Luz y sombras en la causa de la vida

Susan E. Wills

27 de mayo de 2011

Hubo grandes noticias esta semana en el frente del aborto. La publicación Obstetrics & Gynecology informa que las tasas de aborto en Estados Unidos continúan bajando en forma sostenida  –un descenso del 8% entre los años 2000 y 2008, a menos de 20 abortos cada 1,000 mujeres de entre 15 y 44 años. La tasa en 1981 era de casi 30 abortos cada 1,000 mujeres, por lo tanto la tasa de abortos se ha reducido en un tercio en las últimas tres décadas.

Es aun más alentador, las adolescentes continúan llevando la delantera. Las tasas de abortos entre adolescentes de 15 a 17 cayeron un impresionante 22 % entre 2000 y 2008, y un notable 62 % desde 1984. Gran parte de este descenso se puede atribuir razonablemente a que las adolescentes escogen permanecer castas durante sus años en la escuela secundaria. La castidad sigue siendo la clave, porque una de cada tres adolescentes sexualmente activas (incluidas las que usan anticonceptivos) quedarán embarazadas dentro de los 24 meses de iniciada la actividad sexual.

Luego el 23 de mayo, Gallup publicó una encuesta que muestra avances sin precedentes para la causa pro vida: solo el 27 % de los encuestados creen que el aborto debería ser legal en todas las circunstancias, mientras que el 72 % se oponen al aborto legal en todas (22%) o en ciertas (50%) circunstancias.
Cuando Gallup sondeó más a fondo utilizando dos categorías –(1) “legal en todas o la mayoría de las circunstancias” o (2) legal “en algunas circunstancias o ninguna”, solo el 37% escogió la opción pro aborto “legal en todas o la mayoría”, mientras que el 61% de los encuestados escogió “legal en algunas circunstancias o ninguna”.

Antes de descorchar el champán, necesitamos un pequeño control de la realidad: las filas cada vez más escasas de proveedores de aborto aún matan a más de un millón de niños en los Estados Unidos cada año. La Administración y la mayoría de los Senadores aún apoyan con entusiasmo a los grupos que promueven el aborto como Planned Parenthood, y no estamos mucho más cerca de anular Roe v. Wade dada la composición de la Corte Suprema. Del lado positivo, los pro vida han sido muy activos en el nivel estatal para ganar más protecciones para los niños por nacer y sus madres.

Por supuesto hay muchos frentes en estas guerras de cultura, y para todos los triunfos contra el aborto la causa de la vida tal vez esté perdiendo terreno en otros lugares. Nos hemos convertido en una nación mimada, indulgente con sí misma y no acostumbrada al sacrificio o sufrimiento. No es sorprendente, entonces, que el suicidio asistido esté ganando terreno como la manera “sin dolor” y “digna” para poner fin a la propia vida, o para ayudar a terminar con la “carga” de un familiar dependiente.

Una pareja jubilada, aún con buena salud, independencia y una última comida gourmet en su “country club”, no dispuesta a vivir una vida “menor” en un hogar para ancianos cuando llegara el momento, son ensalzados por muchos como modelos de valor cuando se suicidan con monóxido de carbono en el garaje de su lujoso hogar. Una mujer de 91 años en California está tan ocupada vendiendo por Internet kits para suicidio que no tiene tiempo para depositar todos los cheques. Los “Guías de salida” que pertenecen a la Final Exit Network ahora hacen visitas a domicilio en todo el país para asesorar a personas deprimidas y solas sobre cómo suicidarse con una bolsa plástica y un tanque de helio. Cada guía permanece el tiempo necesario para quitar la evidencia y lo hace pasar como una muerte natural. El director médico de la Red presume que ha “dirigido” los suicidios de casi 300 pacientes, más que el infame Dr. Kevorkian, y que es “hermoso” apoyar mientras personas vulnerables se suicidan.

Sin embargo, en este frente también aparecen signos de esperanza.El movimiento de suicidio asistido, que obtuvo una victoria en 2008 al aprobarse una propuesta de legalización en el estado de Washington, no ha aprobado ninguna medida en ningún otro estado desde entonces.Esta primavera en Idaho, los esfuerzos del movimiento crearon tal contragolpe que la legislatura aprobó una nueva prohibición sobre el suicidio asistido. El intento del gobernador de Vermont en pasar una medida de legislación por la legislatura del estado ni siquiera fue considerada en comisión.

Al final de la vida, como en su comienzo, el pueblo estadounidense todavía no ha perdido toda su claridad moral o su sentido común, lo que es afortunado, porque una sociedad nunca ha avanzado promoviendo una mayor destrucción de la vida inocente.

Susan Wills es directora adjunta para educación y difusión del Secretariado de Actividades Pro-Vida de la USCCB. Para más información acerca de las actividades pro vida de los obispos, vea www.usccb.org/prolife.

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