Dios de toda la creación,
¡Qué espléndido y majestuoso es el mundo que creaste!
Nos revela tu gloria; nos enseña sobre ti.
Cuando nos hiciste a tu imagen,
nos diste este mandamiento:
cuidar el mundo y todas las criaturas que hay en él,
porque esta es nuestra casa común.
Sin embargo, tu santa creación clama,
pues nuestra casa está “oprimida y devastada”,
quemada y marcada.1
Ven entre nosotros
para que recordemos nuestra interdependencia.
Permítenos ver el rostro de tu Hijo en los que sufren
por la destrucción de nuestra casa común.
Ayúdanos a ser buenos administradores
que te honran en el mundo que has creado
por el bien de toda la creación
y por las generaciones futuras.
¡Que tu justicia reine para siempre!
Amén.
1 Papa Francisco, Laudato si’, no. 2.