Diocesan Resources
Catechetical Sunday Poster - Spanish 2020
La cena en Emaús
Esta imagen de La Cena en Emaús del famoso artista español Diego Rodríguez de Silva y Velázquez (1622-23) muestra el momento después de la Resurrección cuando Jesús finalmente es reconocido por dos discípulos cuando " tomando el pan, después de haber dado gracias, lo partió, y les dio ” Esta hermosa imagen nos invita a entrar en ese momento ya que nosotros también reconocemos a Jesús al partir el pan. Velázquez exploró los contrastes en las reacciones a través del gesto y la expresión. Con nuestros corazones ardiendo por dentro, recordamos este encuentro con Cristo como la sustancia de lo que recibimos del Señor y de lo que estamos llamados a transmitir. Al igual que los dos discípulos, nuestra respuesta como catequistas será única en nuestro propio camino de regreso a Jerusalén mientras proclamamos las Buenas Nuevas y acompañamos a los que están dentro de nuestras comunidades en sus propios caminos al encuentro con el Señor resucitado.
Imagen eucarística
La realidad de la descripción de Lumen Gentium de la Eucaristía como "la fuente y la cumbre de la vida cristiana" se sintió profundamente este último año, ya que la pandemia de COVID-19 limitó la capacidad de los fieles para recibir la Eucaristía, sacramentalmente. Sin embargo, la realidad de la Eucaristía nunca puede ser limitada. La Persona de Jesús, viva hoy igualmente como cuando estaba en el camino a Emaús, permanece en nosotros como la fuente y la cumbre de nuestras vidas. La unidad del Cuerpo viviente de Cristo es eterna en Él. En esos momentos en que no podemos recibir a Jesús en la Eucaristía, sacramentalmente, estamos invitados a entrar plenamente en esa hambre espiritual, para permitirnos abrazar completamente el deseo de Cristo; cuanto mayor es nuestro deseo por Él, más nos permitimos ser realizados y alimentados por Él. Estamos llamados a profundizar nuestra propia comprensión de cómo y por qué estamos llamados a ser personas eucarísticas, especialmente en los momentos en que nos sentimos distantes de Él y de los demás. Debemos recordar que ofrecer nuestras vidas al servicio de los demás y unir nuestros sacrificios diarios al sacrificio eucarístico, nos transforma en testigos vivos del Dios vivo para los demás. A través de nuestra comunión con Cristo, a través de la Eucaristía, estamos nutridos, fortalecidos y preparados para transmitir a los demás lo que hemos recibido del Señor.