Una tormenta perfecta

 

Richard Doerflinger

 

1 de agosto de 2014

Como parte de su firme compromiso pro vida, los obispos católicos del país y la red de base que los ayuda –el Comité Nacional por una Enmienda para la Vida Humana (NCHLA, sigla en inglés)– han instado al Congreso en los últimos años a hacer dos cosas: mantener firmes las políticas ampliamente apoyadas en contra de la financiación y promoción federal del aborto, y proteger los derechos de conciencia de quienes respetan la vida humana en nuestro sistema de cuidados de salud.

Este mes ambas metas fueron atacadas, por parte de dos de las propuestas legislativas más extremas que he visto en más de tres décadas trabajando en la política pública. Su promulgación crearía una “tormenta perfecta” política en contra de la vida humana no nata, alejando las convicciones pro vida de la esfera pública. Ambos proyectos de ley se presentan con títulos y eslóganes que enmascaran lo que realmente hacen.

El primero es “Protect Women’s Health From Corporate Interference Act”, (S. 2578). Tiene poco que ver con la salud de las mujeres y la “intromisión corporativa”. Se ha dicho que es una respuesta a la reciente decisión de la Corte Suprema en el caso Hobby Lobby, la cual defiende la libertad religiosa de las empresas familiares que se oponen a cubrir drogas y dispositivos abortivos en su plan de salud. Quienes apoyan el proyecto de ley dicen que están defendiendo el “acceso” de las mujeres a los anticonceptivos que desean. Pero, como los dirigentes de la conferencia de obispos estadounidenses explicaron en una carta al Senado, “el proyecto de ley va mucho más allá de dicha decisión, y ataca potencialmente a todas las protecciones federales existentes a la libertad de conciencia y religiosa en lo relativo a los mandatos de cobertura de salud”.

El texto operativo del proyecto de ley nunca menciona los anticonceptivos. Dice que cuando una ley o regulación federal exige la inclusión de cualquier artículo en planes de salud del país, dicho mandato anula “cualquier otra disposición de la ley federal”, incluyendo la Ley de Restauración de la Libertad Religiosa que protegió a las familias cristianas en el caso Hobby Lobby. Dichos mandatos se aplicarán a todo tipo de planes de salud, no solo a los planes de los empleadores, y anularán la libertad religiosa de cualquiera: incluyendo la libertad religiosa de las mujeres, algunas de las cuales quizás no desean que sus planes de salud promuevan abortos “gratis” de embarazos tardíos, por ejemplo, para sus hijas menores. Y sin embargo 58 de 100 Senadores estadounidenses, los 55 demócratas y tres republicanos, apoyan el proyecto de ley. Se frenó su paso al Senado en julio pero quizás se intente hacerlo nuevamente.

El otro proyecto de ley, que hace que la decisión sobre el aborto por parte de la Suprema Corte en el caso Roe contra Wade sea en retrospectiva inofensiva, se llama “Women’s Health Protection Act” (S. 1696). Esta ley anulará casi cualquier ley estatal y federal que busque limitar o regular el aborto, exigiendo que se trate el aborto como un “procedimiento de salud femenina” de rutina. El niño por nacer no recibirá más respeto que un diente cariado o un tumor que hay que extirpar.
¿Defiende este propuesta la salud femenina? Bien, dice que aunque una ley pro vida “promueva significativamente… la salud de las mujeres”, debe ser anulada a menos que haya una “evidencia clara y convincente” de que no se pueda servir la salud de la mujer de una manera “menos restrictiva” que con el aborto. Es decir, la meta no es la salud de la mujer sino maximizar y hacer común el aborto. De manera alarmante, este proyecto de ley tiene 36 ponentes y acaba de recibir una audiencia en el comité.

¿Cómo se le puede prestar atención a una propuesta tan extrema en lo que algunos llaman “el cuerpo deliberante más importante del mundo”? Una respuesta es que, en un año electoral muy politizado a mediados del mandato presidencial, los legisladores piensan qué es lo que los votantes quieren. Espero que les digamos que no es así. Para ponerse en contacto con sus representantes elegidos, consulte las alertas de acciones en www.nchla.org.


El señor Richard Doerflinger es subdirector del Secretariado de Actividades Pro-Vida de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos. Para más información sobre los esfuerzos pro vida de los obispos, visite www.usccb.org/prolife.