Hora Santa Eucarística Para El Domingo De La Misericordia Divina
[Catedrales y parroquias de todo el país están invitadas a unirse en oración y adoración buscando la misericordia de Dios para nosotros y para nuestra nación por los delitos contra la vida, el matrimonio y la libertad religiosa. Esta Hora Santa es un modelo básico con sugerencias para lecturas y oraciones para este tiempo. El ministro que preside puede utilizar otras oraciones apropiadas.]
Procesión / Exposición
Himno de apertura
"O Salutaris Hostia" u otro canto eucarístico adecuado
Oración de apertura
Celebrante:
Oh Señor, Dios nuestro
en este gran sacramento venimos ante la presencia de Jesucristo, tu Hijo,
que nació de la Virgen María y fue crucificado por nuestra salvación.
Que los que declaramos nuestra fe en esta fuente de amor y misericordia
bebamos de ella el agua de la vida eterna.
Por Cristo nuestro Señor.
Todos: Amén.
Liturgia de la Palabra
(seleccionar 1 o 2 lecturas y un pasaje del Evangelio según San Lucas o un pasaje similar que ilustra el amor misericordioso de Dios)
- Jon 4,1–11 ¿Y no tendré yo piedad de Nínive?
- Salmo 103,1–14 El Señor es compasivo y misericordioso
- 1 Pe 1,3–9 La muerte y resurrección de Jesús nos ha ganado la esperanza de la salvación
- Efe 2,4–10 Dios, rico en misericordia, nos dio vida en Cristo
- Rom 5,6–11 Cristo murió por nosotros cuando todavía éramos pecadores
- Lc 15,3–7 La parábola de la oveja perdida
- Lc 15,1–3, 11–32 La Parábola del Hijo Pródigo
Reflexión / meditación en el amor misericordioso de Dios por la humanidad
El celebrante puede ofrecer ideas sobre la revelación de la misericordia de Dios en el curso de la historia de la salvación: en la Escritura, en los escritos de los santos y, de modo particular, por medio de las revelaciones registradas en el Diario de Santa Faustina Kowalska. Se adjunta una breve descripción de la Divina Misericordia y el origen de la devoción y la celebración de Domingo de la Misericordia Divina, junto con citas seleccionadas.
Período de reflexión en silencio y adoración
Rezo de la Coronilla de la Divina Misericordia
(un folleto o la hoja de instrucciones adjunta puede ponerse a disposición de la congregación para permitir la plena participación en la coronilla.)
Intercesiones
Celebrante:
Dios es el Padre de toda la misericordia. En Él ponemos nuestra fe cuando elevamos estas peticiones:
Diácono o Lector:
Por nuestro Santo Padre, el Papa Francisco, nuestros obispos, sacerdotes y todos los fieles:
para que en este Año de la Fe cada uno de ellos dé testimonio del amor y la misericordia de Dios.
Roguemos al Señor:
Todos: Te lo pedimos, óyenos.
Por los que hayan cometido un pecado grave y temen ir a confesarse:
que sus temores se disuelvan frente al deseo que tiene Jesús de perdonar y estar reconciliados a ellos;
Roguemos al Señor:
Todos: Te lo pedimos, óyenos.
Por quienes sirven en oficios públicos:
que gobiernen con verdadera compasión hacia los más vulnerables entre nosotros—
especialmente los niños por nacer, los ancianos y las personas discapacitadas;
Roguemos al Señor:
Todos: Te lo pedimos, óyenos.
Por los padres:
que, por sus consejos y el testimonio de su vida,
puedan enseñar a sus hijos a amar y a perdonar cuándo hayan sido ofendidos;
Roguemos al Señor:
Todos: Te lo pedimos, óyenos.
Por la protección de los derechos de conciencia y la libertad religiosa
y para que todas las personas de buena voluntad colaboren
contra las crecientes amenazas a estos derechos fundamentales;
Roguemos al Señor:
Todos: Te lo pedimos, óyenos.
Para paz en el mundo, y especialmente en áreas de conflicto abierto:
que antiguos prejuicios y aversiones sean reemplazados por un espíritu de misericordia y hermandad;
Roguemos al Señor:
Todos: Te lo pedimos, óyenos.
Celebrante:
Padre Todopoderoso y misericordioso, te damos gracias por todas tus bendiciones, y te rogamos que escuches nuestras plegarias en el nombre de tu Hijo, nuestro Señor y Salvador Jesucristo, quien vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos.
Todos: Amén.
Bendición
Se canta el Tantum ergo u otro canto eucarístico apropiado, mientras el celebrante inciensa el Santísimo Sacramento.
Celebrante:
Oremos:
Oh Dios, que en este admirable sacramento
nos dejaste el memorial de tu Pasión,
te pedimos nos concedas
venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre,
que experimentemos constantemente
el fruto de tu redención
Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos
Todos: Amén.
La reserva
Las Alabanzas Divinas
Bendito sea Dios.
Bendito sea su santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo, Dios y Hombre verdadero.
Bendito sea el Nombre de Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendita sea su Preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.
Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima.
Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa Asunción.
Bendito sea el nombre de María, Virgen y Madre.
Bendito sea San José, su castísimo esposo.
Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.
Canto de clausura
"Cantemos al amor" u otro canto apropiado
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Notas Y Extractos Para Reflexionar Acerca De La Misericordia Divina
Desde la Creación, Dios ha revelado su naturaleza como amor mismo, en la Sagrada Escritura y más perfectamente en la vida, Pasión, muerte y Resurrección de su Hijo, Jesús. Los santos también han dado testimonio del amor insondable de Dios, por ejemplo en los escritos de Agustín, Tomás de Aquino, Catalina de Siena, Francisco de Asís, Margarita María de Alacoque y Teresa de Lisieux
En su segunda encíclica, Rico en misericordia, el San Juan Pablo II ofrece una extensa meditación sobre el misterio de la misericordia de Dios cuando lo llama "el más grande entre los atributos y las perfecciones de Dios" (Dives in misericordia, 13). Durante su pontificado volvió a este tópico una y otra vez:
A la humanidad, que a veces parece extraviada y dominada por el poder del mal, del egoísmo y del miedo, el Señor resucitado le ofrece como don su amor que perdona, reconcilia y suscita de nuevo la esperanza. Es un amor que convierte los corazones y da la paz. ¡Cuánta necesidad tiene el mundo de comprender y acoger la Misericordia divina!
Señor, que con tu muerte y resurrección revelas el amor del Padre, creemos en ti y con confianza te repetimos hoy: ¡Jesús, confío en ti, ten misericordia de nosotros y del mundo entero!
—San Juan Pablo II, Mensaje para el Regina Caeli preparado para el Domingo de la Misericordia Divina, el 3 de abril de 2005
¿Qué es la misericordia sino el amor sin límites de Dios, que ante el pecado del hombre, frenando el sentimiento de una severa justicia, casi se deja enternecer por la miseria de la criatura, y va hasta el don total de sí, en la cruz del Hijo?
...¿Quién puede decir que está sin pecado y que no necesita la misericordia de Dios? Nosotros, hombres de este tiempo tan inquieto, oscilante entre el vacío de la autoexaltación y el abatimiento de la desesperación, necesitamos más que nunca una experiencia regeneradora de misericordia.
—San Juan Pablo II, Mensaje para el Regina Caeli, 10 de abril de 1994
El papa emérito Benedicto XVI ha llamado a Juan Pablo “un gran apóstol de la Misericordia divina” y repitió los pensamientos de su predecesor:
En nuestro tiempo, la humanidad necesita que se proclame y testimonie con vigor la misericordia de Dios. El amado Juan Pablo II, que fue un gran apóstol de la Misericordia divina, intuyó de modo profético esta urgencia pastoral. Dedicó al Padre misericordioso su segunda encíclica, y durante todo su pontificado se hizo misionero del amor de Dios a todos los pueblos.
—Papa Benedicto XVI, Mensaje para el Angelus, 16 de septiembre de 2007
La misericordia es el núcleo central del mensaje evangélico, es el nombre mismo de Dios, el rostro con el que se reveló en la Antigua Alianza y plenamente en Jesucristo, encarnación del Amor creador y redentor. Este amor de misericordia ilumina también el rostro de la Iglesia y se manifiesta mediante los sacramentos, especialmente el de la Reconciliación, y mediante las obras de caridad, comunitarias e individuales. Que todo lo que la Iglesia dice y realiza, manifieste la misericordia que Dios tiene para con el hombre.
—Papa Benedicto XVI, Mensaje para el Regina Caeli, 30 de marzo de 2008
El papa Francisco se basó en esta consistente enseñanza e hizo de la misericordia un tema clave de su pontificado:
En efecto, la misericordia no puede ser un paréntesis en la vida de la Iglesia, sino que constituye su misma existencia, que manifiesta y hace tangible la verdad profunda del Evangelio. Todo se revela en la misericordia; todo se resuelve en el amor misericordioso del Padre.
—Papa Francisco, Misericordia et misera, 20 de noviembre de 2016
[Recordándonos las palabras de Jesús a santa Faustina:] “Yo soy el amor y la misericordia misma; no existe miseria que pueda medirse con mi misericordia” (Diario, 14 septiembre 1937). En otra ocasión, la santa le dijo a Jesús, con satisfacción, que le había ofrecido toda su vida, todo lo que tenía. Pero la respuesta de Jesús la desconcertó: “Hija mía, no me has ofrecido lo que es realmente tuyo”. ¿Qué cosa había retenido para sí aquella santa religiosa? Jesús le dijo amablemente: “Hija, dame tu miseria” (10 octubre 1937). También nosotros podemos preguntarnos: ‘¿Le he entregado mi miseria al Señor? ¿Le he mostrado mis caídas para que me levante?’ ¿O hay algo que todavía me guardo dentro? Un pecado, un remordimiento del pasado, una herida en mi interior, un rencor hacia alguien, una idea sobre una persona determinada... El Señor espera que le presentemos nuestras miserias, para hacernos descubrir su misericordia.
—Papa Francisco, Homilía, Santa Misa de la Divina Misericordia, 19 de abril de 2020
Origen del Domingo de la Misericordia Divina, la Imagen, la Coronilla y la Novena a la Divina Misericordia
Santa Faustina: la necesidad que tiene la humanidad para el mensaje de la Misericordia divina cobró gran urgencia en el siglo XX, cuando la civilización empezó para experimentar el “eclipse del sentido de Dios” y, por tanto comenzó a perder el entendimiento de la santidad y dignidad inherente de la vida humana. En la década de 1930, Jesús escogió una humilde monja polaca, Sta. María Faustina Kowalska, para que recibiera revelaciones privadas sobre la Misericordia divina que constató en su Diario. San Juan Pablo explica:
Precisamente el tiempo en que surgieron y se desarrollaron esas ideologías del mal como el nazismo y el comunismo. Sor Faustina se convirtió en pregonera del mensaje, según el cual la única verdad capaz de contrarrestar el mal de estas ideologías es que Dios es Misericordia, la verdad del Cristo misericordioso. Por eso, al ser llamado a la Sede de Pedro, sentí la necesidad imperiosa de transmitir las experiencias vividas en mi país natal, pero que son ya acervo de la Iglesia universal.
—San Juan Pablo II, Memoria e identidad (2005)
Domingo de la Misericordia Divina: El Diario de Sta. Faustina registra 14 ocasiones cuando Jesús le pidió que se observara la Fiesta de la Misericordia (Domingo de la Misericordia Divina), por ejemplo
Hija Mía, habla al mundo entero de Mi inconcebible misericordia. Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea refugio y protección para todas las almas, especialmente para los pobres pecadores. Ese día están abiertas las entrañas de Mi misericordia. Derramo todo un mar de gracias sobre las almas que se acercan al manantial de Mi misericordia El alma que se confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón total de las culpas y de las penas. .. Que ningún alma tema acercarse a Mí. ... Deseo que se celebre solemnemente el primer domingo después de la Pascua La humanidad no conocerá la paz hasta que no se dirija a la Fuente de Mi misericordia.
—Diario, 699
El 5 de mayo de 2000, cinco días después de la canonización de Sta. Faustina, el Vaticano decretó que el Segundo Domingo de Pascua desde ese momento sería conocido como el Domingo de la Misericordia Divina.
La imagen: Jesús se apareció a Sta. Faustina en una visión, con la mano derecha levantada en bendición y la izquierda tocando su vestidura encima del corazón. Rayos blancos y rojos emanan del corazón, símbolos del agua y la sangre que fueron derramados por nuestras salvación y santificación. El Señor pidió que debajo de la imagen se inscribiera la frase "Jesús en ti confío". Jesús pidió que se pintara su imagen y se venerara en todo el mundo: "Prometo que el alma que venera esta imagen no perecerá" (Diario, 48) y "Por medio de esta imagen concederé muchas gracias a las almas" (Diario, 742).
La Coronilla de la Divina Misericordia: Sta. Faustina también recibió la Coronilla con esta promesa: Diario, 1541). Quienquiera que la rece recibirá gran misericordia a la hora de la muerte. Hasta el pecador más empedernido, si reza esta coronilla una sola vez, recibirá la gracia de Mi misericordia infinita. Deseo que el mundo entero conozca mi misericordia infinita” (Diario, 687). (Instrucciones para la recitación están en una página separada.)
La Novena a la Divina Misericordia: Jesús dio a Sta. Faustina nueve intenciones para pedir al rezar la Coronilla de la Divina Misericordia comenzando el Viernes Santo y acabando el Sábado Santo. (https://www.ewtn.com/spanish/prayers/nov-divinamis.htm)
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