El Misal Romano y la Misa vespertina de la Cena del Señor
El Ceremonial de los Obispos sitúa el contexto en el n. 297:
Con esta Misa, que se celebra en las horas de la tarde del Jueves Santo, la Iglesia comienza el sagrado Triduo pascual, y se esfuerza vivamente por renovar aquella última cena, mediante la cual el Señor Jesús, en la noche en que iba a ser entregado, amó hasta el fin a los suyos que estaban en el mundo, ofreció su Cuerpo y su Sangre a Dios Padre bajo las especies de pan y de vino, se dio a los Apóstoles para que lo comieran, y a ellos y a sus sucesores en el sacerdocio les mandó que lo ofrecieran.
Con esta Misa se conmemora tanto la institución de la Eucaristía, o sea el memorial de la Pascua del Señor, por la cual el sacrificio de la nueva ley se perpetúa entre nosotros bajo los signos del Sacramento, como también la institución del sacerdocio, con el cual se perpetúan en el mundo la misión y el sacrificio de Cristo; asimismo, la caridad con la que el Señor nos amó hasta la muerte.
A modo de excepción, las rúbricas conceden al Ordinario el poder permitir celebrar por la tarde otra Misa en iglesias y oratorios y, en caso de auténtica necesidad, incluso por la mañana. Tales Misas se proporcionan para aquellos que no pueden de otro modo participar en la Misa vespertina y no para el beneficio de individuos o (recién añadido), grupos pequeños especiales (Misal Romano, rúbricas para la Misa vespertina [MV], n. 3).
Las rúbricas luego hacen mención de la decoración litúrgica. "Adórnese el altar con flores con la moderación que conviene a la índole de este día" (MV, n. 5).
Las campanas de la iglesia se tocan durante el canto del Gloria y luego no vuelven a tocarse a no ser que "el obispo diocesano disponga otra cosa" (MV, n. 7).
La decisión sobre este asunto ya no implica a la conferencia episcopal. Se proporciona otra especificación musical: "En este mismo tiempo, también pueden usarse el órgano y los demás instrumentos musicales, pero sólo para acompañar el canto" (MV, n. 7).
La rúbrica de después del lavatorio de pies es más descriptiva que la existente anteriormente: "Después del lavatorio de los pies, el sacerdote lava y seca sus manos, se pone la casulla y regresa a la sede y, desde ahí, dirige la oración universal. No se dice Credo" (MV, n. 13).
En una nueva rúbrica se indica que, "En la Comunión, en el momento oportuno, el sacerdote, tomando del altar la Eucaristía, la entrega a los diáconos, acólitos u otros ministros extraordinarios, para que la lleven a los enfermos en sus casas" (MV, n. 33). Esto podría requerir que las parroquias planifiquen previamente para que pueda dares.
Se dice explícitamente que la oración después de la Comunión la hace el sacerdote "de pie ante la sede" (MV, n. 35).
El orden de la procesión se describe más cuidadosamente para el traslado del Santísimo Sacramento al lugar de reserva. Esto se añade a la descripción: "Va adelante un ministro laico con la cruz alta en medio de otros dos con ciriales encendidos… El sacerdote lleva el Santísimo Sacramento, lo precede el turiferario con el incensario humeante." (MV., n. 38).
Las indicaciones para lo que debe hacer el sacerdote una vez que llega al lugar de la reserva han sido complementadas. "…el sacerdote, ayudado si es necesario por un diácono, deposita el copón en el tabernáculo, que permanece con la puerta abierta" (MV, n. 39). Luego inciensa el Santísimo Sacramento mientras se canta el Tantum Ergo Sacramentum u otro himno eucarístico. "Después, el diácono o el mismo sacerdote cierra el tabernáculo" (MV, n. 39).
El Misal Romano anterior parecía indicar que el desnudamiento del altar seguía inmediatamente, mientras que el presente Misal Romano nota que: "En el momento oportuno se desnuda el altar" (MV, n. 41).
En el Misal Romano se invita a los fieles a pasar tiempo en adoración. Anteriormente se indicaba que se debería animar a los fieles (Cfr. MV, n. 43).
Se encuentra una rúbrica totalmente nueva al final del Jueves Santo. "Si en la misma iglesia no se va a celebrar la Pasión del Señor el Viernes Santo, la Misa concluye como es de costumbre y se deposita el Santísimo Sacramento en el sagrario" (MV, n. 44).