Aaron Matthew Weldon

23de octubre de 2015

En su reciente discurso en Filadelfia, el Papa Francisco observó que "diversas formas de tiranía moderna tratan de suprimir la libertad religiosa o […] reducirla a una subcultura sin derecho a voz en la plaza pública". Los dirigentes políticos y culturales más poderosos a menudo no se oponen abiertamente a la libertad religiosa. Más bien, buscan relegar la religión a la esfera privada. Sostienen que la libertad religiosa nos permite rendir culto pero que la gente de fe debe dejar de lado sus convicciones religiosas cuando abandona el presbiterio y sirve a la sociedad. Esta es una comprensión sumamente restrictiva de la libertad.

La noción falsa de la religión como un asunto exclusivamente privado ha fomentado una oleada de amenazas a la libertad de hospitales católicos que ofrecen cuidados que respetan la enseñanza moral de la Iglesia. En los últimos años, varias entidades de salud y profesionales médicos católicos han sido castigados por gente que busca exigir que ofrezcan abortos y esterilizaciones. Su noción parecería ser que la religión (y, a fin de cuentas, la moralidad) no debe interferir con la práctica de la medicina. Esta gente considera que está bien que haya una pequeña capilla e imágenes de Jesús y María, pero un segmento cada vez más influyente de la población sostiene que los hospitales católicos y los trabajadores de la salud no deben diferenciarse de los demás. Los oponentes de un sistema de salud verdaderamente católico exigen que nuestra fe no se refleje en cómo practicamos la medicina y servimos a los demás.

Que este argumento surja de gente que jamás ha administrado entidades de salud es bastante extraño, ya que la Iglesia inventó el hospital. Aunque las clínicas y algunas prácticas médicas primitivas existían en el mundo pre-cristiano, una institución dedicada a la medicina y al cuidado de pacientes no ambulatorios surgió en las prácticas monásticas. En el siglo IV, san Basilio Magno tomó el sistema institucionalizado de cuidado que existía en el monasterio y lo combinó con la labor pública de caridad que los cristianos laicos habían estado realizando, y así nació el hospital. Un gran logro de esta institución fue que quienes habían sido considerados intocables previamente, como era el caso de los leprosos, recibieron cuidados en vez de ser tratados como animales. La enfermedad perdió su estigma. Los hospitales cristianos buscaron de maneras tangibles promover la dignidad humana, un esfuerzo que ha estado en el centro del Evangelio desde el principio.

El hospital de Basilio era una institución abocada a lo que los católicos llaman las Obras de Misericordia Corporales, porque además de ofrecer cuidados para los enfermos, también cuidaba de los ancianos, los pobres, los inmigrantes y los huérfanos. La Iglesia, en sus primeros días, abrazó las mejores prácticas médicas de la época y realizó obras de caridad por fidelidad a Jesucristo, el Gran Médico, que insta a sus seguidores a cuidar de los vulnerables. Nuestra identidad cristiana no es secundaria a nuestros ministerios de curación. Ser discípulos de Jesús supone participar del ministerio de curación.

El Papa Francisco dijo: "La libertad religiosa sin duda comporta el derecho de adorar a Dios, individualmente y en comunidad, de acuerdo con la propia conciencia. Pero, por otro lado, la libertad religiosa, por su naturaleza, trasciende los lugares de culto y la esfera privada de los individuos y las familias". El Santo Padre ha recordado una y otra vez a la sociedad que la libertad religiosa no es solamente privada. Es la libertad para servir en público y, en el contexto del sistema de salud, la libertad de ofrecer cuidados. La fe en el Señor que nos llama al servicio es la base sobre la que se han edificado muchas de las grandes contribuciones de la Iglesia al mundo. Servimos a los pobres, a los vulnerables y a los enfermos gracias a nuestra religión, no a pesar de ella. No podemos traicionar los principios sobre los que se basan nuestras instituciones.


Aaron Matthew Weldon es especialista de programas para el Comité Ad Hoc sobre Libertad Religiosa de USCCB. Para más información sobre los esfuerzos de los obispos de EE. UU. en defensa de la libertad religiosa, visite www.usccb.org/freedom.