(English)
Sabemos que lamuerte no es el fin, sino más bien la puerta para
pasar a la vida eterna. La fe y esperanza en la Resurrección nos permiten enfrentar la muerte
preparados y sin temor. Aunque ciertamente no son exhaustivas, presentamos las
siguientes consideraciones como puntos de partida para entender y prepararnos
para este paso, sea inminente o no.
Ahora y en la hora de nuestra muerte1
Nos preparamos para la vida eterna amando y obedeciendo
a Dios ahora y en las decisiones cotidianas:
mediante la oración y la recepción regular de los sacramentos, especialmente la
Confesión y la Eucaristía, obtenemos la gracia de vivir en una comunión cada
vez más profunda con Dios y entre nosotros en vidas de fe, caridad y justicia.2
Pedimos ahora la ayuda de Nuestra Santísima Madre, y nos encomendamos más a
ella "para entregarle desde ahora, 'la hora de nuestra muerte'".3
Formar la conciencia
Nuestro camino con Cristo incluye preparar la conciencia para tomar decisiones morales y actuar en consecuencia.4 Aprender sobre la dignidad de la vida humana y el respeto indispensable que le debemos,5 así como los principios aplicables a la atención médica, es particularmente importante en la preparación para el momento de nuestro paso a la otra vida.
Algunos obispos ofrecen guías que aplican principios morales a las opciones legales locales.6 También hay amplia disponibilidad de recursos parroquiales y en línea para el estudio cuidadoso y devoto, y las Directrices Éticas y Religiosas de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos orientan sobre servicios de atención de salud para personas gravemente enfermas o moribundas.7
Principios generales
Un resumen no sustituye una catequesis profunda, pero algunos principios generales son claros. Dios nos ha confiado el don de la vida, y como respuesta, cuidamos la vida y la salud en obediencia y gratitud a nuestro Creador.
Esto nos obliga a buscar atención médica adecuada y eficaz. Sin embargo, algunas veces tratamientos eficaces y hasta de soporte vital imponen una carga tan grande que, en conciencia, podemos renunciar a ellos o interrumpirlos. Y por supuesto, no se debe hacer ni omitir nada deliberadamente para acelerar la muerte.8
La Iglesia afirma la dignidad inviolable de toda persona, independientemente de la duración o extensión de la incapacidad o dependencia de la persona. Nada disminuye la inmutable dignidad y santidad de la vida de una persona, ni la obligación de protegerla y cuidarla. En principio, se debe proporcionar alimentación e hidratación asistida salvo en casos en los que no pueda dar soporte vital o sea indebidamente gravosa para el paciente, o si la muerte es inminente.
Además nadie debe elegir el suicidio, ni aconsejar o ayudar a otro a quitarse la vida.
Opciones de tratamiento
Evaluar el efecto y la carga de los tratamientos puede ser difícil, especialmente cuando la muerte se acerca. Para entender los efectos sobre la salud y las opciones de tratamiento, necesitamos asesoramiento médico profesional. Para entender la doctrina moral católica, necesitamos consultar la doctrina de la Iglesia y a aquellos que pueden explicarla fielmente.
Hablar con los seres queridos
Después de informar la conciencia, debemos informar a la familia. Si no podemos tomar decisiones, generalmente ellas tienen la autoridad legal para tomarlas en nuestro nombre. O podemos designar ante notario a un apoderado duradero de atención médica.
Sin embargo, ningún testamento vital puede reemplazar lo que hayamos expresado libre y claramente sobre nuestros principios guiados por la fe. La mejor opción es elegir un apoderado que tome decisiones médicas en nuestro nombre que sean fieles a nuestra fe y la doctrina de la Iglesia, y sobre nuestras preferencias de atención pastoral; y que después de la muerte deseamos oraciones, exequias y entierro cristiano.9
Acompañar antes y después de la muerte10
Los enfermos no deben estar solos, como nos han recordado varios papas en los mensajes para la Jornada Mundial del Enfermo. Los pacientes graves o desahuciados, así como sus familias, pueden recibir atención física, psicológica y espiritual a través del cuidado paliativo en equipo.11 El cuidado terminal puede proporcionar similar atención integral a las personas que se acercan a la muerte y a sus familias.
Esto incluye la atención pastoral que pone a su disposición la Eucaristía, la Confesión, la Unción de los Enfermos y el Viático,12 así como oraciones13 y apoyo a los que toman decisiones. Es útil familiarizarnos con los servicios locales disponibles en preparación para nuestro paso terrenal o el de nuestros seres queridos.
Y después de la muerte, el acompañamiento continúa. Nuestras oraciones pueden ayudar a quienes están siendo purificados en el Purgatorio, por eso es una obra de misericordia espiritual rezar por los que han muerto.14
Esperar la Resurrección
Los que mueren en la gracia y amistad de Dios viven para siempre con Cristo. El cielo no es una idea abstracta, sino una relación verdadera y duradera con Dios que está más allá de toda descripción y entendimiento terrenal. Esperamos la resurrección de los muertos y la vida eterna preparándonos ahora, en la esperanza, para nuestro paso de esta vida a la vida eterna.
No tenemos que temer. Cristo está con nosotros.
[1] Catecismo de la Iglesia Católica, segunda edición, 2012 ss.
[2] Vea Papa Francisco, Audiencia general, 27 de noviembre de 2013 (Libreria Editrice Vaticana), https://w2.vatican.va/content/francesco/es/audiences/2013/documents/papa-francesco_20131127_udienza-generale.html.
[3] Catecismo de la Iglesia Católica, 2677.
[4] Catecismo de la Iglesia Católica, 1776 ss. Catecismo Católico de los Estados Unidos para los Adultos (Washington, D.C.: United States Conference of Catholic Bishops, 2007), págs. 332-334.
[5] Catecismo de la Iglesia Católica, 1701 ss., 2258 ss.
[6] Muchas conferencias episcopales estatales han publicado materiales que pueden ayudarle con decisiones sobre declaraciones de voluntad anticipada. Para encontrar estos y otros recursos, contacte con su oficina diocesana local de Respetemos la Vida. Hay un directorio en www.usccb.org/about/pro-life-activities/diocesan-pro-life-offices.cfm.
[7] Ethical and Religious Directives for Catholic Health Care Services, 5th ed. (Washington, D.C.: United States Conference of Catholic Bishops, 2009), https://www.usccb.org/about/doctrine/ethical-and-religious-directives/. (Vea especialmente la Parte 5.)
[8] Vea Papa Juan Pablo II, Evangelium Vitae (Libreria Editrice Vaticana, 1995), 15.
[9] Un resumen puede verse aquí: https://www.usccb.org/prayer-and-worship/bereavement-and-funerals/overview-of-catholic-funeral-rites.cfm.
[10] El Papa Francisco usa a menudo el término "acompañamiento"; vea las muchas veces que aparece en Evangelii Gaudium.
[11] Papa Francisco, "Discurso del Santo Padre Francisco a los participantes en la Plenaria de la Academia Pontificia para la Vida" (Libreria Editrice Vaticana, 2015), https://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2015/march/documents/papa-francesco_20150305_pontificia-accademia-vita.html.
[12] Catecismo de la Iglesia Católica, 1499-1532. Vea también "Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI con ocasión de la XX Jornada Mundial del Enfermo" (Libreria Editrice Vaticana, 2012), https://w2.vatican.va/content/benedict-xvi/es/messages/sick/documents/hf_ben-xvi_mes_20111120_world-day-of-the-sick-2012.html.
[13] Véanse por ejemplo estas oraciones en el momento de la agonía y la muerte: https://www.usccb.org/prayer-and-worship/bereavement-and-funerals/prayers-for-death-and-dying.cfm.
[14] Papa Francisco, Audiencia general, 30 de noviembre de 2016 (Libreria Editrice Vaticana), https://w2.vatican.va/content/francesco/es/audiences/2016/documents/papa-francesco_20161130_udienza-generale.html.
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