Recursos para Parroquias - Granado
La dignidad humana y las Bienaventuranzas: Los santos vivientes de hoy, ¡y tú!
por Anthony Granado
Asesor de Política
Estados Unidos Conferencia de Obispos Católicos
"Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados serán cuando los injurien y los persigan y digan con mentira toda clase de mal contra ustedes por mi causa. Alégrense y regocíjense, porque su recompensa será grande en los cielos". Mateo 5:3-12
Las Bienaventuranzas en Mt 5:3-12 y Lc 6:20-26 están en el corazón de la enseñanza de Jesús. Describen como "bienaventurados" a los que son pobres, los que lloran, los mansos, los hambrientos de la justicia, los misericordiosos, los limpios de corazón, los que trabajan por la paz y los perseguidos. ¿Quién es "bienaventurado" hoy?
En la década de 1980, la Hna. Esther Hugues, Hija Mínima de María Inmaculada, se encontraba con refugiados de Guatemala, El Salvador y Nicaragua que huían de la violencia causada por las guerras civiles y la represión política. "Experimenté de primera mano el profundo deseo de los migrantes centroamericanos de encontrar una vida mejor y más segura para ellos y sus familias". Activa en el Movimiento Santuario, en que congregaciones y otras instituciones religiosas proporcionaban refugio, alimento y ayuda legal a estos refugiados, la Hna. Esther recuerda: "Más de una vez estas personas compartían conmigo que una vez que veían la cruz en la capilla de nuestra escuela, su esperanza se reavivaba y sabían que estarían a salvo". ¡Bienaventurados los misericordiosos, en verdad!
Para la Pontificia Comisión Bíblica, las
Bienaventuranzas son la "síntesis" de la enseñanza de Cristo. Ellas describen
formas de ser y de actuar que son "fundamentales" para los seguidores de Cristo
(Biblia y moral: Raíces bíblicas del
comportamiento cristiano [ByM], https://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/pcb_documents/
rc_con_cfaith_doc_20080511_bibbia-e-morale_sp.html, no. 47).
Perfil de una persona "bienaventurada"
¿Cuáles son estas características fundamentales? ¿Cuál es el perfil de una persona "bienaventurada"?
En primer lugar, los que son pobres de espíritu (o simplemente "pobres" en la versión lucana de las Bienaventuranzas), "viven en una situación precaria". Ellos "dependen en todo de Dios" (ByM, no. 47). No es de extrañar que Jesús llamara bienaventurados a los pobres. En todo el Antiguo y el Nuevo Testamento, los que son más vulnerables, como la viuda, el huérfano y el extranjero, son aquellos a los que Dios otorga especial cuidado y preocupación. ¿Quién en tu comunidad es más vulnerable? ¿Qué cuidado y preocupación especial puedes compartir con estos "bienaventurados" imitando el propio y tierno amor de Dios?
A continuación, los afligidos "no se cierran en sí mismos, sino que participan, por medio de la compasión, en las necesidades y en los sufrimientos de los otros" (ByM, no. 47). La Hna. Esther es ahora directora de primaria en la Escuela Católica de Lourdes. La Hna. Barbara Mosegur es directora de la secundaria. La escuela se encuentra en Nogales, Arizona, cerca de la frontera entre Estados Unidos y México, conocido por los lugareños como "Ambos Nogales". La pobreza al otro lado de la frontera es devastadora. La Hna. Esther y la Hna. Barbara reclutan a estudiantes para que sirvan en el Comedor, una institución social en la frontera que brinda comida a migrantes deportados. Allí, los estudiantes escuchan de primera mano "por qué alguien se arriesgaría a los peligros del desierto, la ley, los bandidos, los señores de la droga, en busca de una vida mejor, no sólo para sí, sino para sus familias", explica la Hna. Esther. La experiencia impacta en los estudiantes profundamente, y los mueve a reflexionar en la misericordia de Dios para los necesitados, y también "lleva a veces a una conversión; una profunda necesidad de fomentar el diálogo, la amistad". A través de la experiencia, los estudiantes se convierten también en "afligidos".
La tercera Bienaventuranza levanta a los mansos, los que "no utilizan la violencia sino que respetan al prójimo" (ByM, no. 47). La Hna. Esther y la Hna. Barbara buscan tender puentes entre fronteras, culturas y diferencias. Una forma de hacerlo es aceptando en la escuela a estudiantes de ambos lados de la frontera. De hecho, la Hna. Esther, que nació en el norte de México, llegó por primera vez a Estados Unidos con visa de estudiante, ¡y precisamente para estudiar en la Escuela Católica de Lourdes! Ella conoce de primera mano la transformación que se produce cuando los estudiantes conocen a sus vecinos del otro lado de la frontera. La Hna. Esther dice: "Nosotros les inculcamos [a nuestros estudiantes] la convicción de que para Dios no hay fronteras ni otros límites o distinciones de origen humano".
Los que tienen hambre y sed de la justicia buscan que la visión de Dios para el mundo se haga realidad (ByM, no. 47), donde "el mal sea vencido, la justicia restablecida y el anhelo humano de vida y paz plenamente realizado" (ByM, no. 43). La Hna. Barbara recluta a estudiantes de secundaria en el trabajo de la Iniciativa Kino para la Frontera (Kino Border Initiative)para reunirse con sus representantes en el Congreso e instarles a una reforma migratoria justa e integral, y organizar y participar en actividades para educarse a sí mismos y a otros en las cuestiones fronterizas. Los hijos de un Dios misericordioso, dice la Hna. Esther, deben siempre "responder al desafío de establecer el Reino de Dios a partir de hoy". ¡Así sea!
A continuación, los misericordiosos "ayudan activamente a los necesitados y están prontos al perdón" (ByM, no. 47). "Lo que esperamos que experimenten todos nuestros estudiantes es que todos los seres humanos tienen el derecho a las necesidades básicas (alimentación, vivienda, dignidad, salarios justos), independientemente de las fronteras de origen humano", dice la Hna. Esther. Sin embargo, la actitud alentada por los medios de comunicación —y predominante en la comunidad circundante— es la hostilidad hacia los inmigrantes indocumentados, incluso la "xenofobia". Pero el lento ritmo del cambio no la desanima. Por el contrario, le recuerda imitar a Dios, que es misericordioso, y ver cómo Su visión se está haciendo realidad en sus estudiantes (uno comentó: "Después de escuchar, pasar tiempo y comer con migrantes que han sido deportados, y recorrido parte de la ruta que toman en el desierto, ahora veo las cosas de manera muy diferente") y en los muchos exalumnos de la Escuela Católica de Lourdes que continúan trabajando en el servicio y la incidencia.
Los que trabajan por la paz buscan "mantener y restablecer entre los hombres la convivencia inspirada en el amor" (ByM, no. 47). Integrando la justicia social en el currículo de la escuela y cruzando puentes mediante el servicio y el trabajo de incidencia, las hermanas ayudan a los estudiantes a relacionarse con sus hermanos y hermanas de ambos lados de la frontera.
Por último, los perseguidos por causa de la justicia "permanecen fieles a la voluntad de Dios a pesar de las graves dificultades que esta actitud lleva consigo" (ByM, no. 47). Pese a las críticas de los que no acogen a los inmigrantes, las hermanas perseveran, a través de su trabajo, en llevar "el testimonio del Evangelio" a un mundo necesitado.
¿Eres bienaventurado?
¡Advertencia! Esto podría conmocionarte: ¡En virtud de nuestro Bautismo, todos estamos llamados a ser pobres, a sentir aflicción, a ser mansos, hambrientos de justicia, misericordiosos, limpios de corazón, a trabajar por la paz y a ser perseguidos!
El trabajo de la Hna. Esther, la Hna. Barbara, y tantos otros hombres y mujeres santos no es un "extra" o un "agregado" a lo que significa ser fiel. Es el llamado que recibimos en el Bautismo. El Papa Francisco nos recuerda: "Todos nosotros, los bautizados, somos discípulos misioneros y estamos llamados a ser en el mundo un Evangelio viviente: con una vida santa daremos 'sabor' a los distintos ambientes y los defenderemos de la corrupción, como lo hace la sal; y llevaremos la luz de Cristo con el testimonio de una caridad genuina" (Papa Francisco, Angelus, https://w2.vatican.va/content/francesco/es/angelus/2014/documents/papa-francesco_angelus_20140209.pdf).
En el Bautismo nos hacemos parte del Cuerpo de Cristo; y luego somos enviados a Su misión. Nuestro Bautismo lleva a la misión en el mundo. Damos expresión a nuestra realidad bautismal, escribe el Papa Benedicto XVI, en nuestra "vida cotidiana" en "el campo" del mundo, trabajando para orientar el trabajo y la sociedad hacia el Reino (Papa Benedicto XVI, Sacramentum Caritatis (SC), https://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/apost_exhortations/documents/hf_ben-xvi_exh_20070222_sacramentum-caritatis_sp.html, no. 79).
Este es un llamado para todos, no sólo para sacerdotes y religiosos. "El llamado bautismal de los católicos se basa en el mandamiento de Jesús de 'Amen a su prójimo como yo los he amado'", dice la Hna. Esther. "Yo siempre he enseñado a mis estudiantes que el examen final que daremos cada uno al final de nuestra vida es: 'Estuve hambriento y me dieron de comer...' (Mt 25:34-40)".
En todos nosotros, de nuestra comunión unos con otros, la pertenencia al Cuerpo de Cristo y la participación en la Eucaristía "nace la voluntad de transformar también las estructuras injustas para restablecer el respeto de la dignidad del hombre, creado a imagen y semejanza de Dios" (SC, no. 89).
Esto significa trabajar para proteger la vida y la dignidad de todas las personas: los no nacidos, los inmigrantes y los refugiados, las personas en situación de pobreza, y otras personas vulnerables. Vivir el Reino —actuar con la confianza de que Dios obrará a través de nosotros para hacer de su visión una realidad— requiere nuevas formas "bienaventuradas" de actuar. Al actuar de esta manera, imitamos la vida y el ministerio de Jesús, que mostró misericordia a los necesitados, otorgó el perdón a los pecadores, mostró preocupación por los débiles y sencillos, y sanó a los enfermos.
¿Cómo te está llamando Dios a imitar el ejemplo de Jesús y vivir el llamado de tu Bautismo? ¿Cómo estás llamado a ser bienaventurado?
El llamado comienza hoy.
Para más información:
Los sacramentos y la misión social: Vivir el Evangelio, ser discípulos, https://www.usccb.org/prayer-and-worship/sacraments-and-sacramentals/upload/los-sacramentos-y-la-mision-social-vivir-el-evangelio-ser-discipulos.pdf
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