Comunicado del Reverendísimo José Gomez, presidente de la USCCB, ante la celebración del Día de Martin Luther King Jr.

Mensaje del Reverendísimo José H. Gomez, Arzobispo de Los Ángeles, y Presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos

Durante gran parte del año pasado, Estados Unidos ha tenido en cuenta el legado de la esclavitud y la persistencia de la injusticia racial en nuestro país. Lamentablemente, sigue siendo cierto que el “color de nuestra piel” a menudo importa más en nuestra sociedad que el 'contenido de nuestro carácter', como dijo el Rev. Martin Luther King, Jr., hace medio siglo.

Este año, al conmemorar el legado de este gran estadounidense, recordamos especialmente la creencia del Reverendo King en la no violencia y el poder del amor.

Como observamos durante los hechos violentos en nuestras ciudades el verano pasado y durante la violencia que estalló nuevamente la semana pasada en el Capitolio en Washington, D.C., nuestro país se ha enojado demasiado, se ha vuelto demasiado amargado y está demasiado dividido.

Y al confrontar nuestras profundas divisiones, enfrentamos las mismas situaciones que enfrentaron el Rev. King y el movimiento de los derechos civiles. Para nosotros, también, la pregunta es cómo lucharemos contra las injusticias en nuestra sociedad, ¿cuáles medios usaremos?

En 1958, el Rev. King escribió: “En el camino de la vida, alguien debe tener el suficiente sentido común y la moral suficiente para detener la cadena del odio. Esto solo se puede hacer proyectando la ética del amor en el centro de nuestras vidas. Este es el desafío para todos los que creemos en la promesa de Estados Unidos y buscamos renovar el alma de esta gran nación.

En el espíritu del Rev. King, debemos enfrentar las fuerzas del odio y la ignorancia con el poder del amor. Debemos aprender de nuevo la sabiduría del Evangelio y amar a nuestros enemigos y bendecir a los que se oponen a nosotros. En este momento, el reverendo King aconsejaría a todos en la vida pública que busquen la reconciliación y rechacen la fácil tentación de las represalias y las recriminaciones.

No amamos a los que se oponen a nosotros porque sean amables, o incluso agradables, dijo una vez el Rev. King. Los amamos porque Dios los ama. Y con nuestro amor buscamos su conversión y amistad, no su humillación. Este es nuestro deber cristiano en este momento: ser sanadores y pacificadores, vencer el mal y la mentira, no con más de lo mismo, sino con palabras de verdad y obras de amor.

Pedimos a nuestra Santísima Madre María, Reina de la Paz, que nos guíe en este momento de transición e incertidumbre en nuestro país. Que ella nos ayude a seguir creyendo en el poder del amor.

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