MÓDULO 4

Ampliar el conocimiento de los obstáculos que impiden las relaciones interculturales efectivas

METAS

1.         Identificar los procesos, las percepciones y los comportamientos: dentro del grupo y fuera del grupo

2.         Examinar las maneras como percibimos al “otro”

3.         Explorar las dinámicas del racismo y entender mejor los efectos en sus víctimas

4.         Aprender cómo influir de manera positiva en las dinámicas saludables de vivir juntos en comunidad

RESULTADOS

•           Concientización acerca de la presencia del racismo en las relaciones interculturales y en cómo afectan a esas relaciones.

•           Aumentar el conocimiento y la comprensión del racismo.

•           Disposición renovada para enfrentar nuestra propia experiencia de racismo.

•           Reconocimiento y apropiación de nuestros propios sentimientos sobre el racismo.

•           Determinación fortalecida para encontrar nuestra voz para hablar en contra del racismo.

Este módulo trata de algunos de los obstáculos para la comunicación intercultural apropiada y  efectiva en el ministerio. Se enfoca en los procesos del prejucio o cómo estereotipamos al “otro”. Por lo tanto el módulo explora las  dinámicas  del  racismo.  Tambiénprovee conocimiento sobre cómo podemos movernos del etnocentrismo (enfocándonos sólo en nuestro propio grupo, como normativo para la sociedad) hacia una interacción saludable entre los grupos étnica y culturalmente diversos.

Las dinámicas del prejuicio y de los estereotipos

El prejuicio significa pensar de alguna manera en forma negativa sobre aquellos que están fuera de nuestro prO pio grupo. Los niños no discriminan contra otros niños que son diferentes a ellos. La discriminación es algo que aprendemos en nuestra cultura.

De acuerdo con los biólogos evolucionistas, el prejuicio está entrelazado con instintos de comportamiento muy antiguos que datan de más de diez mil años cuando la gente vivía en pequeños grupos de cazadores recolectores. Tiene su justificación en el temor a que los de fuera y los grupos ajenos al nuestro pudieran atacarnos y lastimarnos. Esta idea está de acuerdo con el concepto Darwiniano de la naturaleza como “sobrevivencia de los más aptos”, aunque investigaciones recientes  sugieren que la cooperación era tan importante entre nuestros ancestros como lo era la competencia y la protección (Ver R. Axelrod, The Evolution of Cooperation [New York: Basic Books, 1985]).

Nuestra meta en la siguiente porción del módulo, es examinar cómo ocurren y se manifiestan las reacciones negativas hacía los grupos que no son el nuestro.

Dinámicas  en el grupo y  fuera del grupo

El contacto con personas desconocidas a nosotros frecuentemente desencadena las dinámicas de formación de  en el grupo y  fuera del grupo. “En el grupo” está compuesto de las personas que conocemos y en quienes confiamos, es decir son las personas a quienes consideramos que son más perecidas a nosotros. Dentro de lo que llamamos “engrupo.” nos sentimos relativamente seguros. Aquellos a quienes no conocemos y en quienes no confiamos y que de cualquier manera nos parecen diferentes a nosotros (por ejemplo por el color de la piel, el idioma o las costum bres) constituyen los de “fuera del grupo”.

A estos individuos los juzgamos con estándares diferentes de los que usamos para nuestro propio grupo. Por lo cual, si alguien de nuestro grupo hace algo malo, probablemente aprobaremos el hecho o culparemos a factores externos. La línea del cómico Flip Wilson “El demonio me hizo hacerlo” de la década de los 1970s es un ejemplo de cómo atribuimos la culpa a algo fuera de nosotros.

Sin embargo, cuando alguien en los  de fuera del grupo hace algo malo o equivocado, muy probablemente lo atribuiremos a la malevolencia de esa persona que hizo algo malo porque quería hacerlo.

A la disposición de pensar mal de otras personas los psicólogos la llaman “proyección” porque proyectamos nuestros sentimientos negativos, (incluso de cosas que nosotros mismos hacemos pero que no queremos admitir que hacemos) hacia los “otros” a quienes no conocemos. Cuando nos sentimos inseguros o bajo alguna amenaza, nuestras sospechas sobre los que son de “ fuera del  grupo” se  intensifican  y  estamos  más  propensosa juzgarlos.

Algunos ejemplos de proyecciones que comúnmente se hacen sobre “los otros”:

•           “Son sucios”. No mantienen una higiene adecuada. Sería peligroso para nosotros comer su comida. No deberíamos tener contacto con ellos por temor a que nos contagien con alguna enfermedad.

•           “Son flojos”. No tienen nuestros hábitos y valores, por lo tanto, no son de confianza. Debemos mantener nuestra distancia.

•           “No pueden controlar sus emociones”. Son agresivos y peligrosos. No pueden controlar sus impulsos sexuales. No mantienen límites apropiados.

 Formas especificas de cómo juzgamos al “otro”

Jesús nos mandó amar a nuestros prójimos como a nosotros mismos. Esto es un desafío considerable, porque parece ser que usualmente no podemos ver a los “otros” como a nosotros mismos, posiblemente porque no nos conocemos a nosotros mismos plenamente, y nuestras propias incertidumbres terminan siendo proyectadas en aquellos que desconocemos. También podría ser una manera de protegernos de lo desconocido.

Algunos ejemplos del trato al “otro” desde esta perspectiva:

•           Generalización: “todos son iguales”. Reconocemos bastantes diferencias y variaciones dentro de nuestro propio grupo “ en el grupo”, pero hacemos las más amplias generalizaciones sobre los miembros de los otros grupos “fuera del grupo”. Podemos inclusive agrupar a todos los que son “ fuera del grupo” juntos, mediante el uso de estereotipos negativos.

•           Demonización: los consideramos peligrosos y como persiguiéndonos. Nos provocan miedo porque traman algo contra nosotros y tienen poder. En consecuencia, deben ser excluidos  de  la  sociedad. Nosotros, al contrario, somos amables y benévolos, pero ellos desean aprovecharse de nuestra amabilidad y benevolencia para quitarnos todo aquello que nos es querido y apreciado.

•           Son como niños desamparados: Todos son simplones y tienen una educación pobre, por lo tanto, necesitan nuestra guía y dirección, de esta manera

“colonizamos” al otro: lo rescatamos de su ignorancia por medio de nuestro poder benigno sobre ellos.

•           Trivializamos diferencias dolorosas: Rehusamos reconocer puntos neurálgicos que dividen a los grupos unos contra otros. Por ejemplo, algunos blancos le dicen

al afro americano, que ellos (los caucasianos) no ven colores y por lo tanto, tratan a todos por igual sin importarles la raza; pero su comportamiento hacia el afro americano, es otra historia. La trivialización es una manera de rehusarse a reconocer cómo las diferencias dividen a la gente.

•           Los hacemos invisibles: Rehusamos reconocer su presencia y los tratamos como si no estuvieran ahí. Piensen en el libro clásico de Ralph Ellison, El hombre invisible.

Hay muchas maneras por las cuales juzgamos a los “otros”, pero estas son las más utilizadas, especialmente dentro de “ en el grupo” de la cultura dominante.

La realidad del racismo

Esta sección del módulo responde al desafío de hablar sobre el racismo en los círculos seculares y eclesiales, pues ambos comparten las mismas dificultades al enfrentar el tema. En su carta pastoral titulada Nuestros hermanos y hermanas, los Obispos Católicos de los Estados Unidos reflexionan sobre la realidad del racismo, el cual desa fortunadamente existe en la iglesia como una institución humana y por lo tanto, pecaminosa y necesitada de conversión, al mismo tiempo reconocen su existencia en la sociedad secular. Consecuentemente, los líderes católicos necesitan desarrollar la habilidad para decir su “voz”, y buscar las palabras apropiadas para explicar la realidad de la raza y el racismo. Los líderes católicos están llamados a ofrecer guías inteligentes, efectivas y reconciliadoras para ser implementadas en los templos y en las calles.

Este módulo sobre la raza y el privilegio basado en la raza utiliza como marco de referencia para su contenido lo que la Sagrada Escritura narra de la comunidad cristiana primitiva, pues su experiencia sirve como antecedente para ver el racismo como una consecuencia del privilegio racial. Este marco de referencia es transferido a la realidad actual de nuestra comunidad eclesial, para que sirva como un espejo en el cual reflejar las dinámicas culturales y las respuestas de los euro americanos, latinos, asiáticos, y nativos americanos, en la cultura del privilegio blanco en el día a día de la vida en los Estados Unidos. Este módulo habla de las dinámicas del etnocen trismo, de cómo se maneja esa energía en el ejercicio de privilegios por parte del “en el grupo”, que tiene el poder para definir (describir) y para determinar como tratar a “los otros. Hoy en día el privilegio racial en los Estados Unidos está caracterizado por las reglas que se siguen en la iglesia y en la sociedad para mantener, avanzar, y asegurar el futuro del “privilegio blanco” sobre y en contra de los “otros no blancos” que forman parte del “fuera del grupo”.

 Las voces de los líderes interculturales que captan la realidad del racismo

El desafío que enfrentamos hoy de lidiar con diferentes tipos de racismo es tan viejo como la iglesia. El racismo visto desde este contexto, es una disfunción en la cual las personas no ven a los otros como sus hermanos y hermanas de la misma familia humana. Al entender el racismo podemos señalar que hay muchas maneras de despersonalizar a la gente que consideramos los “otros”, no hay solo una manera, por ejemplo están “los otros” en razón de la raza, del género, de la clase, de la religión, de la etnia y de la cultura. Para enfrentar nuestra realidad iniciemos nuestra experiencia con una lectura de nuestra historia familiar como cristianos. Esta lectura es un ejemplo de la lucha interminable que el ser humano ha enfrentado con los asuntos de la diversidad racial.

San Pablo en su Carta a los Gálatas, especialmente en 2:1 13 y 3:27 29, provee una ilustración clara de cómo la diversidad racial y cultural era una fuente de conflictos en la iglesia primitiva. En estos pasajes san Pablo confronta y reprocha a san Pedro por no seguir consistentemente el acuerdo que la iglesia había logrado en cuanto a la evan gelización de los Gentiles.

Este episodio revela que Buena estos temas también estamos influenciados por el racismo que no percibimos en nuestro propio entorno. Como miembros de una cultura estamos tentados a negar de manera efectiva esta actitud simplemente imponiendo la regla de “no hablar” del tema:

•           No debemos hablar del tema de raza y racismo.

•           Debemos negar cualquier sentimiento que tengamos sobre la raza.

•           No debemos confiar en nosotros mismos al hablar del tema.

¿Cómo nosotros, los líderes en la iglesia, podemos romper la regla del “no hablar” y transformar este gran problema? Comencemos por desarrollar la capacidad cultural para sacar a la luz nuestra voz en una cultura racista. Empecemos practicando la regla de “sí hablar”:

•           Debemos hablar sobre el tema de la raza.

•           Debemos expresar nuestros sentimientos sobre raza y racismo.

•           Debemos confiar en nuestros propios esfuerzos al expresar la realidad del racismo al iniciar este camino.

Para iniciar este peregrinaje y desarrollar nuestra capa que existen en este proceso. El Padre. Boniface Hardin, OSB, desarrolló el complejo FIG para asistir a aquellos que quieren liberarse de la ansiedad cuando hablan de los temas relacionados con el racismo. El Padre Hardin, ve que la ansiedad racial, surge de tres áreas: el miedo, la ignorancia y la culpa (FIG por sus siglas en inglés: Fear, Ignorance and Guilt).

Organizando las conversaciones interculturales sobre la diversidad y la raza

Los líderes interculturales están llamados a ir más allá del temor y de la ansiedad para guiar al Cuerpo de Cristo hacia la comunidad de los amados hijos de Dios. Este es el trabajo de la evangelización al que todos los discípulos de Jesús están llamados hoy en día. Cuando alzamos nuestra voz para expresar la realidad del racismo, ponemos en acción la oración de Jesús en el Evangelio de Juan: “. . . para sean uno como nosotros” (Jn 17:11).

Aclarando nuestro vocabulario mientras identificamos nuestra voz

•           La palabra “multicultural” es utilizada por los anglosajones protestantes blancos (WASP por las siglas en inglés de White, Anglo Saxon, Protestant) para referirse a “los otros”.

•           “Multicultural” vino a ser la sombrilla para reunir las realidades “no blancas” y evitar la palabra de cuatro letras “r a z a” en la cultura de “no hablar” tanto de los blancos como de los no blancos.

•           Consecuentemente, el diálogo sobre la diversidad se inicia cuando asumimos que la representación social de mi propia cultura en el conjunto de las culturas de las américas, es percibida desde el marco cultural de Los Estados Unidos que está fuertemente influido por el privilegio blanco.

•           El líder en este ámbito de la diversidad, tiene que ir más allá del encasillamiento “multicultural” Dicho líder debe poseer una conciencia que se mueve en un doble nivel: la descripción cultural desde la perspectiva del privilegio blanco pero también la conciencia de las numerosas y diversas culturas que existen y con las que él/ella conviven en un contexto mucho más grande.

 En el segundo capítulo de Gálatas, san Pablo critica a san Pedro por su etnocentrismo contra los Gentiles conversos y su hipocresía al considerarlos como el “otro”. Él le recuerda a Pedro que somos renacidos en Cristo, no como judíos o gentiles, sino como los hijos de una nueva creación. Este tipo de conflicto amenazó la existencia de la iglesia; y puede hacer el mismo daño hoy si los líderes no son conscientes del problema. La diversidad de grupos raciales en la sociedad estadounidense requerirá una mirada pluricultural para construir puentes interculturales. Los líderes que han identificado su voz han ayudado a la iglesia a asumir su rol en la tarea de superar barreras culturales, raciales y étnicas. Los líderes interculturales del siglo veintiuno encontrarán en san Pablo un modelo a seguir para identificar y nombrar la realidad del racismo y para construir puentes entre todos los hijos de Dios.