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algunas la ven de vez en cuando; mientras que otras se encuentran viendo
pornografía compulsivamente, tal vez a pesar de sus mejores intenciones
de resistir. Aunque más hombres que mujeres usan pornografía, el número
de mujeres usuarias es cada vez mayor.
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El uso de pornografía es especial-
mente alto entre los adultos jóvenes,
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y se ha informado de que la edad
promedio de la primera exposición a la pornografía es tan pronto como los
once años, siendo los niños varones más propensos que las niñas a verse
expuestos a una edad temprana y ver contenido más extremo antes de los
dieciocho años.
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V. UNA MIRADA MÁS
CERCANA A LOS EFECTOS
DE LA PORNOGRAFÍA
“Lávame bien de todos mis delitos, /
y purifícame de mis pecados”. (Sal 50:4)
T
odos los hombres y mujeres han sido creados a imagen de
Dios y están llamados a amar a Dios y a los demás. El uso de
pornografía daña la capacidad de hombres y mujeres de llegar
a ser lo que están llamados a ser. Esto hace que sea más difícil
para ellos estar en relaciones de donación y respeto mutuo entre sí. Ataca
el llamado de un hombre a amar y proteger a las mujeres y sacrificarse
por ellas, y socava la capacidad de una mujer para amar y querer a otro
ser humano como un don y ser recibida como un don. Aquí echamos
una mirada más cercana al duro precio que impone la pornografía sobre
hombres, mujeres, jóvenes y niños, con énfasis especial en el matrimonio y
la vida familiar.
Hombres
Los hombres son particularmente susceptibles a la pornografía porque el
cerebro masculino es fuertemente atraído por las imágenes sexuales, una
especie de “magnetismo visual”
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agresivamente explotado por la industria