Chelsy Gomez

26 de enero de 2018

La semana pasadaconmemoramos el 45° aniversario del fallo de Roe vs. Wade, que legalizó el aborto en todo Estados Unidos. Como en años anteriores, cientos de miles se reunieron en Washington a rezar, demostrar, presionar y trabajar para poner fin al aborto. Lamentamos las vidas que se han perdido en 45 años de aborto legalizado. Al mismo tiempo, miramos hacia el futuro con esperanza por aquellas que podrían salvarse. Desarrollos recientes son muy prometedores con respecto a la protección de los más vulnerables entre nosotros.

El 18 de enero, el Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE. UU. (HHS, sigla en inglés) anunció la formación de una nueva División de Conciencia y Libertad Religiosa dentro de su Oficina de Derechos Civiles. La nueva división aplicará con más fuerza las leyes vigentes que protegen los derechos de conciencia y la libertad religiosa de los proveedores de atención médica como Cathy DeCarlo, que fue forzada a participar en un aborto.

En los últimos años, estas violaciones a las leyes federales han sido pasadas por alto. El cardenal Timothy M. Dolan y el arzobispo Joseph E. Kurtz, en calidad de presidentes de USCCB, publicaron una declaración conjunta en la que celebraban la nueva iniciativa "por sus medidas importantes para proteger los derechos de conciencia y la libertad religiosa". Continuaron diciendo que "Por más de cuarenta años—remontándonos a la enmienda de la Iglesia de 1973— el Congreso ha aprobado leyes federales que protegen los derechos de conciencia en la atención médica. Agradecemos que el HHS esté asumiendo con seriedad su responsabilidad de proteger estos derechos civiles fundamentales por medio de la formación de una nueva división dedicada a proteger los derechos de conciencia y la libertad religiosa". 

El 19 enero, el presidente Donald Trump, acompañado por el vicepresidente Mike Pence, se dirigió a aquellos que participaban en la Marcha por la Vida por medio de un acto vía satélite en el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca, y se comprometió a defender siempre el derecho a la vida.

El mismo día, la Administración también rescindió la guía de 2016 de la Administración Obama de los Centros para servicios de Medicare y Medicaid que impedía a los estados retener fondos de Medicaid de los prestadores de planificación familiar que realizan abortos. Esta medida devuelve a los estados la capacidad de dirigir estos fondos federales a instituciones que no realizan abortos, lo que da lugar a avances pro vida a nivel estatal.

También el 19 enero, la Cámara de Representantes aprobó la Ley de Protección a Sobrevivientes de Abortos con un voto bipartidista. Este proyecto se basó en la Ley de Protección de Niños Nacidos Vivos (2002) al ofrecer mecanismos de aplicación y responsabilidad. La Ley de Protección a Sobrevivientes de Abortos exige que cualquier prestador de atención medica que esté presente cuando nace un niño vivo después de un aborto brinde el mismo grado de atención que hubiera ofrecido a cualquier otro niño nacido con la misma edad gestacional. Quienes no cumplan estas directrices deberán enfrentar sanciones. El cardenal Dolan elogió esta medida y animó al Senado a hacer lo mismo.

Estos desarrollos pueden parecer pequeños en comparación con 45 años de aborto legalizado; sin embargo, demuestran que seguimos haciendo un avance importante. Estos avances aumentan la protección de la conciencia, atraen la atención a la humanidad de la preciosa vida en el vientre, limitan los fondos para los abortos y favorecen nuestro objetivo final de hacer que el aborto sea impensable.

Ahora no es momento de desesperar, sino de redoblar y renovar nuestro compromiso con el Evangelio de la Vida. Muestras iniciativas sostenidas y en colaboración pueden continuar promoviendo la legislación a favor de la vida.

Al recordar y lamentar todas aquellas vidas que se han perdido o se han dañado por medio del flagelo de Roe, vemos el mañana con esperanza y alegría porque sabemos que Cristo ya ha conquistado la muerte. Que Él renueve Su verdad en nuestro corazón, que sigamos llevando nuestro país y nuestra cultura en dirección al aprecio de la vida humana.


Chelsy Gomez es Asociada de programas para el Secretariado de Actividades Pro-Vida de la Conferencia de obispos católicos de los EE. UU. Inscríbete para recibir alertas sobre acciones pro vida visitando www.humanlifeaction.org/signup.