida pública estadounidense." Sin embargo, aún luchamos por crear una sociedad en donde no haya necesidad de un movimiento pro-vida, en donde haya espacio en los corazones de todos los seres para acoger a todos los miembros de la familia humana.

¿Cuándo veremos la cultura de la vida? No demasiado pronto. Pero es evidente que nos movemos en la dirección correcta. Nunca aminoremos nuestros esfuerzos pues es en la lucha en donde demostramos nuestros verdaderos valores.

Ms. Cleaver es directora de informacion y planificación, USCCB Secretariado para las Actividades Pro-vida.