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Beato Junípero Serra 

Junípero Serra nació en Petra, Mallorca, España, el 24 de noviembre de 1713. Sus padres fueron Antonio Nadal Serra y Margarita Rosa Ferrer quienes fueron agricultores toda su vida. Fue bautizado el mismo día de su nacimiento en la Iglesia de San Pedro dándosele el nombre de Miguel José.

En Petra, Serra asistió a la escuela primaria de los franciscanos. A los 15 años, sus padres lo llevaron a Palma para ponerlo a cargo de un canónigo de la catedral y allí empezó a asistir a las clases de filosofía que se realizaban en el monasterio franciscano de San Francisco.

El 14 de septiembre de 1730, Serra ingresó como novicio en el Convento de Jesús, situado fuera de las murallas de Palma y profesó el 15 de septiembre del siguiente año. Él eligió el nombre de Junípero en memoria del hermano compañero de San Francisco. Estudió filosofía y teología en el Convento de San Francisco. Se desconoce la fecha de su ordenación sacerdotal aunque probablemente ocurrió durante las témporas de diciembre en 1738. Serra obtuvo su doctorado en teología en 1742 de la Universidad Luliana en Palma. En enero de 1749, fue llamado a la cátedra escocesa de teología en la misma universidad como profesor de primaria para luego convertirse en misionero de los indígenas en el continente americano.

El 13 de abril de 1749, acompañado de Francisco Palóu, Serra se embarcó camino a América. El 7 de diciembre de 1749 llegaron a Veracruz, México. Aunque a los frailes se les había proporcionado caballos para su uso, Serra prefirió caminar los 250 kilómetros que había entre Veracruz y la Ciudad de México. Llegaron a la universidad de San Fernando el 1 de enero de 1750, luego de haber pasado la noche en el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe.

En menos de seis meses, recibieron una llamada urgente pidiendo voluntarios para las misiones de Sierra Gorda. Serra fue uno de los voluntarios. Entre 1750 y 1758, durante su apostolado en Sierra Gorda con los indios Pame, Serra no solo supervisó la construcción de la iglesia, la cual aún se encuentra en uso, sino que también impulsó su misión tanto en la dirección religiosa como en la económica. Bajo su presidencia de las misiones (1751-1754), los misioneros de las otras cuatro ciudades también construyeron iglesias misioneras.

Serra aprendió la lengua otomí y utilizó un método visual para la enseñanza de la religión. Entusiasta en la prédica y en la promoción de las devociones litúrgicas y populares, Serra obtuvo mucho éxito logrando que el pueblo indígena Pame practicara la fe en una manera ejemplar. En el aspecto económico, su misión prosperó mediante la introducción de animales domésticos, el fomento de la agricultura y el desarrollo del comercio. Serra también defendió los derechos de los indios contra los colonizadores no nativos en una larga disputa sobre el valle de Tancama. Durante las obras de construcción de su iglesia, Serra trabajó como un jornalero ordinario.  

Más adelante, Serra fue asignado a la universidad de San Fernando, a donde llegó el 26 de setiembre de 1758. Allí lo nombraron director del coro y maestro de los novicios de 1761 a 1764, y consejero universitario de 1758 a 1761. También fue nombrado confesor. Como misionero local, Serra predicó en la Ciudad de México y en Mezquital, Zimapán, Rio Vero, Puebla y Oaxaca. En 1767, fue nombrado presidente de las misiones ex-jesuitas de Baja California.

A mediados de julio, Serra partió hacia Loreto a donde llegó el 1 de abril. Se alojó en la antigua sede principal de los jesuitas y nombró misioneros para las 15 misiones entre San José del Cabo, en el sur, hasta Santa María, en el norte. En 1768, Serra se ofreció muy entusiasmado como voluntario uniéndose a las expediciones a Alta California. El 28 de marzo de 1769, partió de la misión en Loreto a lomo de mula, llegando a San Diego el 1 de julio. En el camino fundó su primera misión en San Fernando de Velicatá el 14 de mayo. Serra escribió un diario de su viaje durante el cual sufrió mucho debido a una dolencia en las piernas y los pies y tuvo que ser transportado en camilla.

Serra dedicó los siguientes 15 años de su vida a la labor evangelizadora en Alta California. Durante ese período él fundó nueve misiones: San Diego, el 16 de julio de 1769; San Carlos, Monterey-Carmel, el 3 de junio de 1770; San Antonio, el 14 de julio de 1771; San Gabriel, el 8 de setiembre de 1771; San Luis Obispo, el 1 de setiembre de  1772, San Francisco, el 9 de octubre de 1776; San Juan Capistrano, el 1 de noviembre de 1776; Santa Clara, el 12 de enero de 1777; y, San Buenaventura, el 31 de marzo de 1782. Serra estuvo presente en la fundación del El Presidio en Santa Bárbara el 12 de abril de 1782.

Serra permaneció en San Diego hasta el 14 de abril de 1770 cuando se embarcó con destino a Monterrey. Del 3 de junio de 1770 hasta su fallecimiento, Serra mantuvo su residencia principal en la Misión de San Carlos, en donde falleció el 28 de agosto de 1784, a la edad de 70 años. Serra está enterrado debajo del altar de la iglesia que él construyó. Para fines de 1784, el número de indígenas bautizados en las primeras nueve misiones llegó a 6,736 mientras que 5,646 indígenas cristianizados vivían allí.

Serra era pequeño de estatura, media cinco pies, dos pulgadas. Tenía una voz sonora, tez morena, cabellos y ojos oscuros. Aunque parecía tener una constitución básicamente robusta, él sufrió mucho durante sus últimos años de vida. Sus achaques empezaron con una hinchazón y picazón dolorosa en pies y piernas debido a unas picaduras de mosquitos que le causaron ulceras varicosas. A veces no podía pararse ni caminar. A partir de 1758, empezó a sufrir de asma.

De carácter, era una persona ansiosa, optimista, entusiasta, dinámica, incluso adamantina. Era un hombre de acción, prefería el apostolado activo a un salón de clase o la escritura. Fue un modelo religioso a pesar de sus distracciones y actividades—un hombre de oración y mortificación. Sentía un profundo amor por los nativos conversos. Luchó para que la iglesia se librara de las infracciones reales. Algunos pensaban que él era muy agresivo, demasiado entusiasta y exigente. Aunque defendía a los indígenas, tenía una visión paternalista y creía en el castigo corporal y lo aplicaba.

La causa para la beatificación de Serra se inició en la Diócesis de Monterrey-Fresno en 1934 y el proceso diocesano finalizó en 1949. El 25 de setiembre de 1988, fue beatificado por el Papa Juan Pablo II. El Papa Francisco ha anunciado que la canonización de Serra se realizará el 23 de setiembre del 2015 durante una Misa en Washington, D.C.

El Camino Real de Serra desde Mallorca hasta California está salpicado de monumentos y memoriales. Él es el personaje principal de varias decenas de biografías escritas en diversos idiomas. Sus escritos se han traducido y han sido publicados en cuatro volúmenes por el Reverendo Antonine Tibesar, OFM. A Serra se le conoce como el Apóstol de California. Serra International fue creada en su honor. Su vida y el sistema que utilizó en su misión se estudian en las escuelas de California.

Traducido y editado de la biografía oficial.