¿Coerción en nombre de la libertad?

Richard M. Doerflinger 

11 de mayo de 2012

La Fundación"Freedom From Religion" [Libres de la Religión] ha publicado un anuncio de página completa en el Washington Post. Exhorta a los católicos a "abandonar la Iglesia Católica" debido a sus enseñanzas sobre el sexo y la procreación, preguntando: "¿Habrá libertad reproductiva o regresamos a la Edad oscura?".

El anuncio, al notar la oposición católica al mandato de la Administración de Obama para la cobertura de la anticoncepción, la esterilización y las drogas abortivas en la mayoría de los planes de salud privados, declara lo siguiente: "La Iglesia que no te persuadió a rechazar la anticoncepción ahora quiere usar la fuerza de la ley secular para negar el control de la natalidad a los no católicos".

Esta es una descripción tan desordenada de lo que está sucediendo que creo que los verificadores de información de publicidad del Post estaban ausentes por enfermedad.  Pero en caso de que alguien esté influenciado por tales acusaciones, vale reiterar los hechos.

Por supuesto, es la Administración que quiere "usar la fuerza de la ley secular" para negar una libertad que los estadounidenses siempre tuvieron. Hasta ahora, los católicos y los no católicos por igual tenían la libertad de decidir, sin interferencia federal, si comprar la cobertura antes mencionada o no. Una organización religiosa con una objeción moral podría excluir la cobertura del plan de salud que subsidia; una persona que quisiera que se cubran esas drogas y procedimientos podría elegir trabajar para una organización que las subsidie, o utilizar su propio dinero para comprarlas.

Según el mandato de la Administración, en contraste, no hay una libre opción –para los empleados, o para las mujeres individuales. Casi todos deben tener cobertura para toda la gama de tecnologías antiembarazo destinadas a las mujeres, desde las esterilizaciones quirúrgicas hasta las drogas inyectables e implantables a menudo utilizadas por los programas my entusiastas de control de la población en el Tercer Mundo. (Curiosamente, se excluyen los métodos masculinos tales como los condones o las vasectomías.) Una excepción extremadamente estrecha para "empleadores religiosos" permitirá a algunas iglesias y casas de oración decidir no participar, siempre y cuando se enfoquen en la "inculcación de valores religiosos", y no contraten ni sirvan a personas de otra fe.

La Administración demorará la aplicación de su mandato durante un año para una clase más amplia de empleadores religiosos, aquellos que educan, sanan y sirven al público. Pero una vez que se termine este año, la cobertura se proporcionará "en forma automática" a los empleados de estas organizaciones, sin importar si los empleados la quieran o no, y a sus "beneficiarios", como por ejemplo hijos adolescentes, con garantías de "privacidad".

Esto representa un guión que Planned Parenthood y sus aliados escribieron muchos años atrás. En 1995, la exdependencia de investigación de PP, el Guttmacher Institute, emitió un documento de opinión titulado "Uneven and Unequal" (Dispar y desigual) que exhortaba un "acceso" integral a los servicios de "salud reproductiva" como parte de la reforma al sistema de salud. Insistía en la cobertura de estos procedimientos para los hijos de los asociados "de manera confidencial", porque los padres no tenían que estar al tanto de lo que otros alientan a sus hijos a hacer sobre la prevención del embarazo. El Instituto dijo que esa cobertura debería estar disponible sin copagos ni otros gastos de bolsillo, no solo para maximizar el acceso, sino para asegurar "la atención confidencial" (es decir, los adolescentes pueden obtener los servicios sin contarle a mamá por qué necesitan veinte dólares).

Por lo tanto, esta disputa se refiere a la libertad de religión y también otras libertades. Como parte de su postura de derechos humanos acerca de la política de población, la Iglesia desde hace mucho tiempo insiste que el gobierno no debería fomentar ni establecer los métodos específicos mediante los cuales los padres deciden el tamaño de su familia. La Iglesia también ha apoyado la libertad de los padres de ser los principales educadores y guías de sus hijos, incluidos en cuestiones de sexualidad. Se pierde el derecho a esas libertades cuando el gobierno federal puede llegar a cada familia en Estados Unidos para asegurar que los hijos reciban consejo y medicamentos, se les realicen implantes o cirugías para evitar el embarazo a espaldas de sus padres. Para justificar esa agenda, se necesita un eslogan más amplio que simplemente "Libres de la religión". Tal vez "Libres de la libertad" gane popularidad.


Richard M. Doerflinger es subdirector del Secretariado de Actividades Pro-Vida de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos. Para saber más sobre los esfuerzos de los obispos con respecto a la libertad religiosa y los derechos de conciencia, visite www.usccb.org/conscience.