Catequista de Servicios - Covarrubias

Catechetical Sunday 2016 Poster in SpanishUtilizando diferentes estilos de oración

por Maria Covarrubias

Aprendía orar a muy temprana edad; recuerdo que iba temprano a la escuela parroquial primaria para pasar por la iglesia antes de ir a clases. Hacía mi recorrido de oración deteniéndome frente a cada imagen de los santos. Mi destino final era el cuadro gigantesco de la Virgen de Guadalupe donde solía terminar mis oraciones. Esta rutina se repitió casi diariamente hasta que terminé la secundaria. Hoy dedico tiempo diariamente a leer las lecturas del día y rezar. La oración ha sido indispensable y necesaria para nutrir y fortalecer mi fe; me ha ayudado a robustecer mi confianza en Dios. La oración provee la oportunidad de conocer a Dios y establecer una relación cercana con Él. La oración nos da el entorno para hablarle de nuestras alegrías, agradecimientos, preocupaciones, necesidades y peticiones. Santa Teresita del Niño Jesús decía: "para mí, la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de agradecimiento y de amor tanto desde dentro de la prueba como desde dentro de la alegría" (Catecismo de la Iglesia Católica (segunda edición) (CIC). Washington, DC: Libreria Editrice Vaticana-United States Conference of Catholic Bishops, 2001, no. 2558). En Lucas 11:9-10, Jesús dice: "Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, toquen y se les abrirá. Porque quien pide, recibe; quien busca, encuentra, y al que toca, se le abre".

La Iglesia continuamente nos anima a utilizar este medio maravilloso para encontrarnos con Dios. Podemos sobrevivir sin la oración, pero no podemos prosperar en nuestra vida de fe sin ella. Una tarea indispensable para el catequista es enseñar a otros a orar. El Directorio Nacional para la Catequesis declara que "la catequesis enseña al cristiano cómo orar con Cristo". "La oración debe ser el ámbito ordinario para todas las catequesis, de tal modo que el conocimiento y la práctica de la vida cristiana puedan ser comprendidos y celebrados en el contexto adecuado" (Directorio Nacional para la Catequesis [DNC]. Washington DC: United States Conference of Catholic Bishops, 2005, 20, 4).

El Catecismo de la Iglesia Católica expresa que la oración cristiana dentro de la vida cristiana es una alianza y una comunión con la Santísima Trinidad. Afirma que es del corazón donde nace y brota la oración. El corazón es el lugar del encuentro, donde mora Dios. La oración es acción de Dios y del hombre; brota del Espíritu Santo y de nosotros, dirigida por completo al Padre, en unión con la voluntad humana del Hijo de Dios hecho hombre (CIC, no. 2564).

En este tiempo en que la comunicación se da por medio de diversas formas, la Iglesia también nos enseña diversos estilos de oración. Las oraciones tradicionales y la Misa dominical son las formas más familiares de oración. Sin embargo, se puede orar solo o en comunidad; en silencio o en voz alta; usando diferentes posturas y gestos como arrodillarse, hacer una genuflexión, de pie, sentado, hacer la señal de la cruz o utilizar alguna posición orante. Podemos orar en todo momento y circunstancia.

Los hispanos utilizamos la religiosidad popular como un medio de oración a través de nuestras costumbres culturales como el Día de los Muertos, las prácticas diversas durante la Semana Santa, las posadas, los altares, y las celebraciones de los santos regionales. Nuestra fe mariana nos lleva a celebrar a la Madre de Jesús en sus diversos nombres e imágenes. Las oraciones como el rosario, las novenas, la adoración al Santísimo los primeros viernes de cada mes y el vía crucis son también algunas de las prácticas comunes.

La meditación y la contemplación son tipos de oración que nos ayudan a enfocarnos y colocarnos en la presencia de Dios para escucharlo, conocer su plan para nuestra vida, y dar una respuesta. La contemplación es una oración en silencio donde el principal objetivo es el descansar en la presencia de Dios. Las Sagradas Escrituras, la buena lectura, la música, las imágenes religiosas, el arte y la naturaleza son algunos medios para enfocarnos y avivar nuestra imaginación.

El año litúrgico es una forma consciente y tangible de conectarnos y conectar a aquellos a quienes catequizamos con la historia de fe y salvación. El año litúrgico incluye varias estaciones representadas con colores específicos, símbolos y rituales. En las Sagradas Escrituras encontramos oraciones formuladas por la tradición desde las primeras comunidades cristianas: oraciones de adoración y bendición, de petición, de intercesión, de acción de gracias y de alabanza. 

1.    La oración de adoración y bendición

La oración de adoración a Dios es la respuesta y actitud del ser humano ante el reconocimiento de haber sido creado por Dios. Este acto de adoración exalta la grandeza de Dios que nos ha hecho a su imagen y semejanza. Esta oración de adoración a la Santísima Trinidad exalta la omnipotencia de Cristo nuestro Salvador y la acción constante del Espíritu Santo. La adoración de Dios tres veces santo y soberanamente misericordioso nos llena de humildad y da seguridad a nuestras súplicas.


La bendición expresa el movimiento de fondo de la oración cristiana que es el encuentro de Dios con el hombre o la mujer. Esta oración de bendición es la respuesta del ser humano a los dones de Dios; porque Dios bendice y el corazón del hombre y de la mujer también puede bendecir a Aquel que es la fuente de toda bendición (CIC, nos. 2626-2628).

En nuestra tradición hispana, el bendecir es una práctica común. Muy a menudo escuchamos o usamos la frase "Dios te bendiga" cuando alguien se despide, sale de casa o se va de viaje. El pedir la bendición cuando vamos a salir de viaje o cuando nos vamos a casar son actos hermosísimos de fe. El acto de pedir o dar la bendición nos conecta íntimamente con Dios, quien es infinitamente bueno y generoso, y nos conecta con aquellos a quienes amamos. Este acto de bendecir nos ayuda a reconocer lo bueno que existe y nos llena de esperanza. 

2.    La oración de peticiónEsta es la forma de oración más conocida por todos los cristianos. Muy a menudo se nos enseña a orar a Dios por las cosas o ayuda que necesitamos. A través de la oración de petición mostramos la consciencia de nuestra relación y dependencia con Dios. El pedir perdón es el primer movimiento de la oración de petición. Es el comienzo de una oración justa y pura. La humildad confiada en el perdón de Dios nos devuelve a la luz de la comunión con el Padre y su Hijo Jesucristo, y de los unos con los otros. Tanto la celebración de la Eucaristía como la oración personal comienzan con la petición del perdón por lo que hemos hecho y nos ha separado de Dios y de los demás. Toda necesidad puede convertirse en objeto de petición tomando en cuenta que la petición cristiana está centrada en el deseo y en la búsqueda del Reino de Dios (CIC, nos. 2629-2633).

3.    La oración de intercesión

La oración de intercesión es la oración de petición que nos conforma muy de cerca con la oración de Jesús. Jesús es el único intercesor ante el Padre en favor de todos los hombres, y de los pecadores en particular. A través de este tipo de oración intercedemos y pedimos favores a Dios para el beneficio de otros. Es la expresión de la comunión de los santos. En la intercesión el que ora no busca su propio interés sino el de los demás (CIC, nos. 2634-2635).
4.    La oración de acción de gracias

Todo acontecimiento y toda necesidad pueden convertirse en ofrenda de acción de gracias. "Den gracias siempre, unidos a Cristo Jesús, pues esto es lo que Dios quiere que ustedes hagan" (1 Ts 5:18). El mayor acto de acción de gracias de la Iglesia es la celebración de la Eucaristía, porque en ella manifiesta y se convierte cada vez más en lo que ella es (CIC, nos. 2637-2638). La celebración eucarística contiene y expresa todas las formas de oración (CIC, no. 2643).

5.    La oración de alabanza 

La alabanza es la forma de orar que reconoce de la manera más directa que Dios es Dios. Lo alaba por Él mismo, le da gloria no por lo que hace sino por lo que Él es. La alabanza integra las otras formas de oración y las lleva hacia Aquel que es su fuente y su término: "un solo Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas y por el cual somos nosotros" (1 Co 8:6) (CIC, no. 2639). 

La Iglesia en su sabiduría nos ofrece una gran variedad de formas de oración para cada momento y circunstancia. Jesús nos enseña a orar al Padre a través del Padre Nuestro, y con su ejemplo nos anima a ser persistentes y nunca cansarnos de orar, porque entre más ejercitamos la oración más unidos estamos a la voluntad de Dios y a su plan de vida para nosotros. "Velen y oren, para que puedan presentarse sin temor ante el Hijo del hombre" (Lc 21:36).


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Todas las citas bíblicas fueron tomadas del Leccionario Mexicano.

Las citas del Catecismo de la Iglesia Católica, segunda edición, © 2001, Libreria Editrice Vaticana–United States Conference of Catholic Bishops, Washington, D.C. Reproducidas con permiso. Todos los derechos reservados.