Padre celestial, gracias
por el preciado don de la vida.
Ayúdanos a valorar y proteger
este don, incluso si hay temor,
dolor y sufrimiento.
Danos amor por todas
las personas, en especial los más
vulnerables, y ayúdanos a dar
testimonio de la verdad
que toda vida merece vivir.
Concédenos la humilidad de
aceptar ayuda si la necesitamos,
y enséñanos a ser misericordiosos
con todos.
Que otros encuentren
por nuestras palabras y acciones,
el abrazo de Tu misericordia.
Te lo pedimos por Cristo,
nuestro Señor.
Amén.
Cada vida merece vivir, © 2015, United States Conference of Catholic Bishops, Washington, DC. Se reservan todos los derechos.