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enfrentan los miembros del Cuerpo de Cristo y todas las personas. Como
obispos responsables del cuidado pastoral de los que han sido o puedan
ser afectados por la pornografía, deseamos dirigirnos específicamente a los
católicos en una variedad de circunstancias y presentar oportunidades para
la orientación, la curación y la gracia. Al hacer esto, somos conscientes
de la especial importancia de los líderes y padres católicos que pueden
poner en práctica la visión y acercamiento de la Iglesia y ser conductos de
la misericordia y la verdad del Señor de manera directa y poderosa por su
testimonio y servicio.
A los explotados por la industria de la pornografía
¡Ustedes son amados y queridos por Dios! La Iglesia se acerca a ustedes,
especialmente las víctimas de tráfico sexual y explotación sexual comercial
y todos los niños a los que se ha hecho participar en la producción de
pornografía infantil y por lo tanto han sido victimizados y sometidos a
abusos. La forma en que han sido tratados es deplorable y gravemente
injusta, y seguiremos trabajando por justicia y libertad para todos los
hombres, mujeres y niños esclavizados. Sin importar lo que hayan
experimentado en su pasado, recuerden que siguen siendo amados por
Dios, tienen dignidad inviolable y se merecen respeto y amor. Vengan al
Señor a través de su Iglesia para recibir su cuidado. Permítanle vendar
sus heridas y darles su fuerza. Sepan que hay grupos de apoyo y recursos
disponibles para ayudarlos (véase Apéndice). A cualquier persona que
haya sido criminalmente explotada, la instamos a denunciarlo inmedi-
atamente a las autoridades civiles correspondientes y a tomar las medidas
adecuadas para garantizar su seguridad y protección.
A los culpables de explotar a otros a través de la
producción de pornografía
El Señor, en su gran misericordia y justicia, está llamándolos a alejarse de
sus pecados y seguirlo. Es Cristo que pasa: no esperen para cambiar su vida.
Bajen, como Zaqueo, y reparen el daño que han hecho (véase Lc 19:1-10).
Ningún pecado es demasiado grande para no perdonarlo, pero los exhorta-
mos a arrepentirse, convertirse y poner fin a su participación en la difusión
de la destructividad de la pornografía. Si también están (o han estado)