Liturgia de las Horas

La oración diaria de la Iglesia

La Liturgia de las Horas, también conocida como Oficio divino o la obra de Dios (opus Dei), es la oración diaria de la Iglesia, que marca las horas de cada día y santifica el día con oración. Las Horas son un diálogo meditativo sobre el misterio de Cristo, que usa Escritura y oración. A veces el diálogo es entre la Iglesia o el alma individual y Dios; a veces es un diálogo entre los miembros de la Iglesia y a veces es incluso entre la Iglesia y el mundo. El Oficio divino es "verdaderamente la voz de la Esposa misma dirigida al Esposo. Es la propia oración que Cristo junto con su Cuerpo dirige al Padre"  (Sacrosanctum Concilium, n. 84). El diálogo siempre se lleva en presencia de Dios y utilizando las palabras y la sabiduría de Dios. Cada una de las cinco horas canónicas incluye selecciones de los Salmos que culminan en una proclamación de la Escritura. Las dos horas más importantes (o bisagra) son la Oración de la Mañana y la Oración de la Tarde (Laudes y Vísperas). Cada una de ellas incluye un cántico del Evangelio: el Cántico de Zacarías tomado de Lucas 1, 68-79 para la Oración de la Mañana (conocido como Benedictus), y el cántico de María, tomado de Lucas 1, 46-55 para la Oración de la Tarde (conocido como Magnificat). El cántico del Evangelio funciona como un tipo de extensión meditativa de la proclamación de la Escritura a la luz del evento de Cristo. Las Oraciones de la Mañana y la Tarde también incluyen intercesiones que surgen de la proclamación de la Escritura del mismo modo en que los Salmos la preparan.

En las Horas, se ejercita el sacerdocio real de los bautizados y este sacrificio de alabanza se conecta así al sacrificio de la Eucaristía, ambos a la vez preparando y surgiendo de la Misa".

Los himnos y letanías de la Liturgia de las Horas integran la oración de los salmos en el tiempo de la Iglesia, expresando el simbolismo de la hora del día, la estación litúrgica o la fiesta que se celebra. Es más, la lectura de la Palabra de Dios en cada hora (y las consecutivas respuestas o troparia) y las lecturas de los Padres de la Iglesia y los maestros espirituales en ciertas horas, revelan más profundamente el misterio que se celebra, ayudan a comprender los salmos y preparan para la oración en silencio" (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1177).

Las cinco Horas del Oficio Divino son:

Oficio de lectura

"El Oficio de lectura se orienta a ofrecer al pueblo de Dios, y principalmente a quienes se han entregado al Señor con una consagración especial, una más abundante meditación de la palabra de Dios y de las mejores páginas de los autores espirituales. Pues si bien es verdad que en la misa de cada día se lee ahora una más rica serie de lecturas bíblicas, no puede negarse que el tesoro de la revelación y de la tradición contenido en el Oficio de lectura es un gran provecho espiritual" (Principios y Normas Generales de la Liturgia de las Horas [PNGLH], n. 55).

Oración de la Mañana — Laudes

"Las Laudes matutinas están dirigidas y ordenadas a santificar la mañana, como salta a la vista en muchos de sus elementos. San Basilio expresa muy bien este carácter matinal con las siguientes palabras: 'Al comenzar el día, oremos para que los primeros impulsos de la mente y del corazón sean para Dios, y no nos preocupemos de cosa alguna antes de habernos llenado de gozo con el pensamiento de Dios, según está escrito: "Me acordé del Señor y me llené de gozo" (Sal 77 [76], 4), ni empleemos nuestro cuerpo en el trabajo antes de poner por obra lo que fue dicho: "A ti te suplico, Señor, por la mañana escucharás mi voz, por la mañana te expongo mi causa y me quedo aguardando"' (Sal 5, 4-5; S. Basilio el Grande, Regulæ fusius tractatæ, resp. 37, 3: PG 31, 1014).

"Esta Hora, que se celebra con la primera luz del día, trae, además, a la memoria el recuerdo de la resurrección del Señor Jesús, que es la luz verdadera que ilumina a todos los hombres (cf. Jn 1, 9) y 'el sol de justicia' (Mal 3, 20), 'que nace de lo alto' (Lc 1, 78). AsI se comprende bien la advertencia de san Cipriano: 'Se hará oración por la mañana para celebrar la resurrección del Señor con la oración matutina' (S. Cipriano, De oratione dominica, 35: PL 4, 1015)" (PNGLH, n. 38).

Oración del Día — Tercia, Sexta, Nona

(se puede hacer a media mañana, mediodía, o media tarde)

"Conforme a una tradición muy antigua de la Iglesia, los cristianos acostumbraron a orar por devoción privada en determinados momentos del día, incluso en medio del trabajo, a imitación de la Iglesia apóstolica; esta tradición, andando el tiempo, cristalizó de diversas maneras en celebraciones litúrgicas.

"Tanto en Oriente como en Occidente se ha mantenido la costumbre litúrgica de rezar Tercia, Sexta y Nona, principalmente porque se unía a estas Horas el recuerdo de los acontecimientos de la pasión del Señor y de la primera propagación del Evangelio" (PNGLH, nn. 74-75).

Oración de la Tarde — Vísperas

"Se celebran las Vísperas por la tarde, cuando atardece y el día va de caída, 'en acción de gracias por cuanto se nos ha otorgado en la jornada y por cuanto hemos logrado realizar con acierto' (S. Basilio el Grande, Regulæ fusius tractatæ, resp. 37, 3: PG 31, 1015). También hacemos memoria de la rendición por medio de la oración que elevamos 'como el incienso en presencia del Señor', y en la cual 'el alzar de nuestras manos' es 'como ofrenda de la tarde' (cf. Sal 141 [140], 2). Lo cual 'puede aplicarse también con mayor sentido sagrado a aquella verdadera ofrenda de la tarde que el divino Redentor instituyó precisamente en la tarde en santos misterios de la Iglesia, y que ofreció al Padre en la tarde del día siguiente, que representa la cumbre de los siglos, alzando sus manos por la salvación del mundo' (Casiano, De institutione cœnobiorum, lib. 3, cap. 3: PL 49, 124. 125). Y para orientarnos con la esperanza hacia la luz que no conoce ocaso, 'oramos y suplicamos para que la luz retorne siempre a nosotros, pedimos que venga Cristo a otorgarnos el don de la luz eterna' (S. Cipriano, De oratione dominica, 35: PL 4, 560). Precisamente en esta Hora concuerdan nuestras voces con las de las Iglesias orientales, al invocar a la 'luz gozosa de la santa gloria del eterno Padre, Jesucristo bendito; llegados a la puesta del sol, viendo la luz encendida en la tarde, cantamos a Dios Padre, Hijo, y Espíritu Santo…'" (PNGLH, n. 39).

Oración de la Noche — Completas

"Las Completas son la última oración del día, que se ha de hacer antes del descanso nocturno, aunque haya pasado ya la media noche" (PNGLH, n. 84). Los salmos elegidos para la oración de la Noche son de plena confianza en el Señor.

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