El Misal Romano y la Celebración de la Pasión del Señor el Viernes Santo
La primera rúbrica del Viernes Santo indica que solamente se celebran los sacramentos de la Unción de los Enfermos y la Penitencia en el Viernes Santo y Sábado Santo (Misal Romano, rúbricas para el Viernes Santo [VS], n. 1).
La rúbrica sobre la reverencia del celebrante y diácono ha cambiado un poco. "[H]echa la debida reverencia, se postran rostro en tierra o, si se juzga conveniente, se arrodillan, y oran en silencio durante un espacio de tiempo. Todos los demás se arrodillan" (VS, n. 5). La Carta circular sobre la preparación y celebración de las fiestas pascuales describe el significado de esta acción como "la humillación del 'hombre terrenal' y el dolor y duelo de la Iglesia" (n. 65).
La rúbrica en el Misal Romano explicita que el celebrante dice la oración inicial con las manos extendidas "omitida la invitación Oremos" (VS, n. 10).
Liturgia de la Palabra
Las rúbricas indican que al final de la homilía, "puede exhortar a los fieles a orar durante un breve espacio de tiempo" (VS, n. 10).
Oración universal
La oración universal nos llega en una forma derivada de la tradición antigua y refleja una amplia gama de intenciones. En caso de grave necesidad pública, el ordinario diocesano podría permitir o mandar una adición de una intención especial (cf. VS, n. 13).
Las rúbricas anteriores hablaban del diácono presentando las introducciones a la Oración universal.
El Misal Romano indica que un "ministro laico" podría hacer esto en ausencia del diácono (VS, n. 11).
La invitación del diácono: Nos ponemos de rodillas – Nos ponemos de pie se pueden usar como invitación a la oración del sacerdote (cf. VS, n.12). El Misal Romano indica que cuando se usan las invitaciones del diácono, entonces el sacerdote canta la oración en tono solemne (cf. VS, n. 13). Estos tonos se dan en el Apéndice II del Misal Romano.
Adoración de la Santa Cruz
Las rúbricas para esta sección empiezan inmediatamente con la primera forma de la Presentación de la Santa Cruz. El diácono u otro ministro apropiado va a la sacristía a recoger la cruz cubierta. Acompañada por dos ministros con velas encendidas, se trae la cruz cubierta al centro del santuario en procesión. El sacerdote recibe la cruz y luego de pie ante el altar (no en el altar, como se indicaba anteriormente), y de cara al pueblo, descubre la parte superior de la cruz, el brazo derecho y luego toda la cruz. Cada vez canta Miren el árbol de la cruz… (cf. VS, n. 15).
La segunda forma de adoración de la cruz, que tiene lugar en la puerta de la iglesia, en el medio de la iglesia y antes de llegar al santuario no ha cambiado (cf. VS, n. 16).
El sacerdote o diácono puede luego llevar la cruz a la entrada del santuario u otro lugar apropiado (cf. VS, n. 17).
La primera persona en adorar la cruz es el sacerdote celebrante. Si lo sugieren las circunstancias, se quita la casulla y los zapatos. Entonces se acerca el clero, los ministros laicos, y los fieles (cf. VS, n. 18).
La adoración personal de la cruz es un rasgo muy importante en esta celebración y se debe hacer el esfuerzo por lograrlo. Las rúbricas nos recuerdan que "solamente una cruz" debe usarse para la adoración. Si los números son tan altos que no se pueden acercar todos, el sacerdote, después de que el clero y los fieles han adorado la cruz, puede levantarla y colocarla en el centro delante del altar. Luego eleva la cruz más alta por un breve periodo de tiempo mientras que los fieles la adoran en silencio (cf. VS, n. 19). Pastoralmente se debe recordar que cuando se utiliza una cruz lo suficientemente grande incluso una comunidad numerosa la puede reverenciar en un tiempo razonable. El pie de la cruz, así como el brazo derecho y el izquierdo pueden tocarse y venerarse. La coordinación con ujieres y la planificación el flujo de gente previamente puede permitir que esta parte de la liturgia se celebre con decoro y devoción.
El Misal Romano da instrucciones específicas sobre la música a usarse durante la adoración. Se pueden usar las antífonas Tu cruz adoramos, Señor, los improperios, los himnos Cruz amable y redentora, u otros cantos adecuados. La indicación, "Según las condiciones del lugar o de las tradiciones populares y, según la conveniencia pastoral, puede cantarse Stabat Mater, de acuerdo al Gradual Romano, o algún canto apropiado que recuerde el dolor de la Bienaventurada Virgen María" (VS, n. 20).
El diácono y otro ministro apropiado lleva luego la cruz a su lugar en el altar. Las velas encendidas se colocan alrededor o sobre el altar o cerca de la cruz, (cf. VS, n. 21).
Sagrada Comunión
La rúbrica es específica en que bien el diácono o el sacerdote que lleve el Santísimo Sacramento al altar se ponga un paño de hombros. En lugar de indicar que no hay procesión, la rúbrica dice que el diácono o sacerdote lleva el Santísimo Sacramento de regreso del lugar de reserva "directamente". Todos están de pie en silencio. La rúbrica para el sacerdote se ha abreviado, indicando que "se acerca el sacerdote al altar y hace genuflexión" (VS, n. 22).
Se hace mención de que se puede cantar el salmo 22 (21) u otro canto apropiado durante la distribución de la Comunión (cf. VS, n. 28). Después de la Comunión, el diácono u otro ministro adecuado lleva el copón a un lugar preparado fuera del templo o, si lo requieren las circunstancias, lo puede poner en el sagrario (tabernáculo) (cf. VS. n. 29).
Luego el sacerdote dice Oremos y, "guardando, si lo cree oportuno, un breve silencio, dice la oración después de la Comunión" (VS, n. 30). En este caso, el Misal Romano enfatiza el período de silencio después de Oremos.
Antes de la Oración sobre el pueblo, el sacerdote, en ausencia del diácono, puede decir la invitación, Inclinen la cabeza para recibir la bendición (cf. VS. n. 31).
La rúbrica anterior mencionaba solamente que todos salen en silencio. La nueva rúbrica indica "haciendo genuflexión a la Cruz, se retiran en silencio" (VS, n. 32).
Se indica luego que el altar se desnuda después de la celebración, "dejando, sin embargo, sobre él la Cruz con dos o cuatro candeleros" (VS, n. 33).