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Carta a los jóvenes por el 10º aniversario de Laudato Si’

Carta a los jóvenes por el 10º aniversario de Laudato Si’

21 de mayo de 2025

Queridos jóvenes, 

Escribimos estas reflexiones mientras el mundo acoge con alegría a nuestro Santo Padre, el Papa León XIV, que proclamó un mensaje de esperanza, unidad, paz y justicia en las primeras palabras de su pontificado. 

En este décimo aniversario de la histórica encíclica del Papa Francisco, Laudato Si’, nos dirigimos a ustedes para alentarlos a tener esperanza a pesar de los tiempos difíciles. El ministerio del Papa Francisco estuvo marcado por la cercanía a los jóvenes. A menudo celebraba las formas en que jóvenes como ustedes ayudan al mundo a quitar las escamas de nuestros ojos, y les agradecemos mucho su testimonio. También nosotros queremos acompañarlos en la hora en que nuestra fe enciende el deseo de responder al “grito de la tierra y al grito de los pobres” (Laudato Si’, n. 49).

Este aniversario llega en un momento importante, cuando la Iglesia celebra el Año jubilar de la esperanza. El Jubileo es un tiempo sagrado para descansar y rejuvenecer, para restaurar las relaciones y para difundir la esperanza a todos. Como escribió el Papa Francisco en Laudato Si’, “la esperanza nos invita a reconocer que siempre hay una salida, que siempre podemos reorientar el rumbo, que siempre podemos hacer algo para resolver los problemas” (n. 61). En este décimo aniversario, hacemos un llamado a que la Iglesia sea un signo radiante de esperanza, alabando a Dios a través de un compromiso renovado en el cuidado de nuestra casa común, que sostiene toda la vida. 

Sin embargo, sabemos que el sagrado don de la creación está amenazado. El cambio climático y la degradación ambiental atrapan a muchas personas en la pobreza, a menudo en comunidades ya excluidas por la sociedad. El cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación industrial amenazan los medios de vida y la seguridad alimentaria de las comunidades agrícolas, pesqueras y dependientes de los bosques en los Estados Unidos y alrededor del mundo. La minería ilegal y a menudo no reglamentada, así como otras actividades extractivas explotadoras, amenazan la supervivencia de los Pueblos Indígenas y sus lugares sagrados. Los desechos tóxicos provocan altas tasas de asma y cáncer en comunidades de bajos ingresos que viven cerca de fuentes de contaminación. El clima extremo amenaza la salud, la educación, la seguridad y el futuro de los niños que nacen hoy, más que en generaciones anteriores. Cuando no administramos cuidadosamente los dones de nuestro Creador, también manifestamos nuestra ceguera a las formas en que todos estamos interconectados y somos interdependientes. 

Entonces, ¿qué podemos hacer? Debemos permanecer firmes en nuestra esperanza en Dios y en los demás. El plan de Dios para nuestra salvación y nuestro mundo implica la participación de todos. Necesitamos construir una cultura del encuentro. El Papa Francisco nos lo recordó cuando dijo: “El desafío urgente de proteger nuestra casa común incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral” (Laudato Si’, n.13).

Los jóvenes pueden liderar el camino como catalizadores de esperanza. Tienen la capacidad de organizar y crear un cambio que perdurará en las generaciones venideras (Evangelii Gaudium, nos. 222-225). Un ejemplo de esta esperanza en acción ocurrió a principios de 2025, cuando un grupo de 300 jóvenes y 100 adultos de muchas diócesis de California organizaron una peregrinación para orar por la conversión ecológica. De manera similar, la Conferencia Católica de California eleva las voces de los jóvenes cada año cuando los estudiantes de secundaria participan en la defensa de importantes preocupaciones ecológicas locales. Con este tipo de testimonio audaz, los adolescentes y los jóvenes adultos sirven como un puente vital. No duden de que tienen el poder de inspirar y liderar los esfuerzos para lograr el cambio a nivel local y global. 

Estamos con ustedes, parados en la tensión entre la visión de Dios para su amada creación y nuestra realidad actual. En su exhortación apostólica, Christus Vivit, el Papa Francisco los invitó: “No sobrevivan con el alma anestesiada ni miren el mundo como si fueran turistas. ¡Hagan lío! Echen fuera los miedos que los paralizan, para que no se conviertan en jóvenes momificados” (n. 143). Confiamos en el Espíritu Santo para guiar su gran testimonio de fe mientras corren esta carrera hacia adelante. Su “entusiasmo” puede inspirar a toda la Iglesia (Christus Vivit, n. 299). ¿Cómo compartirán esta expresión esencial de su fe con nosotros y con los demás? 

Terminamos haciendo eco de las palabras del Papa León XIV: “Todos estamos en las manos de Dios. Por eso, sin miedo, unidos de la mano con Dios y entre nosotros, seguimos adelante. Somos discípulos de Cristo”.

Que la esperanza de Cristo arda siempre en sus corazones, para que los demás aprendan de su testimonio. 

Reverendísimo Borys Gudziak 
Arzobispo de la Archieparquía Católica Ucraniana de Filadelfia
Presidente del Comité de Justicia Nacional y Desarrollo Humano

Reverendísimo A. Elias Zaidan 
Obispo de la Eparquía Maronita de Nuestra Señora del Líbano
Presidente del Comité de Justicia y Paz Internacional 

 

Pueden encontrar más información sobre el trabajo de justicia ambiental de la USCCB aquí

Letter to Young People for the 10th Anniversary of Laudato Si, 5-21-25_0.pdf

Carta a los jóvenes por el 10º aniversario de Laudato Si’ 5-21-25-ES.pdf

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