El Papa Francisco presenta un desafío (In English)

Susan E. Wills

18de marzo de 2013

A los medios seculares todavía les cuesta encasillar al Papa Francisco en una ideología. ¿Liberal, conservador, tradicional, progresista, compasivo, doctrinario?

Claramente no están familiarizados con la categoría “verdadero católico”.

¿Qué pensar de un hombre que se sumerge en la vida y el sufrimiento de quienes algunos consideran “descartables”–gente que vive en los barrios bajos, niños de la calle, pacientes con sida, ancianos abandonados– y les ofrece fe, esperanza, compañerismo, sabiduría y el reconocimiento de su dignidad humana; un hombre que a la vez condena enfáticamente las “soluciones” actuales al “problema” de la gente descartable, como los anticonceptivos, el aborto y la eutanasia?

El periodista F.P. Dunne acuñó hace un siglo una frase que podría aplicarse a Francisco en sus años como cardenal arzobispo de Buenos Aires, años en que defendió con determinación la vida humana contra todo tipo de abuso: Francisco “contentó a los afligidos y afligió a los contentos”.

Por ejemplo, criticó el trato a los ancianos: “los colgamos en el geriátrico como colgamos el sobretodo en el verano. … porque ya están descartables, no sirven”. Condenó la “eutanasia clandestina” en que los “servicios sociales pagan hasta cierto límite; si cruzas el límite, ‘muere, estás muy viejo”.

Atacó una y otra vez las políticas hedonistas de “pan y circo” del gobierno argentino que promueven la esterilización y los anticonceptivos gratuitos, y el “matrimonio” de personas del mismo sexo, argumentando que socavan el respeto por la vida, la familia y la libertad religiosa.

Instó a los católicos a perseverar en su misión pro vida, aunque “los van a perseguir, los van a calumniar, les van a meter trampas para entregarlos a los tribunales y que los maten”. Agregó: “no tiene que haber un solo chico que no tenga derecho a nacer... a estar bien alimentado...[y a] ir a la escuela. ... y que no haya un solo anciano guardado, solo, tirado”.

El Papa Francisco ha propuesto una solución radical para la cultura de la muerte, los problemas dentro de la Iglesia y el mundo en general: ¡Debemos convertirnos en santos! Los santos, señala, son los agentes de reforma en la Iglesia y en el mundo. No en “santos” que recitan devotamente oraciones y guardan las enseñanzas de la Iglesia pero que permanecen ajenos al mundo, sino en santos que llevan el amor misericordioso de Cristo al mundo.

El año pasado en Buenos Aires, el Cardenal les recordó a sus sacerdotes que Jesús limpiaba a los leprosos y comía con prostitutas. Los exhortó: “Salgan a compartir su testimonio, salgan a interactuar con sus hermanos, salgan a compartir, salgan a preguntar. Conviértanse en la Palabra en cuerpo y espíritu”.

El proceso de conversión, explica el Papa Francisco, comienza en un encuentro personal con la misericordia y ternura de Jesucristo ante nuestros pecados. Como resultado de “este abrazo misericordioso... sentimos el verdadero deseo de responder, de cambiar, de corresponder; surge una nueva moral. … la moral cristiana es… la respuesta sincera a una misericordia sorprendente, imprevista, ‘injusta’ [es decir, no merecida]… por parte de alguien que me conoce, que conoce mis traiciones y me ama de todos modos, me valora, me abraza, me llama otra vez, tiene esperanza en mí y espera algo de mí”.

Esta experiencia y respuesta debe impulsarnos a salir de nuestra comodidad y emprender una evangelización activa: llevando una vida de servicio pleno a los demás, ayudándolos con sus cruces, amándolos como Cristo nos ama. Esta es la manera de construir el cuerpo de Cristo y transformar nuestra cultura. 

Por este motivo, el Papa Francisco me desafía profundamente. Su “¡Adelante!”, cuando no habían pasado ni dos días de su papado, todavía resuena en mis oídos. Mi comodidad ya no me resulta cómoda. Mis “cruces” parecen sumamente pequeñas.

Mi conciencia me insiste “sal a compartir... sal a interactuar” y mi autocomplacencia se debilita ante la fuerza de su ejemplo. Hay que tener cuidado con un verdadero católico como Francisco. ¡Puede obligarte a cambiar tu vida entera!


Susan Wills es directora adjunta para educación y difusión del Secretariado de Actividades Pro-Vida de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos. Para más información acerca de las actividades pro vida de los obispos, visite www.usccb.org/prolife.